El presidente Donald Trump insinuó cambiar la fecha de las elecciones el mismo día en que se anunció una caída abrupta del PBI en el segundo trimestre. (Reuters)
El presidente Donald Trump insinuó cambiar la fecha de las elecciones el mismo día en que se anunció una caída abrupta del PBI en el segundo trimestre. (Reuters)
/ CARLOS BARRIA
Redacción EC

, que sigue por detrás de Joe Biden en las encuestas, soltó en Twitter un mensaje directo envuelto en sugerencia. Posponer las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre en argumentando supuestos intentos de fraude en la votación por correo.

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Esto escribió por la mañana: “Con el Voto Universal por Correo (no el Voto en Ausencia, que es bueno), 2020 será la Elección más IMPRECISA / FRAUDULENTA de la historia. Será una gran vergüenza para EEUU. ¿Demorar la Elección hasta que la gente pueda votar de manera debida y con seguridad?”

El tuit de Trump apareció solo 15 minutos después de que el Departamento de Comercio anunciara la caída histórica del PBI de Estados Unidos en el segundo trimestre (-32,9%) como consecuencia de la crisis sanitaria que ha traído la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, el deseo de Trump está lejos de poder cristalizarse. La fecha de la elección presidencial está consagrada en la ley federal desde 1845 y ni una sola vez en los 244 años de existencia del país se ha suspendido o pospuesto una elección nacional, ni siquiera durante la Guerra Civil.

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Según esa ley, los comicios presidenciales se deben realizar el martes después del primer lunes de noviembre con una periodicidad de cuatro años.

Pese a las potestades del presidente, solo el Congreso está autorizado a cambiar la fecha de las elecciones y, si fuese el caso, los actuales legisladores tampoco le darían en la yema del gusto a Trump pues la Cámara de Representantes está controlada por los demócratas.

De acuerdo con la Constitución -que además nunca se ha modificado desde su creación en 1787, salvo algunas enmiendas- el presidente de Estados Unidos no tiene autoridad legal para postergar o cancelar una elección y “el Congreso debe determinar la fecha de elección de los electores y el día en el cual emitirán sus votos, con esa fecha aplicable para todo el país”.

Según la ley, el nuevo Congreso elegido debe jurar el 3 de enero y el mandato del nuevo presidente comienza el 20 de enero. Fechas que, hasta el momento, han sido inamovibles.

¿Por qué un martes?

Aunque el pedido de Trump para cambiar la fecha se sitúa en realidad en la estrategia política, desde hace años hay reclamos para que el día de la votación se traslade del tradicional martes a un sábado o domingo, como en la mayoría de países del mundo.

Cuando se fijó la fecha, a mediados del siglo XIX, se decidió que no se podía votar un domingo pues la mayoría de personas acudían a las iglesias. Como relata un artículo de BBC Mundo, “tampoco se podía establecer un lunes, pues los electores tenían que viajar en carruaje el domingo desde sus hogares hasta los centros de votación, algo que muchos no harían por tratarse del Día del Señor”. Fue así que decidieron establecerlo un martes, pues los miércoles comenzaban los mercados agrícolas.

“La razón de esa decisión reside en que la sociedad estadounidense era rural. En el siglo XIX, la mayor parte de los votantes vivía en granjas. Tenía justificación entonces, pero no ahora, en la era de Internet”, comentó el exlegislador demócrata Steve Israel, quien intentó cambiar la fecha de votación sin mayor éxito, argumentando que la mayoría no acude a votar pues se trata de un día laborable.

Los argumentos de Trump

El presidente viene quejándose en Twitter de manera sostenida sobre la posibilidad de un fraude en las elecciones de noviembre a través del sistema de la votación de correo, que ha sido ampliado en varios estados debido a la pandemia.

El voto por correo que Trump critica es el sistema, adoptado por siete estados, en el que las autoridades mandan las papeletas por correo para que el votante la devuelva por vía postal o la deposite en una urna. Oregon, que fue el primero en adoptar este sistema, solo ha registrado 12 casos de fraude entre más de 100 millones de papeletas enviadas.

El envío de las cédulas de sufragio vía postal está siendo duramente cuestionado por Trump, que teme perder en estados claves. (AP)
El envío de las cédulas de sufragio vía postal está siendo duramente cuestionado por Trump, que teme perder en estados claves. (AP)
/ Seth Wenig

Sin embargo, el mandatario ha dicho que la votación por vía remota es el “mayor riesgo” para su reelección. Su campaña y el Partido Republicano han intentado combatirla, aunque en otros tiempos les dio una ventaja significativa.

Trump -en desventaja ante Biden en las encuestas públicas y privadas-se negó hace algunas semanas en una entrevista a comprometerse a aceptar los resultados, una amenaza similar a la que hizo semanas antes de los comicios del 2016.

El mes pasado, el mandatario dijo en Arizona que “ésta será, en mi opinión, la elección más corrupta de la historia de nuestro país”.

En declaraciones ante un panel legislativo días atrás, el secretario de Justicia, William Barr, dijo que existía un alto riesgo de que la votación por correo provocara un fraude masivo. Dijo que no tenía “motivos para creer” que la elección sería amañada, pero “si hay votación por correo generalizada, eso incrementa sustancialmente el riesgo de fraude”.

Según la media de encuestas elaborada por RealClearPolitics, Biden tiene una ventaja de más de 8 puntos sobre Trump y es favorito en estados que el republicano no puede perder si quiere ser reelegido como Wisconsin, Florida o Carolina del Norte.

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