Renzo Giner Vásquez

El 6 de noviembre de 1922, el conde de Carnarvon, George Herbert, recibió un telegrama. “Finalmente hemos hecho descubrimiento maravilloso en Valle. Tumba magnífica con sellos intactos. Recubierta hasta su llegada. Felicidades”. La enviaba Howard Carter, el arqueólogo a cargo de las exploraciones que el conde financiaba en el Valle de los Reyes, al norte de Luxor, en Egipto.

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