Hace cuatro año, una costarricense aseguró haberse salvado de milagro gracias a su inquebrantable fe por el fallecido Juan Pablo II.
Luego de que los médicos le detectaran un aneurisma que, en ese entonces, solo le permitiría tener un mes más de vida, Floribeth Mora Díaz se encomendó a Juan Pablo II. Según la Iglesia Católica, su fervor le dio una segunda oportunidad.
EL ANEURISMA DE FLORIBETH MORA DÍAZ
En el 2011, la costarricense Floribeth Mora Díaz acudió al médico para atender sus intensos dolores de cabeza. Luego de una serie de exámenes, detectaron la presencia de un aneurisma al lado izquierdo de su cerebro.
Floribeth fue sometida a una cirugía para atender el aneurisma, desafortunadamente la intervención no tuvo éxito.
Entonces, su médico pronosticó que le restaba un mes de vida. Cuando el tiempo se había cumplido, la desconsolada familia de Floribeth hizo los arreglos necesarios para llevar a cabo la extremaunción. Su muerte parecía inminente.
“Sentía horror de morir y dejar solo a mi esposo y a mis cuatro hijos. Me aferré a Juan Pablo II y le dije, tú que estás tan cerca de Dios, por favor ayúdame. Dile que escuche mis súplicas”, fueron las palabras con las que la costarricense se dirigió al fallecido Papa.
El 1 de mayo del 2011, día de la beatificación de Juan Pablo II, Floribeth se despertó a las 3:00 a.m. para seguir el acontecimiento por televisión. A la mañana siguiente, mientras observaba una imagen del Papa en su cuarto, vio cómo las manos del Sumo Pontífice empezaron a moverse, luego de eso escuchó a Karol Wojtyla que le decía: "Levántate, no tengas miedo" a lo que respondió "sí, señor".
Inmediatamente los dolores de cabeza que la aquejaban fueron desapareciendo, y fue empezando a sentirse mejor.
Seis meses después de esto, Floribeth acudió a su médico, quien encontró inexplicable el hecho y sobr etodo que no encuentren manchas, en su cerebro o arterias, que demuestren que alguna vez tuvo un aneurisma.
Este caso, luego de ser evaluado por la Congregación de las Causas, organismo del Vaticano que evalúa a los candidatos a santos, fue el definitivo para que Juan Pablo II sea canonizado el próximo domingo.
Floribeth Mora Díaz estuvo presente en la Plaza San Pedro durante la canonización, junto a ella estuvo Marie Simon-Pierre, la monja francesa quien se habría curado de parkinson por la intervención divina de Juan Pablo. El milagro de la religiosa permitió que el pontífice fuera beatificado, el de Mora Díaz, que se consolidaran las gestiones rumbo a la canonización.
Ambas mujeres fueron algunas de las figuras más importantes en asistir a la ceremonia de santificación de Juan Pablo II y Juan XXIII.