“Gladis, la orca vengativa”, “La pandilla de Gladis” o “El ataque de las orcas”. Parecen títulos de películas, pero son algunos de los titulares que han invadido los medios en las últimas semanas para contar la historia de un grupo de orcas -inmensos cetáceos que pueden llegar a pesar hasta 6 toneladas- que están amedrentando veleros en el Estrecho de Gibraltar desde hace varias semanas. Pero ni han sido ataques, ni el grupo lo lidera la orca Gladis, ni tampoco buscan vengarse de los humanos.
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Efectivamente, se trata de un comportamiento inusual de estos mamíferos marinos, aunque no son una novedad. Los primeros registros datan del 2020, pero aún no hay una explicación definitiva que señale por qué las orcas (que no son ballenas, sino delfínidos) que habitan la costa atlántica de la Península Ibérica están chocando contra pequeñas embarcaciones, destruyendo sus timones y asustando a sus tripulantes.
Pese a que, en general, son animales amistosos -las orcas nunca han atacado deliberadamente a humanos- son depredadores que buscan alimentarse. Y el plato más preciado de las orcas en cuestión es el atún rojo, y esa sería una de las motivaciones para esta conducta. Pero no es la única teoría.
Interacciones
Si bien los encuentros de las orcas con las embarcaciones ya llevan tres años en el Estrecho de Gibraltar y las costas de Galicia, la preocupación ha aumentado en las últimas semanas pues las interacciones -así prefieren llamarlas los científicos para referirse al contacto directo con los botes- han sido más continuas. De hecho, en lo que va del año se han registrado 53 incidentes, según el Grupo de Trabajo Orca Atlántica, formado por biólogos marinos de España y Portugal. En el 2020 ocurrieron 52 interacciones, pero la cifra aumentó a 197 en el 2021 y a 207 en el 2022.
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El hecho más peligroso ocurrió el pasado 4 de mayo, cuando tres orcas embistieron el velero Champagne y lo terminaron hundiendo. Sus cuatro ocupantes, que no quedaron heridos, pudieron ser rescatados a tiempo.
“Eran dos orcas pequeñas y una más grande. Las más pequeñas sacudieron el timón en la parte trasera, mientras que la grande embistió con toda su fuerza la parte lateral del barco”, contó el dueño del velero, Werner Schaufelberger, a la revista alemana “Yacht”.
Y esta semana, un grupo de orcas rode´p el yate Mustique, también en el Estrecho de Gibraltar, inutilizando el timón y agrietando su casco, provocando que los rescatistas españolas tuvieran que bombear el agua del mar y remolcar la embarcación.
¿Venganza o trauma?
Pese a que todos hablan de “la venganza de las orcas” contra el ser humano por invadir su hábitat, contaminar los océanos, arrasar con su comida y atormentarlas con sonidos, los científicos no cesan de preguntarse qué está motivando este extraño comportamiento. Y aún no hay una respueta certera, aunque sí varias hipótesis.
La primera señala que estarían repitiendo la conducta de una de ellas y lo han tomado como una especie de juego. “Las orcas aprenden bien, y ese comporamiento se enseña de un individuo a otro. Además, se trata de orcas jóvenes, que suelen ser más juguetonas”, señala a El Comercio la bióloga marina Chiara Guidino, docente de la Universidad Científica del Sur.
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“Sabemos que la velocidad de un barco es un incentivo para todos los delfínidos; se divierten compitiendo con él y a las orcas también les pasa. Por eso la recomendación del protocolo es parar el barco, aunque a los navegantes les da miedo”, explica a “El País” el biólogo marino Alfredo López, del Grupo de Trabajo Orca Atlántica.
La segunda hipótesis apunta a un evento traumático sufrido por una de ellas con un bote, conducta que estaría siendo imitada por las demás. Eso explicaría por qué intentan detener las embarcaciones, y que luego se vayan apenas lo logran.
No son agresivas. Las orcas tienen un tipo de comportamiento social muy complejo, pero también son juguetonas porque son delfines. Se trata de depredadores superiores y cazan distintas especies. Hay varios tipos de orcas, o ecotipos, y una de las variaciones se basa en la alimentación. Dependiendo qué especie sea su dieta va a determinar su comportamiento de caza.
Esta población pequeña, que está considerada como amenazada, vive en una zona con un gran trafico de embarcaciones, y están invadiendo su hábitat.
Además, tienen bastante interacción con la pesca del atún. En su forma de cazar ellos persiguen a su presa, o los adquieren del aparejo de pesca, es decir, comen los atunes cuando ya están en el anzuelo. Ahí salen con heridas o cortes debido a sus choques con los botes.
Se han dado varias hipótesis sobre lo que está pasando, pero hasta ahora nadie sabe por qué las orcas actúan así, porque no son agresivas.
La pandilla de Gladis
Otro detalle que está alimentando el mito de “las orcas vengativas” es que son lideradas por Gladis, una orca hembra que le estaría enseñando a orcas más jóvenes cómo amedrentar a los veleros.
Sin embargo, no es una orca Gladis, sino varias, y son machos. “A partir de las interacciones registradas hace tres años se formó un grupo de investigación, que identificó a los individuos que tienen este comportamiento, que son nueve hasta lo que se conoce. A estos nueve los han marcado y les han puesto de primer nombre Gladis, y un segundo nombre para poder identificar a cada uno”, remarca Guidino. Por ejemplo, está Gladis negra, Gladis blanca y Gladis gris.
Estas nueve orcas son las que han tenido las interacciones con las embarcaciones, de los 39 ejemplares que hay en la zona atlántica de la península ibérica.
La preocupación para los científicos es que se siga difundiendo el encuentro de estos cetáceos como “ataques” y se les empiece a perseguir e incluso matar, pese a que es una especie vulnerable que está en peligro de extinción.
- En nuestro país no hay una población residente de orcas, que vivan continuamente en el mar peruano.
- Las orcas que vienen de manera ocasional se estarían alimentando de crías de ballenas o lobos marinos.
- Desde el 2003 hasta el 2019 se han registrado 19 avistamientos por parte de embarcaciones de investigadores.