Con misiles aún surcando el cielo ucraniano y un frío que cada vez arrecia más, ha entrado al debate la posibilidad de una tregua por Navidad. El lunes, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reiteró su llamado a las fuerzas rusas para retirarse de las áreas ocupadas de Ucrania, sugiriendo que el retiro ocurra en Navidad. Del Kremlin, hasta ahora, la respuesta ha sido negativa.
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“No se ha recibido ninguna propuesta de nadie y este tema no está en la agenda”, declaró este miércoles el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, preguntado sobre la posibilidad de un alto al fuego.
Pero aunque Rusia ha descartado retirarse militarmente de Ucrania y ha prometido seguir con los combates algunos esfuerzos diplomáticos por lograrlo continúan. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó este mismo miércoles que aún confía en la posibilidad de lograr una tregua.
“Mi diálogo con los presidentes Vladimir Putin y Volodimir Zelenski continúa. Espero que podamos llegar a un acuerdo sobre un alto el fuego, que allanará el camino para una paz a largo plazo”, dijo Erdogan.
Pocas posibilidades
Según las acciones en el campo de batalla, una tregua en el corto plazo parece poco probable. Rusia atacó el miércoles con drones iraníes la capital de Ucrania y la región de Kiev aunque la defensa antiaérea logró atajarlos.
Rusia también lanzó misiles contra la ciudad de Jersón, reconquistada en noviembre por Kiev en lo que constituyó otro duro golpe para Moscú, luego de que el ejército ucraniano también recuperara Járkov casi totalmente en setiembre.
Del lado ucraniano, las autoridades insisten en la necesidad de proteger mejor su cielo con sistemas como las baterías antimisiles Patriot, cuyo envío estaría ultimando ya Estados Unidos.
“Una tregua va a servir eventualmente para reorganizarse, pero ahora no habrá una tregua verdadera. Los rusos no tienen ningún interés en una tregua sobre todo porque perdieron muchísimo territorio que habían conquistado en los meses pasados”, dice a El Comercio el analista internacional italiano Francesco Tucci.
Para el experto, las fuerzas rusas utilizarán este invierno pare reorganizarse y recibir a nuevos reservistas. También se espera que sigan con los ataques de misiles contra las infraestructuras ucranianas, utilicen drones y sigan amenazando con una escalada del conflicto.
Por su parte, el analista político Roberto Heimovits recuerda que existen algunos ejemplos de treguas de Navidad. “La más famosa fue la que ocurrió en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial en 1914 que no fue decidida por los gobiernos, sino espontáneamente por las tropas que combatían en las trincheras”, comenta a este Diario.
Sin embargo, el experto no cree que en el caso de la guerra en Ucrania una tregua tenga gran relevancia porque no hay confianza entre las partes. “Podría decretarse una tregua, pero, con lo que se ha visto hasta ahora, Putin es capaz de acusar a Ucrania de violar la tregua y lanzar una ofensiva sorpresa”, afirma.
¿A quién favorecería?
Para los expertos es claro que una eventual tregua serviría para que ambos bandos se reorganicen y que quién lo hiciera de forma más efectiva se beneficiaría del alto al fuego con mayor claridad.
“Una tregua beneficiaría al que tenga la posibilidad de reabastecerse más rápido y llevar más rápido a más soldados entrenados al frente y es incógnita quién pueda ser”, dice Heimovits.
Explica que en este momento la guerra se encuentra en un momento de estancamiento. Ucrania logró importantes victorias en los últimos meses, primero en la zona de Járkov y luego en Jersón, donde recuperó miles de kilómetros cuadrados gracias a sus ofensivas muy bien hechas. Sin embargo, en este momento los dos lados están cansados y les falta abastecimiento.
“Rusia está golpeada por las sanciones de Occidente al punto de que está dependiendo cada vez más de los suministros de Irán. Por otro lado, Ucrania también ha tenido bajas y ha gastado mucho armamento y municiones y depende de qué tanto armamento esté dispuesto a suministrarle la OTAN adicionalmente al que ya le dio. No se puede saber a quién le convendría más una tregua, pero no es muy probable que se de”, apunta Heimovits.
Tucci pide no olvidar, además, que el invierno cada vez dificulta más el conflicto en terreno. “Los ucranianos irán fortaleciendo las posiciones que han logrado. Luchar como antes, tener batallas con tanques, va a ser problemático porque la nieve y el hielo hacen que avanzar sea una pesadilla. Entonces los rusos se van a reorganizar, pero siempre manteniendo las amenazas”.
Hace hincapié en que Putin dijo recientemente que será necesario negociar, pero no ahora. En tanto, Ucrania ahora no quiere negociar porque ve la posibilidad de expulsar a los rusos de su territorio.
“Lo cierto es que Putin dice que está dispuesto a negociar, pero no tiene base para negociar. No ha logrado ningún objetivo estratégico, está desesperado porque necesita negociar, pero si no tiene ningún objetivo estratégico ganado no tiene base para hacerlo. En este contexto es difícil una tregua de Navidad y, al mismo tiempo, no habrá avances en el campo de batalla porque por el hielo no se puede avanzar”, concluye Tucci.