En tiempos normales, ya habría superado el millón de turistas extranjeros, pero Varadero, el balneario más famoso de Cuba, recibe este domingo sus primeros huéspedes foráneos en siete meses. Blindado contra la pandemia, busca convertirse en un refugio de sol y playa.
“Varadero (...) realmente es un destino con todas las condiciones para que se constituya en un refugio de vacacionistas, con una práctica del disfrute de muchos atractivos de manera muy segura”, declara a la AFP Ivis Fernández, responsable del turismo en Matanzas, provincia cubana donde está enclavado, a 140km al este de La Habana.
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De sus 52 hoteles, solo cuatro operaban el sábado con turistas locales, y sus 21 km de playas, de finas arenas blancas y aguas transparentes, estaban totalmente desiertos.
A las puertas de una incierta temporada, de noviembre a abril, Varadero espera recibir “unos 2.000” visitantes extranjeros antes de que finalice el año, según Fernández.
“Ya estamos vendiendo (en) unos 12 hoteles”, agrega, aunque reconoce que esa cifra de turistas es todavía “muy discreta”.
Un vuelo con turistas británicos será el primero en llegar el domingo, después de siete meses de cierre de fronteras, que sus hoteles aprovecharon para blindarse contra el COVID-19.
Hoteles seguros
La pandemia, sumada a un recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos contra la isla, significó un duro golpe para un país que tiene en el turismo uno de sus principales motores económicos, con ingresos de 2.645 millones de dólares en 2019.
Según datos oficiales, entre enero y marzo de 2020, aún con las fronteras abiertas, llegaron al país solo 189.466 turistas, un 36,3% de los arribos en igual periodo de 2019.
La isla, de 11,2 millones de habitantes, parece haber controlado la propagación de la enfermedad: con 6.534 casos, 128 fallecimientos, y 5.927 curados hasta el sábado, cifras mucho menores que las de sus vecinos.
En un esfuerzo por amortiguar esa caída, Cuba abrió en julio los cayos e islotes al turismo internacional, en vuelos directos hacia esos destinos, y con limitaciones de movimiento para los veraneantes.
A pesar de que los visitantes fueron pocos, eso sirvió para probar estrictos protocolos sanitarios que ahora se aplicarán en Varadero y que incluyen someter a cada turista a un test de diagnóstico (PCR) a su llegada.
También la revisión de temperatura, aforo controlado, buffet asistido, y distanciamiento social entre clientes y trabajadores de los hoteles, en los que se aprecian dispensadores de gel desinfectante por doquier.
“Nada más que entramos al hotel e inmediatamente nos hicieron (midieron) la temperatura, nos echaron el líquido (desinfectante). Se ve como van limpiando todas las mesas, todo, todo, con cloro, hay mucha protección”, explica la cubana Deysi Guerra, de 49 años, en el hotel Sol Palmeras, de la cadena española Meliá.
En la misma instalación, Orlando Cordo, de 33 años, pasa unas cortas vacaciones con su esposa. “Las mesas están separadas, buena limpieza, hasta ahora todo genial”, dice este constructor, aunque reconoce que el uso obligatorio de la mascarilla en las áreas comunes “resulta un poco molesto”.
Cada hotel dispone de un equipo médico: un doctor, una enfermera y un especialista en epidemiología.
“Desde el momento que empieza a aumentar la ocupación en nuestras instalaciones hoteleras, vamos a estar disponiendo de un refuerzo de los servicios médicos para evitar cualquier situación”, explica la doctora Ucayali González, de 47 años, en el Hotel Internacional de Meliá Varadero.
“Un reto muy grande”
“De los países que yo conozco (...) estoy seguro que Cuba es el más preparado (para recibir turismo), es el que ha hecho las cosas mejor”, dice el director general de Sol Palmeras, el español Tomeu Alcina.
Para el experto en turismo José Luis Perelló, los paradisíacas playas del Caribe, incluida Varadero, serán por mucho tiempo y mientras no exista una vacuna efectiva contra el COVID-19, “los destinos menos riesgosos”, por ser ambientes al aire libre.
Y “el 74% de las instalaciones turísticas de Cuba están en destinos de sol y playa”, acota.
Pero también alerta que Cuba tiene entre sus principales mercados turísticos a Canadá, Rusia, Alemania, Italia y Francia, países que muestran alarmantes cifras de casos y de fallecidos por la pandemia.
“Asumimos un reto muy grande”, dijo el ministro cubano de Turismo, Juan Carlos García, el pasado 15 de octubre, fecha en que Cuba anunció la apertura de todos sus aeropuertos, excepto el de La Habana, que podría hacerlo a inicios de noviembre.
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