Tokio [AP]. El Ministerio japonés de Economía e Industria propuso el lunes la liberación gradual o evaporación de gran cantidad de agua procesada pero aún radiactiva almacenada en la central nuclear de Fukushima, que fue devastada por un tsunami.
En su propuesta a un grupo de expertos, el Ministerio redujo por primera vez las opciones disponibles a esas dos posibilidades. El objetivo era resolver un creciente problema para el gestor de la planta, que se está quedando sin espacio de almacenaje, pese al temor a una reacción pública negativa. La propuesta preliminar aún debía debatirse.
►Por qué Japón dice que la única opción es verter en el mar agua radioactiva de Fukushima
►Chernobyl o Fukushima: ¿Qué desastre nuclear fue más devastador?
►Chernobyl: cómo la Unión Soviética trató de ocultar la inmensa catástrofe nuclear
Casi nueve años después de las fusiones de núcleo en tres reactores de la planta Fukushima Dai-ichi, el agua radiactiva sigue acumulándose por el empleo de agua para refrigerar los núcleos de los reactores dañados. Ese agua se almacena en tanques para evitar que termine en el océano y otros entornos.
Un comité del gobierno lleva años debatiendo cómo gestionar la crisis y tranquilizar a pescadores y vecinos, que temen posibles efectos en la salud si se libera el agua radiactiva, así como daños a la imagen y la industria pesquera de la región.
Los pescadores de Fukushima y las Asociaciones de la Federación Cooperativa Nacional de Pesca se han opuesto férreamente a propuestas anteriores del gobierno a verte el agua al mar, advirtiendo de un “impacto incalculable en el futuro de la industria pesquera japonesa”. Los pescadores locales siguen sin poder faenar como antes del accidente nuclear.
El agua ha sido tratada y la operadora de la planta, Tokyo Electric Power Co., afirma que los 62 elementos radiactivos que contiene pueden reducirse a niveles que no son dañinos para los humanos, salvo por el tritio. No hay un proceso establecido para separar por completo el tritio del agua, pero los científicos dicen que no es un problema en pequeñas cantidades. La mayor parte del agua almacenada en la central sigue conteniendo otros elementos radiactivos, como estroncio y cesio, que pueden provocar cáncer, y aún tiene que ser procesada.
En su propuesta del lunes, el Ministerio sugería una liberación controlada de agua al Pacífico, permitir que el agua se evaporase o una combinación de los dos métodos. El gobierno señaló que el vertido controlado al mar era la mejor opción porque permitiría “diluir y dispersar de forma estable” el agua de la planta, y podía supervisarse de forma adecuada.
Se esperaba que el proceso llevara años y que los niveles de radiación se mantuvieran bajo el límite legal, según la propuesta.
El Ministerio señaló que la emisión de tritio es algo rutinario en centrales nucleares de todo el mundo, incluida Fukushima antes del accidente. La evaporación es un método probado desde la fusión de núcleo de la central de Three Mile Island en Estados Unidos en 1979, donde deshacerse de 8.700 toneladas de agua contaminada con tritio llevó dos años.
TEPCO dijo tener almacenadas más de un millón de toneladas de agua radiactiva y espacio para apenas 1,37 millones de toneladas, o hasta el verano de 2022, planteando especulaciones a que el agua pudiera liberarse tras los Juegos Olímpicos de Tokio del próximo verano. TEPCO señala que los tanques estorban para el proceso de desmantelar la central y que necesita liberar espacio para almacenar residuos y otros materiales radiactivos. Además, los tanques podrían verterse en caso de terremoto, tsunami o inundación de gran calibre.
Los expertos que han inspeccionado la central, incluidos los del Organismo Internacional de la Energía Atómica, han respaldado de forma reiterada la liberación controlada del agua en el mar como única opción realista.
Algunos expertos del comité pidieron que se preste más atención al impacto sobre la comunidad local, que ya ha visto su imagen empañada por filtraciones accidentales y la posible liberación del agua.
“Un vertido al mar es una opción realista a nivel tecnológico, pero su impacto social sería enorme”, dijo Naoya Sekiya, socióloga de la Universidad de Tokio y experta en desastres e impacto social.