Perder con Donald Trump hasta le quitó las ganas de salir de casa.
Eso dijo Hillary Clinton, quien una semana después de perder las elecciones presidenciales de Estados Unidos habló de cómo por momentos solo tenía ganas de acurrucarse a leer en su casa de Chappaqua, Nueva York.
Haber ganado el voto popular no fue consuelo. Lo cierto es que perdió.
Como dice Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Washington: "Por primera vez en 30 años un miembro de la familia Clinton no está maniobrando directamente para llegar a la Casa Blanca".
Activista política desde joven, Hillary Clinton, de 69 años, fue primera dama del estado de Arkansas, primera dama de Estados Unidos, senadora, secretaria de Estado y la primera mujer candidata a la Casa Blanca de uno de los dos grandes partidos.
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En su carrera, su trabajo siempre estuvo muy vinculado a los derechos de la infancia. Y de hecho, la última aparición pública de Clinton fue en un acto benéfico a favor de los niños.
Y ese día volvió a hablar de no rendirse jamás, de continuar luchando. Así que surge la cuestión de qué le deparará el futuro.
Tras muchos años en la política, ¿le llegó la hora de retirarse? ¿Qué ocupará su tiempo de ahora en adelante?
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--- ¿Voz de la oposición? ---
En las dos intervenciones públicas de Hillary Clinton tras las elecciones, la ex secretaria de Estado habló de la necesidad de continuar peleando por los valores en los que cree.
Y esos valores chocan frontalmente con algunas de las promesas del presidente electo Donald Trump.
Algunas propuestas de Trump causaron indignación en parte del electorado de Clinton.
En especial dentro de las minorías, que en gran parte ven con preocupación el deseo del republicano de deportar a millones de inmigrantes indocumentados, restringir la entrada de musulmanes al país o nominar a un juez conservador antiaborto a la Corte Suprema.
De hecho, estos grupos le dieron la victoria (en voto popular) a Clinton.
Y en varias ciudades del país han salido a protestar contra Donald Trump bajo la consigna de "Not my president" ("No es mi presidente").
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Pero es poco probable, según los expertos, que la exsenadora vaya a asumir un rol de líder de la oposición.
"En el sistema político estadounidense, el perdedor de la elección presidencial no tiene una vía para institucionalizar su postura opositora", señaló a BBC Mundo Gil Troy, historiador de la Universidad McGill y autor de varios libros sobre campañas presidenciales en Estados Unidos, incluido uno sobre Hillary Clinton.
Sin embargo, el hecho de que la demócrata haya conseguido el voto popular en los comicios se ha convertido en la razón por la que muchos continúan apoyándola.
Pero no es suficiente, le dijo a BBC Mundo Julian Zelizer, historiador especializado en política estadounidense de la Universidad de Princeton.
"Hay mucha frustración sobre la forma en que se manejó la campaña. Muchos demócratas tienen sentimientos mixtos hacia ella, en especial los que la ven como una política que perpetúa el status quo en el partido", agregó.
Una de las lecciones que dejó la campaña, según Zelizer, es que el Partido Demócrata debe tomar un camino diferente.
"Ella es lo opuesto a las voces jóvenes y diferentes que podrían llegar a representar al partido en el futuro".
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--- Activista ---
A lo largo de su vida, Clinton ha ocupado diversos cargos públicos y privados. Pero nunca ha hecho a un lado su rol como activista por distintas causas.
En especial por los derechos de los niños.
Quizá eso explique cómo, a pesar de haber expresado no tener ánimos de exponerse al ojo público, la ex secretaria de Estado decidió asistir el miércoles a un evento del Children's Defense Fund (Fondo de Defensa de los Niños).
La organización realizó la ceremonia para honrar su trabajo en este campo en un vínculo con el ente que empezó cuando recién egresaba de la escuela de Derecho en Yale, en los años setenta.
"Siempre trabajó en políticas públicas a favor de los niños, el acceso a la salud, las mujeres. Es lo que prometió seguir haciendo como presidenta", acotó Zelizer.
Una posibilidad, entonces, es que la ex senadora continúe trabajando en beneficio de estas causas, pero desde un canal no gubernamental.
"No sería la primera. El ex candidato presidencial Al Gore, por ejemplo, se convirtió en un abanderado en la lucha contra el calentamiento global", recuerda Zurcher, de la BBC.
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Otra posibilidad, dijo Zelizer, podría ser en el campo de la diplomacia informal, como lo ha hecho el ex presidente Jimmy Carter durante años y su propio esposo, Bill Clinton.
Carter, quien gobernó Estados Unidos país entre 1977 y 1981, obtuvo un premio Nobel de la Paz por haber intervenido en la resolución de conflictos en países como Haití, Bosnia, Etiopía y Sudán a través del Centro Carter.
Como secretaria de Estado entre el 2009 y el 2013, Hillary Clinton visitó 122 países y la estrategia de política exterior estadounidense fue uno de los temas centrales de su campaña presidencial.
"Le importa mucho que el rol de Estados Unidos en el mundo se mantenga estable. Puedo visualizarla colaborando con negociaciones en otros países", dijo Zelizer, quien publicó una biografía sobre Jimmy Carter.
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--- Limpiar una reputación ---
Si la ex aspirante a la presidencia decidiera emprender proyectos sociales de alcance mundial, ya tiene un lugar de aterrizaje: la Fundación Clinton.
Esta organización benéfica, fundada por la familia Clinton en 1997, ha sido objeto de alabanzas pero también de críticas de quienes la consideran una fuente de corrupción oficial.
Sobre todo cuando Clinton era secretaria de Estado y se cuestionó si favorecía a donantes de la fundación mientras estaba en el cargo.
"Es la oportunidad de que Bill y Hillary limpien esa imagen negativa de la organización y vuelva a ser el centro reputado que hace grandes contribuciones sociales al mundo", considera el historiador Troy.
El hecho de ser funcionaria pública la obligó a desvincularse de la fundación, pero ahora no habría impedimento para que volviese a hacer parte de su junta directiva.
Lo cierto es que, a pesar de una devastadora derrota, Hillary Clinton ha sido clara en mantener la lucha por los valores que considera correctos para su país.
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Y en muchas ocasiones, el presidente Barack Obama y la primera dama, Michelle, se refirieron a la ex candidata como una "luchadora" que "nunca renuncia".
Hasta lo reconoció el propio Donald Trump en un furioso debate presidencial cuando le preguntaron qué virtud veía en Clinton.
"Ella no abandona. No se rinde. Es una luchadora".
Fuente: BBC
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