En algún momento, los monjes budistas se ganaron la fama de ser pacifistas. Pero nada más alejado de la realidad: valdría observar a los que están a favor de los militares golpistas en Myanmar.
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En un artículo del profesor de estudios budistas en la Universidad de Gales, Nick Swann, se advierte que “hay más budistas en el ejército británico que musulmanes y sijs juntos”.
Según la nota, es el colonialismo y los misioneros cristianos quienes empiezan a compartir la impresión de que los budistas eran pacifistas. Pero se trataba de una estrategia para vender mejor al cristianismo.
“Desde su mirada, el islam era demasiado agresivo y se enfocaba en el estricto cumplimiento de las reglas. El budismo era algo demasiado de otro mundo, pacifista y pasivo hasta el punto del estancamiento. El cristianismo fue ubicado entre los dos”.
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Y, si bien entre las máximas del budismo se especifica que, por ejemplo, la venta de armas no es apropiada y que existen otras formas de “resolver los problemas” sin necesidad de violencia, los monjes no han sido ajenos a las peleas.
Las justificaciones han tenido fundamento en la “defensa del dharma”, es decir, de las enseñanzas budistas, por lo que se ha “demonizando o deshumanizando al enemigo para que matarlo sea menos malo desde el punto de vista del karma”.
El artículo de Swann agrega: “Un ejemplo particularmente incómodo de esto se encuentra en la casi mitológica crónica de Mahavamsa del siglo V en Sri Lanka, donde monjes reaseguran al rey diciendo que de los millones que acaba de asesinar, solo dos eran budistas y el resto eran más animales que humanos”.
Pero el origen del problema no solo es religioso, sino también étnico y casi siempre tiene tintes nacionalistas.
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Swann comparte otro ejemplo: “Tensiones entre los grupos étnicos budistas y musulmanes en el estado de Rakhine en Myanmar generaron disturbios en 2012 y eventualmente llevaron al desplazamiento de más de 700.000 musulmanes rohingya a la vecina Bangladesh”.
Y agrega: “Si bien se describe explícitamente a sí mismo como no violento y no responsable de estos eventos, el Movimiento Nacionalista Budista 969 ha avivado de todos modos sentimientos en contra de los musulmanes en Myanmar y ha enmarcado a los musulmanes como una amenaza para la identidad nacional”.
A ello habría que sumarle la postura de algunos monjes conservadores en Myanmar. En un reciente cable de la agencia EFE se dan testimonios que probarían que los monjes budistas están en contra de la democracia.
No es un tema menor en una nación mayoritariamente budista: “cerca del 90 por ciento de los 54 millones de birmanos profesa el budismo”, en tanto que hay “500.000 monjes en unos 40.000 monasterios y templos”.
“El propio jefe de la junta militar, el general golpista Min Aung Hlaing, es un creyente fervoroso”, destaca EFE.
Entonces, ¿qué explica que algunos monjes quieran evitar a toda costa la democracia? Que en ese sistema “el budismo se va a perder”.
HOMBRES DE CARNE Y HUESO
“The New York Times” publicó un artículo llamado “Los budistas que también hacen la guerra”, en referencia a un grupo de Sri Lanka y Myanmar.
En ambos, el sentimiento antimusulmán es el que predomina.
“Incitados por una red políticamente poderosa de monjes carismáticos como Sumedhananda Thero, los budistas han entrado a la etapa de tribalismo militante, al proyectarse como guerreros espirituales que deben defender su religión contra una fuerza externa”.
Y agrega que, en los últimos años, “turbas de budistas han realizado ataques letales contra las poblaciones de minoría musulmana”, una forma de pelear en contra de lo que consideran una “amenaza existencial”.
Pero las armas no son la única herramienta que usan para luchar contra los musulmanes.
En mayo del 2019, recuerda “TNYT”, un “poderoso” monje budista se fue a la huelga de hambre que desencadenó la “renuncia de los nueve ministros musulmanes del gabinete” en Sri Lanka.
¿Por qué quería expectorarlos? Según él, ellos eran “cómplices” de un atentado a iglesias y hoteles en el que murieron 250 personas en pleno Domingo de Pascua.
El “TNYT” comenta: “En Myanmar, donde una campaña de limpieza étnica ha provocado un éxodo de la mayoría de los musulmanes del país, los monjes budistas todavía advierten sobre una invasión islámica, pese a que menos del cinco por ciento de la población nacional es musulmana”.
Y agrega: “Durante las celebraciones del Ramadán en mayo, las multitudes budistas cercaron los recintos de oración islámicos y provocaron que huyeran los fieles musulmanes”.
Entre ellos se destaca Ashin Wirathu, un monje budista que vive encantado del ejército de Myanmar.
Según el periódico estadounidense, él rechaza las enseñanzas no violentas y ha llegado a afirmar que “solo el ejército protege tanto a nuestro país como a nuestra religión”.
Y, claro, si los organismos internacionales denuncian la persecución de las minorías rohinyas, él ni se dará por aludido.
“Después, el monje hizo un impactante llamado a las armas. ‘El día que venga la ICC es el día en que yo empuñaré un arma’, dijo Ahin Wirathu en una entrevista con ‘The New York Times’”.
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