Es probablemente el arma más conocida del mundo, blandida por el Che Guevara o Osama Bin Laden. Pero el rifle de asalto Kalashnikov no ha generado utilidades para sus fabricantes durante años.
Las cosas estaban empezando a mejorar cuando entraron en vigor las sanciones de Occidente a Rusia.
Con las tiendas militares rusas ya llenas de los duraderos Kalashnikov y los pedidos del extranjero cada vez más escasos, la compañía tuvo que fijar su atención en el mercado de las armas civiles.
En enero pudo por fin poner un pie en éste, tras firmar un lucrativo contrato para suministrar más de 200.000 fusiles al año a Estados Unidos.
Pero en julio Kalashnikov fue incluida en la lista de fabricantes de armas sancionadas por EE.UU. debido al papel de Moscú en la crisis de Ucrania.
Como consecuencia, terminó suministrando menos de la mitad de los rifles acordados.
Y más adelante, en setiembre, el nombre de la empresa fue añadido a una lista similar de la Unión Europea.
INCOMPRENSIÓN
"Estaba enfadado, por supuesto, porque no entendía por qué habíamos sido sancionados", dice a la BBC el director de Kalashnikov, Alexei Krivoruchk.
Los Kalashnikov se producen en la fábrica original de la compañía en Izhevsk.
Y explica que la compañía no pertenece enteramente al Estado desde que él y otro empresario ruso adquirieron el 49% de las participaciones.
También apunta que produce principalmente armas para el mercado civil.
"Estados Unidos era un mercado clave para nosotros, uno que habíamos pensado desarrollar", reconoce Krivoruchko.
"Es una gran pérdida. No tiene sentido decir lo contrario".
Hoy en día existen unos 200 modelos de Kalashnikov y se producen en la fábrica original de la compañía en Izhevsk, a dos horas de vuelo hacia el este de Moscú.
En la época soviética, la planta manufacturaba unos 600.000 fusiles al año.
El año pasado la cifra se redujo a una décima parte y el 80% de los producido eran armas de uso civil.
Con un nuevo equipo de gestión de crisis a bordo, la firma está ahora inmersa en una campaña para mejorar la eficiencia.
La producción ya se ha simplificado y está en camino de duplicarse este año.
NUEVA IMAGEN
El siguiente objetivo es actualizar los enseres, porque entre otras cosas, se descubrió hasta una máquina del siglo XIX.
Pero las sanciones también están complicando eso, ya que ahora Kalashnikov tiene que buscar proveedores en Asia en vez de en Europa.
"Recuerdo diferentes periodos. En la década de los 90, por ejemplo, cuando no se pagaban los salarios, o solo se hacía en parte. O como cuando la firma se declaró en bancarrota", hace memoria Nikolai Svintsov mientras monta un fusil sobre una vieja mesa de madera.
Como parte de su esfuerzo por remontar, la firma fue relanzada recientemente, con el nombre de Kalashnikov Concern (empresa Kalashnikov, en español), en un evento con alfombra roja en Moscú, en el que azafatas sostenían réplicas del famoso cargador del fusil.
A través de un ostentoso video se promovió el AK como un "arma de paz", utilizado históricamente por los movimientos de liberación en su "búsqueda de la justicia" y, más recientemente, por las propias fuerzas especiales de Rusia.
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En la presentación se pasó por alto que el Kalashnikov lo usan en la actualidad ambas partes en combate en el este de Ucrania, el conflicto por el que Occidente impuso las sanciones.
"Estamos intentando atender las necesidades de los clientes", explica otro miembro del joven grupo de gerentes de la marca, Dmitry Tarasov.
"Por supuesto que podemos competir (en el mercado de armas civiles)", insiste.
"El Kalashnikov es el más famoso rifle de asalto".
COMPETIDORES LOCALES
Pero antes que nada el fusil tiene que competir contra sí mismo.
Durante la Guerra Fría, Moscú permitió a sus aliados fabricar Kalashnikovs de forma local y algunos continuaron haciéndolo tiempo después de que cayera la Cortina de Hierro.
Esas copias afectaron profundamente a los beneficios de la casa.
Como hace tiempo que se terminó el plazo para inciar cualquier tipo de acción legal, la empresa está preparando el lanzamiento de un rifle totalmente renovado con la esperanza de que aumenten los usuarios.
Nikolai Svintsov hace memoria y cuenta que la empresa ha pasado por situaciones financieras más graves.
El AK-12, como se le conoce, es uno de los dos rifles de asalto que están siendo probados por los militares rusos como parte de programa del presidente Vladimir Putin para modernizar el Ejército.
Qué firma logrará el gran pedido del Estado se sabrá a principio del año que viene.
Una decisión que el director de Kalashnikov considera "extremadamente importante".
Pero también insiste en que la compañía está tratando de hacer frente a las sanciones.
Los gerentes aseguran que han encontrado nuevos compradores para los rifles que originalmente pretendían vender en EE.UU.
Kalashnikov no ha revelado a quién es el nuevo comprador de las armas originalmente dirigidas a Estados Unidos.
Krivoruchko reconoce que no ha sido fácil, pero no da detalles.
Los entusiastas de las armas estadounidenses podrán probablemente prescindir de un Kalashnikov, pero para la compañía incursionar en el mercado de EE.UU. era claramente una ruta hacia la recuperación.
Si la empresa está presionando a Putin para que Occidente deje atrás los castigos, Krivoruchko no lo admite.
"No hay nada que podamos hacer", dice.
"Pero esperamos las sanciones se levantes pronto".
Tiene una inversión de miles de millones de dólares pendiente de eso.
Fuente: BBC Mundo