El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebra una reunión sobre la situación en medio de la invasión rusa de Ucrania con un enfoque en las mujeres, en la Sede de las Naciones Unidas en Manhattan, Ciudad de Nueva York, EE.UU.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebra una reunión sobre la situación en medio de la invasión rusa de Ucrania con un enfoque en las mujeres, en la Sede de las Naciones Unidas en Manhattan, Ciudad de Nueva York, EE.UU.
/ REUTERS/Brendan McDermid
Agencia EFE

El Consejo de Seguridad de la ONU votará el martes una nueva propuesta para mantener con vida el mecanismo internacional para el suministro de ayuda desde Turquía al último bastión rebelde del noroeste de Siria, con una prórroga de seis meses, después de que Rusia haya impuesto su voluntad al resto de miembros.

El sistema, del que dependen cuatro millones de personas en las provincias de Idlib y zonas cercanas, expiró este domingo después de que Moscú vetase el viernes una resolución que lo habría extendido por un año, tal y como pedían la propia Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias.

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La delegación rusa ofreció como única alternativa renovarlo por seis meses, pero su propuesta apenas obtuvo el apoyo de un país y fue rechaza ese mismo día por el Consejo de Seguridad.

Finalmente, ante la firme postura rusa, los países encargados de liderar las negociaciones -Irlanda y Noruega- presentaron hoy un texto que contempla esa prórroga de solo seis meses, según dijeron a Efe fuentes diplomáticas.

El texto se votará este martes a partir de las 9.00 hora de Nueva York (13.00 GMT) y la expectativa es que salga adelante.

Estados Unidos, Francia y el Reino Unido votaron el viernes contra la resolución rusa, mientras que Rusia y China votaron a favor y los otros diez miembros del Consejo se abstuvieron.

Ahora, la prórroga de seis meses aparece como la única opción de mantener en funcionamiento un mecanismo de ayuda transfronteriza que la ONU considera vital.

En los últimos años, su renovación se ha convertido en una batalla recurrente en Naciones Unidas, habitualmente agotando los plazos o, como en esta ocasión, superándolos, pues el actual mandato venció el domingo.

El Gobierno ruso, gran aliado de las autoridades de Damasco, defiende desde hace tiempo que lo mejor sería dejar progresivamente de entregar ayuda a Idlib desde el exterior y pasar a canalizar toda esta asistencia desde el interior del país, lo que haría que dependa del Ejecutivo sirio.

Según Moscú y Damasco, esta ayuda que entra por el cruce de Bab al Hawa beneficia a grupos terroristas que controlan la zona, principalmente la organización antes conocida como Frente al Nusra, sancionada por la ONU, mientras que la ONU y muchos países subrayan que hay claros controles que lo evitan.

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