Unos 2700 menores paquistaníes de la deprimida provincia de Balochistán, al sur del país, no tienen acceso a la educación, lo que ha dado paso al incremento acelerado del trabajo infantil en la región. 

La pobreza y la marginalidad son las principales causas que alejan a los pequeños de las aulas, cuyos padres no pueden afrontar los gastos escolares y en muchos otros casos los menores deben ayudar en el sustento de sus hogares. 

A ello se suma el hecho de que los alumnos que salen de las 13.000 escuelas primarias públicas que existen en la provincia, una vez cumplida su formación inicial, no disponen de suficientes colegios de educación secundaria para acogerles. Sólo existen cerca de 3.000 centros, una cantidad insuficiente para afrontar la elevada demanda. 

Muchos de los niños trabajadores se dedican a tareas que ponen en riesgo su vida y salud, como la minería, la pesca profunda y el contacto con desechos. Otros tantos trabajan en la venta ambulante, la limpieza de calzado o atendiendo en restaurantes. 

La oposición paquistaní y los organismos de derechos humanos exigen al gobierno del primer ministro, Nawaz Sharif, una legislación sobre derechos de los niños y denuncian que Belochistán es la única provincia del país que carece de ella

Según los organismos, esta legislación deberá proteger a los menores del trabajo infantil y del maltrato, una situación que aseguran es recurrente en la zona. 

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