Dos noches de violencia le bastaron a Charles Manson y a los miembros de su "familia" para convertirse en una metáfora perfecta del mal de alcance mundial.
En una espiral de violencia durante el 8 y el 9 de agosto de 1969, varios de los integrantes de una secta que se conocía como la "Familia Manson" asesinaron en Los Ángeles, California, a siete personas, incluida a la actriz Sharon Tate, esposa del famoso director de cine Roman Polanski.
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Tate, quien para entonces tenía ocho meses de embarazo, fue apuñalada 16 veces cuando intentaba huir de la masacre.
La noticia sacudió al mundo sobre todo por la sevicia de los actos.
Y el rostro de Charles Manson al ser capturado pocos meses después, con una X marcada entre las cejas y su mirada desafiante, llegó a las portadas de los periódicos y los titulares de los noticieros.
Manson, quien murió el 19 de noviembre de 2017 a los 83 años de edad, fue sentenciado a muerte por ser el autor intelectual de los horrendos crímenes. Más tarde, su condena fue cambiada a cadena perpetua.
Pese a ser la figura prominente y visible del culto, él no fue el autor material de los asesinatos. De hecho, no estuvo presente cuando ocurrieron varios de ellos.
Los crímenes fueron perpetrados por los otros miembros de la "familia", a quienes Manson había reclutado durante dos años y que vivían en un rancho abandonado cerca de Los Ángeles: Patricia Krenwinkel, Leslie Van Houten, Susan Atkins, Linda Kasabian y Charles Watson, entre otros.
En BBC Mundo hacemos un repaso para saber qué pasó con ellos.
Susan Atkins
De acuerdo a los reportes policiales, Atkins fue la razón detrás de la caída de los otros miembros de la familia Manson.
Tenía 18 años cuando conoció a Manson y de inmediato se unió a la secta. Era 1966.
En octubre de 1969, dos meses después de los espantosos crímenes en Los Ángeles —de los cuales la policía no tenía una pista firme sobre los responsables—, Atkins fue capturada junto a los miembros de la familia Manson por un caso de robo de carros.
Sobre ella recaía la sospecha del asesinato de Gar Hinman, un amigo de Manson que había muerto a manos de Atkins en julio de ese año, cuando la joven fue hasta su casa, en compañía de otros miembros, para pedirle dinero con el objetivo de financiar el funcionamiento de la secta.
En prisión, Atkins le confesó a una de sus compañeras que ella había "apuñalado a la señorita Tate, saboreado su sangre y usado también para escribir en una puerta la palabra 'cerdo'".
A partir de esa descripción, la policía pudo desarticular el clan Manson y llevarlos a juicio.
En 1972, su sentencia de muerte fue reducida a cadena perpetua, al igual que las de los demás miembros de la familia.
La estadía en la cárcel ejerció un cambio en ella: se convirtió al cristianismo, se transformó en una líder espiritual dentro de la prisión e inició una serie de trabajos de caridad.
Pero, a pesar de su cambio, la libertad condicional le fue negada 13 veces. Murió en el 2009 en la prisión de mujeres de Chowchilla, California, a los 61 años.
Patricia Krenwinkel
Patricia Krenwinkel trabajaba como secretaria cuando conoció a Charles Manson y, de acuerdo al diario The New York Times, a los tres días dejó su empleo y se unió a la secta.
Krewinkel fue uno de los rostros visibles durante el juicio que se llevó a cabo en contra de los miembros de la organización, especialmente por la manera en que se vestía con vestidos brillosos y ornamentados, como de fiesta, junto a las otras dos mujeres del clan, con quienes llegaba siempre tomada de la mano.
De acuerdo a los testimonios durante el juicio, Krewinkel mostró su crueldad especialmente en los crímenes del matrimonio de Leno y Rosemary LaBianca, ocurridos a la noche siguiente de la masacre en la residencia Polanski-Tate.
Allí la exsecretaria escribió, con la sangre de las víctimas, la frase "Muerte a los cerdos" sobre las paredes de la residencia.
Fue sentenciada a cadena perpetua en 1972 y, al igual que Atkins, sufrió una transformación tras las rejas.
Según le dijeron al diario Los Angeles Times,los guardias de la cárcel para mujeres de Corona, California, donde está recluida, ella es una "prisionera modelo que está involucrada en programas de rehabilitación".
Tiene 69 años y le han negado la libertad condicional en 13 ocasiones.
Leslie Van Houten
Fue uno de los miembros de la familia Manson que no estuvo en la masacre de la residencia Tate-Polanski.
Pero sí fue llevada por el propio Manson a la residencia del matrimonio LaBianca, la noche siguiente. Y de acuerdo a los testimonios escuchados durante el juicio, Van Houten fue hallada culpable del delito de conspiración para matar.
En los documentos se puede leer cómo Van Houten sostuvo a la mujer de la pareja, Rosemary, para que otro miembro de la familia la apuñalara varias veces. Por este hecho fue condenada a cadena perpetua en 1972.
Se encuentra en la prisión de mujeres de Corona, California.
Durante las audiencias de solicitud de libertad condicional ha dicho que se arrepiente "de haber hecho parte de esos horrendos crímenes".
Charles "Tex" Watson
Los relatos son claros: Manson pensó los asesinatos. Watson los ejecutó.
Después de unirse a la secta en 1966, se convirtió en el asistente de Manson. Estuvo presente en los crímenes tanto de la casa de Tate como en la de los LaBianca.
Tras los asesinatos, huyó hacia Texas, donde finalmente fue capturado. Al igual que sus compañeros de culto, Watson fue condenado a muerte, pero su sentencia fue cambiada por la de cadena perpetua en 1972.
Y en la prisión no perdió el tiempo: se convirtió en ministro de una iglesia cristiana, se casó, se divorció y tuvo cuatro hijos.
Desde 1973, dos años después de ser ingresado a prisión, no se ha reportado ninguna queja disciplinaria en la cárcel de Mule Creek donde reside.
Pero a Watson, quien tiene 71 años, también se le ha negado la libertad condicional en reiteradas ocasiones: 17 veces.
Linda Kasabian
Tenía 20 años cuando junto a los otros miembros de la familia se acercó a la casa de Sharon Tate en la noche del 8 de agosto de 1969.
Sin embargo, fue asignada a quedarse en el carro en que se transportaban los asesinos, en las afueras de la casa, porque era la única que tenía licencia de conducir.
De acuerdo a su testimonio, Kasabian intentó detener la masacre una vez se dio cuenta de lo que estaban haciendo sus compañeros.
La mujer fue clave durante el juicio al clan de Manson. Relató los hechos como habían ocurrido, desde un lugar de testigo privilegiado como pocos, y por esto logró inmunidad.
Tiene 68 años y vive en el estado de New Hampshire.