Conducir y disparar un tanque de guerra es una experiencia que los civiles únicamente pueden vivir en un rancho de Uvalde, una pequeña localidad del oeste de Texas (Estados Unidos) que recibe visitantes de todo el globo para vivir esa experiencia única.
Un tanque estadounidense Sherman, de la Segunda Guerra Mundial, un T-34 ruso fabricado en la década de los cuarenta, los alemanes Kettenkrad -también de los años 40- o el Leopard, icónico carro de combate de la Guerra Fría, son algunos de los blindados que se pueden manejar y disparar en este lugar.
"Recolectamos esta flota de distintos museos, veteranos de guerra y coleccionistas privados durante unos siete años y luego trabajamos para devolverles la vida, es decir, recuperar su capacidad de disparo", señaló en una entrevista con Efe el director general de Drivetanks.com, Todd DeGidio, exsargento de demoliciones de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos.
A pesar de que existen dos lugares más en terreno estadounidense donde se conducen tanques, el rancho texano es el único que ofrece la posibilidad de dispararlos con munición y proyectiles reales hechos a medida para estos tanques por una compañía especializada basada en el estado de Tennessee.
El ex "boina verde" relató que los altos costes de mantenimiento y puesta a punto de estos vehículos de guerra hacen que los precios de los paquetes que ofrecen puedan alcanzar los 8.000 dólares, aunque hay opciones más baratas que no llegan a los 500.
Morris Van Beveren, un hombre de Victoria, ciudad sureña a casi cuatro horas de Uvalde, celebró hoy su cumpleaños número 55 con su esposa y su hija, que le regalaron la experiencia de conducir el Leopard 1A4 alemán, uno de los tanques más modernos de la flota.
Diseñado para moverse rápido y golpear duro y con un sistema computarizado de control de incendios y óptica mejorada, el Leopard está considerado como uno de los mejores tanques de la Guerra Fría.
A pesar de haberse decantado por una oferta que incluye disparar numerosas armas históricas en vez del propio tanque, Van Beveren sí manejó el carro alemán durante un trayecto de veinte minutos dentro del rancho Ox, en el que pudo comprobar la velocidad y adherencia del blindado tras conducir por pronunciadas colinas y un riachuelo.
"Conducirlo ha sido estupendo, lo he disfrutado muchísimo", dijo emocionado este padre de familia, quien recomendó a todos los civiles con interés en aspectos bélicos a realizar esta actividad, que mezcla momentos recreativos y de interés histórico.
Por ejemplo, la zona en la que se maneja principalmente el carro de combate lleva el nombre de Caen, en honor a la población francesa que acogió los combates durante la II Guerra Mundial entre las fuerzas aliadas y el ejército del Tercer Reich alemán con posterioridad al desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944.
Además, antes de iniciar el recorrido con el tanque, un especialista en este tipo de vehículos ofrece una explicación detallada de las características de cada uno de los nueve blindados que esperan a ser conducidos en el rancho y de las más de veinte armas históricas de la colección de la empresa texana.
Entre el armamento disponible destaca el Panzerabwehrkanone 40, abreviado como PaK 40, un cañón antitanque alemán de 75 mm usado por el ejército germano en la II Guerra Mundial.
El jet privado o las avionetas desde aeropuertos texanos son los medios de transporte más comunes de los clientes para llegar a esta remota ubicación, que recibe semanalmente visitas de personas de Estados Unidos, Europa -principalmente de Francia, Reino Unido o Finlandia- y Asia -de China, Japón o India, en su mayoría-.
"Existe mucho interés en todo el mundo por vivir en primera persona una aproximación a cómo los soldados de la II Guerra Mundial dirimían sus batallas o ver cuál es la velocidad, la conducción y el alcance de los disparos de tanques de época", concluyó DeGidio, que en julio celebrará el primer año de vida de esta iniciativa comandada por exmilitares.
Fuente: EFE