1 / 6 Personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) y refugiados del campo de Dagahaley juegan al fútbol en Dadaab, en Kenia. MSF trabaja en Dadaab hace más de 20 años. (Tom Maruko)
2 / 6 Niños desplazados internamente jugando al fútbol en el patio de una escuela donde se albergan 16 familias desplazadas en el distrito de Huban, en Taiz, la tercera ciudad de Yemen. (Mohammed Sanabani / MSF)
3 / 6 Un grupo de niños juega al fútbol mientras esperan su turno en la clínica móvil de Médicos Sin Fronteras en el campo de Debaga, en Iraq. Esta foto fue tomada en agosto de 2016; sin embargo, más de dos millones de desplazados internos no han podido aún regresar a sus hogares y permanece en campamentos, refugios y residencias privadas. (MSF / Mirella Hodeib)
4 / 6 Un grupo de niños se reúne al atardecer, entreteniéndose con los partidos de fútbol en el campo del Centro de Protección de Civiles de Bentiu, en Sudán del Sur. Con el conflicto transitando su quinto año, miles de personas que escaparon de la violencia étnica continúan buscando refugios en uno de los seis centros de Protección de Civiles establecidos por la Misión de la ONU. El mayor de ellos es Bentiu, que sirve de refugio para cerca de 115.000 personas. (Peter Bauza)
5 / 6 Durante su tiempo libre, Joel (nombre ficticio) les enseña a pacientes de salud mental a jugar al fútbol para que tengan un momento de relajación. Médicos Sin Fronteras comenzó su proyecto psiquiátrico en el Hospital Central de Harare, Zimbawe, en octubre de 2015. El proyecto provee tratamiento, cuidado y apoyo a pacientes psiquiátricos de la institución. (Ikram N'gadi)
6 / 6 Casi todos los días, los refugiados rohingya se reúnen para jugar al fútbol en el campo de Tasnimarkhola, Bangladesh. Más de 690.000 rohingyas huyeron desde el estado de Rahkine en Birmania después de la escalada de violencia que comenzó el 25 de agosto del año pasado. (Mohammad Ghannam / MSF)
Desde el 2001, cada 20 de junio se conmemora el Día Mundial de los Refugiados. Esta iniciativa de la ONU busca sensibilizar y concientizar sobre la situación que atraviesan millones de personas en el mundo obligadas a abandonar sus países por una amenaza sobre su vida.
Según un informe presentado hoy por Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, el año pasado 68,5 millones de personas se han visto forzadas a dejar sus hogares atrás.
En esa línea, y sin dejar pasar la celebración del Mundial de Fútbol Rusia 2018, la organización humanitaria Médicos sin Fronteras comparte una colección fotográfica llamada "Ellos también juegan" en la que la incertidumbre y angustia de quienes viven en campos de refugiados ubicados en Sudán del Sur, Bangladesh o Kenia, se mezcla con la esperanza y el sueño de una vida mejor.
"Frente a todas las incertidumbres sobre el futuro, el fútbol es una de las actividades que los acompañan en su día a día y les permite distraerse aunque sea un rato, de todas sus preocupaciones", explica Médicos sin Fronteras en un comunicado.