Sita Devi, miembro de la comunidad bishnoi, lleva pasteles de estiércol de vaca para usarlos como combustible para cocinar en la aldea de Khejarli, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
Sita Devi, miembro de la comunidad bishnoi, lleva pasteles de estiércol de vaca para usarlos como combustible para cocinar en la aldea de Khejarli, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
/ MONEY SHARMA / AFP
Agencia AFP

Rodeado de antílopes y venados, Ghevar Ram acaricia un cervatillo herido en un centro gestionado por los Bishnoi, una comunidad de que lleva cinco siglos trabajando por preservar el medioambiente.

Ram, miembro de la comunidad Bishnoi, ha dedicado su vida a los animales. A cuantos ve en apuros los lleva al centro, y los cuida hasta que estén lo suficientemente bien como para volver a la naturaleza.

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“Trato a los animales como si fueran mis propios hijos. Eso es lo que nos enseñan desde que somos niños”, dice a AFP este hombre de 45 años, mientras alimenta al cervatillo con una pequeña botella.

Los Bishnoi son una rama del hinduismo fundada en el siglo XV por el gurú Jambheshwar, que ahora cuenta con un millón y medio de seguidores. Creen en la santidad de toda forma de vida y se abstienen de comer carne y talar árboles vivos.

Ghevar Ram, miembro de la comunidad bishnoi, alimenta con biberón a un cervatillo en un centro de rescate de animales en la aldea de Khejarli, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
Ghevar Ram, miembro de la comunidad bishnoi, alimenta con biberón a un cervatillo en un centro de rescate de animales en la aldea de Khejarli, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
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Viven principalmente en aldeas en el desértico estado de Rajastán, y su inspiración debe mucho a Amrita Devi, una mujer Bishnoi asesinada en 1730 cuando intentaba proteger un árbol típico de la zona.

Según la leyenda, un rey de allí mandó a sus hombres a por leña, para alimentar los hornos en los que debía fabricarse el cemento necesario para su palacio.

Devi salió corriendo de su casa para impedirles que cortaran los árboles, sujetándose al tronco de uno de ellos para protegerlo.

“A pesar de sus súplicas, los hombres no pararon. Ella abrazó un árbol, pero los hombres del rey no tuvieron piedad y talaron el árbol junto con su cabeza”, cuenta emocionado Sukhdev Godara, un profesor de escuela jubilado.

Las últimas palabras de Amrita Devi fueron: “una cabeza cortada vale menos que un árbol talado”.

Otros aldeanos Bishnoi, empezando por sus tres hijas, siguieron su ejemplo, y se abrazaron a los árboles a medida que los hombres del rey los decapitaban.

En total, 363 hombres, mujeres y niños de la comunidad Bishnoi murieron en aquel episodio. Su sacrificio se sigue recordando con un monumento en el pueblo, donde se pueden leer sus nombres debajo de una estatua en honor de Amrita Devi.

Mujeres de la comunidad Bishnoi trabajan en un campo en la aldea de Bhawad, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
Mujeres de la comunidad Bishnoi trabajan en un campo en la aldea de Bhawad, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
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Un ejemplo para muchos

Amrita Devi es un ejemplo para mujeres como Sita Devi, que en lugar de leña usa estiércol de vaca en su cocina, para alimentar a su familia estrictamente vegetariana.

Sita Devi es madre de siete hijos, y en una ocasión dio el pecho a un cervatillo huérfano.

“Estaba en el campo trabajando cuando de repente vi a un cervatillo atacado por unos perros salvajes. Rescaté al cervatillo y me lo traje a casa”, recuerda.

“Lo alimenté con mi propia leche, y cuando se puso fuerte lo solté”, añade orgullosa.

Pese a formar parte del hinduismo, los Bishnoi tampoco incineran a sus difuntos, para evitar tener que cortar árboles con los que alimentar las piras funerarias.

“Nuestro gurú nos ensenó a enterrar a nuestros muertos”, explica el profesor Godara.

La mayoría de los hombres Bishnoi son granjeros, y vigilan el territorio para asegurarse de que no se caza ni daña a ningún animal.

El activista Rampal Bhawad cofundó laBishnoi Tiger Force”, un grupo ambientalista, después de que la estrella de Bollywood Salman Khan matara a dos antílopes durante el rodaje de una película en el estado de Rajastán en 1998.

Los Bishnoi estuvieron casi 20 años detrás del caso hasta que Khan fue condenado a cinco años de prisión por un tribunal local, por vulnerar la ley de protección de la fauna.

Un hombre de la comunidad bishnoi vierte agua para su ganado en su residencia en la aldea de Bhawad, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
Un hombre de la comunidad bishnoi vierte agua para su ganado en su residencia en la aldea de Bhawad, a unos 30 km de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, en el norte de la India.
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La pena fue luego levantada en apelación, no sin que previamente pasara el actor varios días en la cárcel.

“Presentamos denuncias ante la policía y le hacemos seguimiento a los casos hasta que los culpables son castigados”, dice Bhawad a la AFP.

En un mundo enfrentado a los efectos del cambio climático, y a pocos días del inicio de la conferencia de la ONU sobre biodiversidad en Montreal, el activista insiste en que “hay que plantar más árboles”.

“Deberíamos vivir en armonía con la naturaleza y ser amables con todos los seres vivos”.

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