Combatientes talibanes en una camioneta pick-up (izquierda) se mueven alrededor de un área de mercado en Kote Sangi, Kabul (Afganistán), el 17 de agosto de 2021, (Hoshang Hashimi / AFP).
Combatientes talibanes en una camioneta pick-up (izquierda) se mueven alrededor de un área de mercado en Kote Sangi, Kabul (Afganistán), el 17 de agosto de 2021, (Hoshang Hashimi / AFP).
Agencia AFP

Las mujeres eran pocas este martes en las calles de Kabul y los hombres habían cambiado sus ropas occidentales por el holgado atuendo tradicional afgano. El recelo y el miedo se respiran en un bajo un nuevo régimen talibán.

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Dos días después del regreso de los talibanes al poder, la vida cotidiana se reactivaba en la capital afgana y algunos se aventuraron a salir de sus casas, pero con mucha cautela.

Al parecer, por precaución, la gente empezó a cambiar sus hábitos, anticipando una vuelta al mismo tipo de régimen fundamentalista que conocieron en el gobierno talibán de 1996 a 2001. “El miedo está ahí”, dijo el encargado de una tienda de comestibles, bajo anonimato.

Los juegos, la música, las fotografías y la televisión estaban entonces prohibidos. A los ladrones se les cortaban las manos, los asesinos eran ejecutados en público y se mataba a los homosexuales.

Las mujeres tenían prohibido trabajar y salir sin un acompañante masculino. Aquellas acusadas de adulterio eran azotadas y apedreadas hasta la muerte. Las niñas no podían ir a la escuela.

Los hombres debían llevar una larga barba, asistir a la oración bajo pena de ser azotados y tenían que vestir el atuendo tradicional, el shalwar kameez. El Ministerio para la Promoción de la Virtud y la Supresión del Vicio hacía reinar el terror.

No había señales este martes de que los talibanes impondrán la misma versión ultra rigurosa de la ley islámica que hace 20 años, pero nadie parecía dispuesto a correr el riesgo.

Patrullando las calles

Los talibanes patrullan la ciudad en pequeños convoyes. No molestan a nadie, pero por supuesto la gente tiene miedo”, declaró el martes a la AFP un comerciante en Kabul.

La televisión estatal emite ahora principalmente programas islámicos pregrabados.

Tolo TV, el primer canal privado del país, que ha tenido mucho éxito en las dos últimas décadas con sus programas de juegos, telenovelas y concursos de talentos, dejó de emitir sus programas habituales para dar paso a una serie turca sobre el Imperio Otomano.

Sin embargo, emitió un telediario en el cual una presentadora entrevista a un responsable talibán.

Este martes, los talibanes anunciaron una amnistía general para todos los funcionarios estatales y les pidieron volver a sus trabajos con confianza.

Los policías encargados del tráfico en la capital reaparecieron en las calles, pero el movimiento no era tan intenso como el normal.

Un portavoz de los insurgentes, Suhail Shaheen, dijo el lunes por la noche que las mujeres no deben temer: “Su derecho a la educación también está protegido”.

Sin embargo, los talibanes siguen siendo imprecisos sobre cómo pretenden gobernar Afganistán.

Su comportamiento en las calles este martes variaba. “Algunos son amables y no dan ningún problema. Pero otros son duros (...), te empujan y te gritan sin razón”, dijo un hombre que intentaba llegar a su oficina, pasando un puesto de control talibán.

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Mujeres y niñas afganas en peligro
Tras veinte años, los talibanes han vuelto a tomar control de Afganistán. Mujeres y niñas afganas ahora tendrán que acatar las severas prohibiciones del régimen islamista, que atentan contra sus derechos. La situación ha generado sororidad en mujeres de todo el mundo quienes piden a los talibanes, dejar salir a las personas del país en condiciones seguras.

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