La publicación de las transcripciones de la conversación que sostuvo el presidente Donald Trump con su homólogo ucraniano, Vladimir Zelenski, el 25 de julio pasado, ha reforzado aún más la certeza de los demócratas de la necesidad de iniciar un proceso de destitución contra el presidente estadounidense que, en principio, podría ser acusado de tres cargos.
El primero de ellos es el de abuso del poder presidencial durante la campaña para neutralizar a su rival, Joe Biden, quien fue vicepresidente durante el gobierno de Obama. Asimismo, atentar contra la seguridad del Estado por haber utilizado un país extranjero, Ucrania, para investigar a Hunter Biden, el hijo de Joe Biden. Por último, podría ser acusado también de obstrucción al buen funcionamiento del Estado, pues la administración Trump pretendió impedir el acceso de la información al Congreso.
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“Las notas que hemos visto reflejan un chantaje mafioso clásico”, se indignó Adam Schiff, presidente demócrata de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Diputados. “Es peor de lo que esperaba, esto lo hundirá más”, añadió refiriéndose al proceso de destitución que inició la Cámara Baja hace unos días y que Trump califica como una maniobra para dividir al país y ocultar los negociados de los Biden en Ucrania.
El informe pone en evidencia las maniobras del magnate norteamericano para hacerse o mantenerse en el poder, como la interferencia de Rusia en la campaña del 2016, de la que hasta ahora ha salido bien librado. Trump confía en que, aunque esto podría desestabilizarlo políticamente, la mayoría republicana en el Senado lo salvará de la destitución. Un procedimiento que hasta ahora no se aplicó a ningún presidente estadounidense. Richard Nixon renunció antes de pasar por el proceso penal que se ejecuta en el Senado.
A quien le restará votos, con seguridad, es al candidato Joe Biden, que encabeza las encuestas para la presidencia en el 2020, pues tendrá que explicar cómo –cuando era vicepresidente y su hijo hacía negocios en Ucrania– logró que apartaran del caso a un fiscal que investigaba a Hunter. Imposible imaginar que Biden no sea interrogado sobre el tema a lo largo de la campaña electoral. Esto marcará un punto a favor de Trump.
Es lícito preguntarse entonces si los demócratas no se estarían lanzando un búmeran que los dejará magullados a ellos más que al propio inquilino de la Casa Blanca. Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara Baja, se mostraba reticente a iniciar el procedimiento de ‘impeachment’, pero los constantes abusos de poder de Donald Trump y este en particular –cuya alerta fue lanzada por un agente del servicio de inteligencia que por el momento permanece en el anonimato, pero que dice estar dispuesto a declarar en el Congreso– lograron rebalsar la copa.
La idea es impedir que el multimillonario vaya por el mundo con el sentimiento de impunidad que ha ostentado hasta ahora, intentando permanentemente obstruir el trabajo parlamentario. El saludable equilibrio de poderes quedaría garantizado y el mandatario prepotente y vociferante, políticamente fragilizado. Aunque Trump nos ha demostrado, desde el 8 de noviembre del 2016, que con él no hay predicción que valga.