Milagros Asto Sánchez

Si todo hubiese salido como lo dictaba su agenda original, el papa Francisco habría terminado el pasado jueves su visita por dos países africanos. En su lugar, el pontífice canceló el viaje por consejo de los médicos y ha limitado sus actividades a la espera de que el dolor en la rodilla derecha no lo haga volver a cambiar el bastón por la silla de ruedas. Ha prometido, después de todo, que no cancelará también su esperado e histórico viaje a Canadá, del que tan solo lo separan dos semanas.