Ha transcurrido un mes desde que Vladimir Putin ordenó el inicio de la ofensiva militar sobre Ucrania. El último balance de la ONU calcula que el conflicto viene dejando al menos 886 bajas civiles, mientras que Kiev estima que ha abatido a casi 14 mil soldados invasores. Las cifras son variadas y confusas, pero lo cierto es que la guerra no está saliendo como lo esperaban en Moscú.
LEE TAMBIÉN | La OTAN promete más ayuda a Ucrania, arremete contra Rusia y presiona a China
Putin tenía calculada una caída rápida de Ucrania, pero la extensión del conflicto ha denotado los fallos en su estrategia. En 28 días no ha conseguido tomar aún ninguna ciudad importante, cuando el plan inicial contemplaba hacerse con Kiev en cuestión de días. Bombardeos contra civiles en Kharkiv y Mariúpol han quedado registrados y difundidos por el mundo. Occidente, aunque criticado por sus primeras decisiones, ha conseguido prestar ayuda a Ucrania sin participar directamente del conflicto, evitando -al menos hasta el momento- el paso hacia la temida Tercera Guerra Mundial.
Y, por otro lado, están los castigos. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea y el Reino Unido han lanzado históricos paquetes de sanciones contra las principales industrias y élite -no solo política sino también empresarial- rusas.
Finalmente, en los últimos días dos figuras cercanas a Putin se han desmarcado de sus planes bélicos. Primero fue Arkadi Dvorkóvich, exprimer ministro ruso y otrora asesor de Dmitri Medvedev durante su mandato.
En una entrevista, Dvorkóvich condenó los efectos de la guerra y aseguró que “mis pensamientos están con los civiles ucranianos”. En respuesta, el partido oficialista Rusia Unida pidió su salida como presidente de Skólkovo, una fundación dedicada a la innovación tecnológica.
MÁS EN MUNDO | Guerra en Ucrania: mueren 6 civiles en bombardeo ruso cerca de un local de ayuda humanitaria en Kharkiv
Los oficialistas, además, calificaron sus declaraciones como “traición nacional”.
El miércoles 23 se conoció que Anatoli Chubáis, la mente detrás de las privatizaciones luego de la época soviética y clave en la llegada de Putin al poder, también se alejó del Kremlin.
Luego de ser captado por un diario en Turquía, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, tuvo que admitir que Chubáis había renunciado a su cargo. Hasta entonces, el economista de 66 años fungía como representante ruso ante la ONU para el cambio climático.
La razón detrás de su renuncia, según reportes de Bloomberg previos a la confirmación de Peskov, fue su oposición a la guerra en Ucrania.
El mismo Putin ha hablado en las últimas semanas sobre la necesidad de someter a su país a una “autodesintoxicación natural y necesaria de la sociedad” y no ha dudado en calificar como “traidores” a quienes se oponen a su campaña militar.
¿Caída posible?
Hace unos días, el senador republicano Lindsey Graham decía en una entrevista con la cadena Fox News que “la única forma de que esto (la guerra) termine es si alguien en Rusia saca a este tipo”, en referencia a Putin.
El legislador estadounidense apuntaba, además, a las fuerzas armadas rusas para que cumplieran esta función. Pero, ¿cuán probable es esto realmente?
TE PUEDE INTERESAR | La OTAN advierte a Rusia que nunca podrá ganar una eventual guerra nuclear
Lo primero a entender es cómo Putin ha tejido su red de poder desde que hizo con la presidencia en el 2000. Aunque el Kremlin se caracteriza por su hermetismo, diversos expertos han logrado perfilar al círculo más cercano a Putin como el de un grupo de asesores incapaces de cuestionarlo y de hasta cuatro servicios de seguridad que desconfían unos de otros.
En cuanto a las Fuerzas Armadas, Putin se ha encargado de fragmentarlas tanto en su distribución como en su jerarquía, reduciendo así las posibilidades de que se inicie una revolución dentro de ellas. Quizá la prueba más claro de esto sea la creación de la Rosgvardiya, la Guardia Nacional que opera desde el 2016 como una fuerza armada separada del Ejército, liderada por uno de los hombres de confianza de Putin y encargada exclusivamente de garantizar la seguridad dentro de las fronteras.
Para algunos, un gobierno inmune a un golpe de Estado.
“En esencia, hay diferentes servicios de seguridad que se monitorean entre sí, eso le ofrece cierto grado de protección. Pero la respuesta honesta es que es muy complicado saber qué sucede al interior del Kremlin, qué presiones hay”, comenta a El Comercio Alex Nice, investigador del think-tank británico The Institute for Government y experto en política rusa.
En ese sentido, el alejamiento de Dvorkóvich y Chubáis resulta simbólico pero no determinante, según el experto. “Lo que podemos decir con certeza es que hay muchos funcionarios que pertenecen a ministerios o distintos niveles del gobierno preocupados por lo que está pasando, hacia dónde va Rusia y cómo terminará esto. Pero, debemos ver cuál es el poder de estas personalidades. No hemos visto a ninguna figura de alto nivel, un ministro o alguien de su círculo más cercano que le haya dado la espalda. No lo hemos visto aún. Esa podría ser la diferencia, una indicación más seria en todo caso”, comenta.
TAMBIÉN EN MUNDO | Kiev resiste el embate ruso y el oeste de Ucrania retoma cierta normalidad
Nice reconoce, sin embargo, que las acciones adoptadas por Occidente han representado un duro golpe en el Kremlin y, aunque complicado, podría ser el punto de quiebre en la hegemonía de Putin.
“Creo que hay dos factores. Uno, no hay vuelta atrás a la situación que existía hace apenas unos meses. Hay funcionarios que saben que nadie volverá a invertir en sus negocios o que incluso no podrán subirse a un avión. El segundo, la crisis económica que se desatará en Rusia en los próximos años y afectará seriamente los niveles de vida conocidos. Es posible que haya figuras en la élite rusa que piensen en formas de hacer que Putin retroceda e intenten restaurar las cosas como estaban. Pero es algo muy complicado de conseguir en un ambiente tan controlado”, señala.
¿Y las calles?
Pero dejando de lado a las fuerzas armadas, ¿qué hay del poder civil?
A lo largo de la historia las revoluciones populares han demostrado ser capaces de traer abajo a los regímenes autócratas más poderosos. Hace falta voltear la vista unos pocos años atrás para recordar la Primavera Árabe o la revolución ucraniana del Euromaidan del 2013 para notarlo.
En estos casos, sin embargo, hay dos factores importantes que Putin parece tener controlados: las redes sociales y las figuras opositoras prominentes. Alexei Navalny podría ser la prueba perfecta de esto. El líder opositor ruso ha sido perseguido, sufrió un sospechoso envenenamiento que lo tuvo al borde de la muerte y actualmente está en prisión, cumpliendo una condena que lo mantendría tras las rejas al menos hasta el 2031.
Aleksandr Litvinenko, Anna Politokvskaya, Mijaíl Jodorkovski, Borís Berezovski, Borís Nemtsov o Nikolai Glushkov son otros nombres que podríamos incluir en la lista. Todos ellos fueron asesinados en sospechosas circunstancias que se han vinculado a su postura opositora contra Putin.
En cuanto a las redes sociales, el Kremlin se ha asegurado de ilegalizar cualquier noticia incómoda. La consecuencia más reciente de esto es la salida masiva de los equipos de medios de comunicación extranjeros de Rusia ante el temor de ser encarcelados bajo una nueva ley que sanciona las “noticias falsas”.
Pese a ello, en el marco de la invasión a Ucrania se han registrado inéditas protestas en territorio ruso. Aunque aisladas, simbólicas. Pero hasta el momento insuficientes.
“Por el momento no hay evidencia de qué podría pasar. Pero las cosas podrían cambiar muy rápido en situaciones así de impredecibles. En lo particular, diría que los operativos represivos son fuertes en Rusia, pero también es porque las protestas que se han visto han sido aisladas y limitadas. No sabemos qué podría pasar en manifestaciones masivas, no sabemos hasta qué punto podría reprimir a grupos tan grandes de ciudadanos”, señala Nice.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- EE.UU. sanciona a la Duma rusa y a 400 aliados de Putin por la guerra en Ucrania
- La amenaza nuclear de Putin: qué pasaría si se concreta y cuáles serían los daños según la magnitud del ataque
- EE.UU. y la OTAN evalúan entregar misiles antibuque y sistemas de defensa aérea a Ucrania
- “Nos sentimos impotentes al estar tan lejos de nuestro país”: los científicos de Ucrania varados en la Antártida
- OTAN toma en serio las amenazas nucleares, químicas o biológicas y equipa a sus fuerzas en Europa oriental