Carlos Gregorio Hernández Vásquez, de 16 años, estaba “saludable, calmado y alerta” cuando el pasado 13 de mayo ingresó a Estados Unidos y fue detenido por la policía fronteriza en la ciudad de Hidalgo (Texas).
Una semana más tarde se convirtió en el sexto menor de edad en morir bajo custodia de las autoridades migratorias estadounidenses desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
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Un video que muestra las condiciones en las que ocurrió la muerte de este joven guatemalteco, divulgado este jueves por la organización de periodismo de investigación ProPublica, ha despertado gran indignación y polémica.
Las imágenes ponen en duda la veracidad y exactitud de la versión oficial sobre el fallecimiento de Hernández, quien murió por complicaciones derivadas de una gripe.
No queda claro ahora si recibió la atención adecuada y, sobre todo, si una vez que fue diagnosticado se hizo el seguimiento apropiado para su caso.
¿Cuatro horas tirado en el piso?
Las evaluaciones médicas realizadas a Hernández por las autoridades migratorias tras su ingreso en Estados Unidos el 13 de mayo indicaban que se encontraba saludable, por lo que comenzó entonces un proceso de espera para enviarlo a un centro de detención adecuado.
El día 19, sin embargo, el joven fue examinado por una enfermera en prácticas en el centro de procesamiento de McAllen (Texas). ¿El diagnóstico? Gripe con fiebre de 39,4 ºC.
Hernández recibió entonces una dosis de acetaminofén y la enfermera recomendó hacer seguimiento de su estado cada dos horas y llevarlo a emergencia si su condición empeoraba.
De acuerdo con ProPublica, Hernández fue entonces trasladado a la sede de la policía fronteriza en Weslaco (Texas), que estaba siendo usada como un lugar de cuarentena al que llevaban a los inmigrantes enfermos.
Según reseñó el diario The New York Times, los informes oficiales de migración indican que esa noche se realizaron cuatro revisiones del estado de salud de Hernández.
Además, un boletín de prensa oficial divulgado señala que su muerte fue detectada por agentes federales durante una de esas revisiones.
El video divulgado por ProPublica, que muestra las imágenes de la cámara de seguridad de la celda en la que Hernández se encontraba junto a otro joven migrante, sugiere que esto no fue así.
La hora de inicio de las imágenes, que fueron entregadas a ProPublica por el Departamento de Policía de Weslaco, es la 1:20 de la mañana del 20 de mayo, momento en que Hernández se encuentra aparentemente dormido sobre una cama de cemento. Un minuto más tarde, se levanta en dirección a la puerta o a la ventana de la celda, quedando fuera de la imagen.
A la 1:24 am entra de nuevo en el cuadro y se ve cómo colapsa y cae boca abajo al suelo junto a su cama. Unos 12 minutos más tarde, se levanta y camina hacia el pasillo que da hacia el baño, donde vuelve a caer, esta vez boca arriba. Es la 1:37 de la madrugada.
Durante un par de minutos se ve cómo el joven mueve las piernas hasta que deja de hacerlo. El primer video se detiene a la 1:47 am.
La imagen siguiente se inicia a las 5:48 am. De acuerdo con el informe oficial, durante esas cuatro horas que separan unas imágenes de otras, se verificó el estado de salud de Hernández en tres ocasiones: a las 2:20 am; a las 4:05 am y a las 5:05 am.
Sin embargo, cuando este segundo video se inicia, el joven se halla tirado en el piso en el mismo lugar en el que se encontraba a la 1:37 am y está aparentemente en la misma posición.
Más aún, las escenas posteriores muestran el momento en que el compañero de celda de Hernández se despierta y lo encuentra tirado en el piso y da la voz de alerta sobre lo ocurrido.
Según señala ProPublica, la policía fronteriza -que fue la que le entregó los videos a las autoridades de Weslaco- no explicó por qué hay una interrupción de cuatro horas en la grabación.
“Él debería seguir vivo”
Families Belong Together (“Las familias deben estar juntas”), una ONG estadounidense que lucha por los derechos de los inmigrantes, criticó duramente a las autoridades estadounidenses por la manera como se manejó la situación de Hernández.
“Mientras las autoridades de inmigración estaban sentadas, un niño yacía muriendo de gripe en una losa de cemento en un charco de su propio vómito al lado de un inodoro”, dijo en un comunicado la presidenta de esa organización, Jess Morales Rocketto.
“Él debería seguir vivo”, añadió en un tuit.
Según Morales, esta fue una muerte que pudo haberse evitado.
Raíces, una de las principales ONG de defensa de los inmigrantes en Texas, exigió que la muerte del joven guatemalteco sea investigada.
“Miren cada minuto de esto”, dicen en un mensaje en Twitter en el que divulgan el video de ProPublica.
“CBP (la policía de fronteras de EE.UU.) debe rendir cuentas. Estas prácticas inhumanas necesitan llegar a su fin. No podemos permitir que esto siga ocurriendo”, señalan.
El gobierno del presidente Donald Trump ha sido cuestionado por organizaciones de derechos humanos por el endurecimiento del trato otorgado a quienes intentan emigrar a Estados Unidos.
Una fuente particular de críticas ha sido la política de separación de familias al llegar a la frontera y la extensión de los períodos de detención de menores de edad.
La Casa Blanca, por su parte, argumenta que el sistema migratorio debe estar al servicio del interés nacional del país y que su objetivo es restaurar el estado de derecho y asegurar las fronteras. Para ello, apuesta por la construcción del muro fronterizo y busca asegurar la rápida deportación de quienes ingresan sin autorización legal.