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Washington (EFE)
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, de mayoría republicana, aprobó hoy una resolución que condena al gobierno del presidente Barack Obama por no notificar al Congreso con suficiente antelación el canje del sargento del Ejército, Bowe Bergdahl, por cinco prisioneros talibanes.
La medida fue aprobada por 249 votos a favor y 163 en contra, pero 22 demócratas rompieron filas para castigar al presidente, a falta de dos meses para las elecciones legislativas de noviembre.
Según la Ley de Asignaciones de Defensa de 2014, el Ejecutivo debe notificar al Congreso al menos con 30 días de anticipación la transferencia de prisioneros desde la prisión en la Base Naval de Guantánamo (Cuba), algo que en dicho intercambio no sucedió.
Aunque se espera que la resolución no tenga el apoyo del Senado, de mayoría demócrata, sirve a los republicanos para mandar un mensaje político a sus votantes de cara a los comicios de noviembre.
La Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO, en inglés), no partidista, concluyó en un informe publicado a finales del mes pasado que el Pentágono incumplió la ley en este sentido.
El documento se publica meses después de que el Gobierno de Obama liberara a cinco talibanes presos de Guantánamo a cambio del sargento Bergdahl, quien tras desaparecer en el 2009 de su base en Afganistán cayó en manos de los talibanes, en circunstancias poco claras. Algunos de sus compañeros, incluso, lo acusan de haber desertado.
La Casa Blanca negoció el intercambio de prisioneros con la asistencia del Gobierno de Qatar, que accedió a acoger al menos durante un año a los cinco presos talibanes.
El intercambio causó controversia entre los legisladores, que no solo denunciaron el no haber sido informados sino que también cuestionan las condiciones en las que se efectuó la operación y el peligro para la seguridad nacional que pueden representar los cinco talibanes liberados si vuelven a la lucha terrorista.
El Gobierno respondió que no se había notificado al Congreso el canje con mayor antelación porque consideró necesario actuar con premura ante el deterioro de la salud de Bergdahl y por la posibilidad de que su vida corriera peligro si se filtraba el proceso de negociación.
