La pandemia de COVID-19 ha creado una crisis de personal de enfermería que está obligando a muchos hospitales de Estados Unidos a pagar más para conseguir la ayuda que necesitan para enfrentar la avalancha de pacientes de este verano.
El problema, señalan las autoridades de salud, es doble: personal está renunciando o se está jubilando, exhaustos y desmoralizados por la crisis. Y muchos están dejando sus empleos en hospitales por trabajos temporales más lucrativos con agencias de enfermería itinerante donde les pagan 5.000 dólares o más a la semana.
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Ha llegado a un punto en el que los médicos están diciendo: “Quizás debería de dejar de ser doctor para ser enfermero”, comentó Phillip Coule, director médico del Centro Médico de la Universidad de Augusta en Georgia, que en ocasiones ha visto entre 20 y 30 renuncias en una semana de enfermeras que aceptan trabajos itinerantes.
”Y luego tenemos que pagar tarifas superiores para que el personal de otro estado venga al nuestro”, señaló Coule.
El salario promedio de un enfermero itinerante ha aumentado de aproximadamente 1.000 a 2.000 dólares a la semana antes de la pandemia a unos 3.000 a 5.000 dólares actualmente, dijo Sophia Morris, vicepresidenta de la empresa de contratación de personal sanitario Aya Healthcare, con sede en San Diego. Comentó que Aya tiene 48.000 vacantes para enfermeros itinerantes.
Por su parte, James Quick, presidente de la rival SimpliFi, dijo que los hospitales con los que su compañía trabaja están registrando niveles sin precedentes de vacantes.
”Hospitales pequeños y medianos suelen tener decenas de vacantes de tiempo completo, y los sistemas de salud de gran tamaño tienen cientos de esos puestos”, comentó.
El aumento en el salario ha complicado la situación de los hospitales que no cuentan con mucho dinero.
La gobernadora de Kansas, Laura Kelly, reconoció hace poco que los hospitales del estado corren el riesgo de ser superados por otras entidades que pagan una “fortuna”. Señaló el miércoles que varios hospitales, incluido uno de Topeka, tenían camas disponibles, pero no contaban con el personal de enfermería suficiente para atenderlas.
Los responsables de la salud comentaron que el personal de enfermería está agotado y frustrado por tener que hacer horas extras, por recibir gritos y críticas de los miembros de la comunidad, y por tratar con personas que deciden no vacunarse o no usar mascarillas.
”Imagínense ir a trabajar todos los días y lidiar con lo más duro que has enfrentado y salir de trabajar y que lo que ves todos los días sea negado por el público”, dijo Julie Hoff, jefa de enfermeras en OU Health de Oklahoma. “Las muertes que se ven a diario no son honradas o reconocidas”.
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