Como si la cruenta guerra no fuera suficiente, Ucrania se ha visto ante un nuevo adversario que vencer: la corrupción. Este martes 24, el gobierno del presidente Volodymyr Zelensky despidió a más de una decena de funcionarios, incluidos los gobernadores de varias provincias importantes en el frente, como parte de las acciones para contener el mayor escándalo de corrupción en el país desde el inicio de la invasión rusa.
Entre los altos funcionarios que dimitieron o fueron destituidos están los gobernadores de las regiones de Kiev, Sumy, Dnipropetrovsk, Jersón y Zaporiyia. En todos estos territorios se han producido encarnizados combates durante el último año, por lo que sus dirigentes han tenido mayor relevancia en la escena nacional.
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Funcionarios cercanos a Zelensky también se vieron salpicados por los escándalos y tuvieron que dejar sus cargos. Entre ellos hay un viceministro de Defensa, un fiscal adjunto, un jefe adjunto de la oficina del presidente y dos viceministros.
“Ya hay decisiones sobre personal relativas a oficiales de diversos niveles en los ministerios y otras estructuras del Gobierno central, así como en las regiones y en las fuerzas del orden”, dijo Zelensky en un discurso nocturno.
Ucrania lleva años padeciendo una corrupción endémica, pero los esfuerzos por acabar con ella se vieron relegados por la guerra que Moscú inició en febrero del 2022.
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Hace dos días, un viceministro de Infraestructuras fue detenido y acusado de desviar 400.000 dólares de contratos para comprar generadores.
Por su parte, el Ministerio de Defensa anunció la dimisión del viceministro Vyacheslav Shapovalov, responsable del apoyo logístico del ejército. Su salida obedece a acusaciones de que el Ministerio pagó precios inflados por los alimentos para las tropas.
Daño dentro y fuera del país
El internacionalista italiano Francesco Tucci considera que este escándalo de corrupción es muy grave, pero, al mismo tiempo, era algo que se podía esperar, sobre todo porque hay una lluvia de fondos y recursos económicos que llegan a Ucrania para ayudar a ganar la guerra contra Rusia.
“Estos casos de corrupción restan la confianza de los ucranianos hacia las instituciones del país. Estamos hablando de un consejero del presidente, del viceministro de Defensa y de otros políticos de alto rango involucrados. Cinco gobernadores de las regiones del país tuvieron que dimitir, todo esto resta la confianza”, dice a El Comercio.
Debido a que buena parte de estas investigaciones sobre corrupción se relacionan con el tema de los alimentos a los militares, el experto considera que el problema afecta a la defensa del país. Por ello, apunta, esta crisis hace que sea importante que se le de seguimiento a la entrega de todos los sistemas de armas. “Incluso gobernantes de los países de la OTAN han expresado su temor a que se pierda la posibilidad de identificar dónde se encuentran estos sistemas de armas una vez que van ingresando en territorio ucraniano. El miedo es el contrabando, el tráfico de armas y que estas puedan terminar en otros escenarios bélicos”, dice Tucci.
Sobre el impacto del escándalo de corrupción en la imagen de Ucrania a nivel internacional, el analista político Roberto Heimovits señala que en países que ayudan a Ucrania algunos sectores podrían usar ese problema como pretexto para recortar el apoyo.
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“Por ejemplo, se puede pensar que algunos republicanos de la nueva Cámara de Representantes en Estados Unidos que son aislacionistas quieran usar ese tema para recortar la ayuda”, dice el experto. Sin embargo, ve muy difícil que eso suceda.
“Por un lado, si bien se habla de 350 mil dólares desviados para comprar alimentos para los soldados o el uso de una camioneta de un alto funcionario para su uso privado, no estamos hablando de cosas extraordinarias. Creo que hubiera sido mucho más grave si hubieran vendido las municiones en el mercado negro”, añade.
Por otro lado, recuerda que Ucrania tenía un problema de corrupción grande incluso antes de la guerra. Transparencia Internacional lo consideraba uno de los países más corruptos de Europa. Más bien, -agrega Heimovits- Zelensky, que es un gobernante hábil, podría darle la vuelta a la situación y demostrar que no le tiembla la mano para combatir la corrupción, incluso con sus colaboradores más cercanos.
“En el fondo, para Occidente es tan importante apoyar a Ucrania y que gane la guerra que no creo que este problema tenga mucha trascendencia o lleve a una disminución de la ayuda a ese país”, considera.
Respuesta de Zelensky
El mandatario ucraniano respondió a la crisis con la mayor reorganización de su cúpula militar desde la invasión rusa. Además de los despidos y cambios en las oficinas del Estado, Zelenski ha dado un mensaje claro en rechazo a la corrupción.
“El presidente tenía que actuar rápido porque se trata de la confianza de los ciudadanos con las instituciones. Ha sido determinante la reacción rápida del mandatario, tuvo que hacer cambios porque si él hubiera defendido a estos funcionarios ahí iba a surgir un problema con los aliados”, dice Tucci.
“Quien está bajo sospecha debe ser removido, es la única manera de enfrentar esta crisis. Ucrania no se puede permitir una tormenta de este tipo, es lo último que necesita ahora”, agrega.
Además de la imagen internacional, esta crisis también puede repercutir en la moral de los militares que son parte de la guerra. Tucci remarca que Zelensky tiene que mantener su respuesta no solo para garantizar la confianza en las instituciones, sino también para hacer frente al discurso de Rusia.
“Como era de esperarse, Moscú se ha aprovechado de esto. La portavoz del Kremlin ha dicho que el gobierno ucraniano está formado por vampiros. Este escándalo le hace juego también a la propaganda rusa y, en ese sentido, puede favorecer a los gobernantes rusos para demostrar la incapacidad del gobierno ucraniano”, comenta Tucci.