(AFP / Paul Ratje).
Estados Unidos
Redacción EC

Sunland Park. En el punto más al sureste del estado estadounidense de Nuevo México, muy cerca de El Paso, Texas, y tan solo a unos pasos de la frontera con , hay un pequeño campamento: algunas carpas y un desgastado remolque.

Allí habitan la media docena de miembros -o algo más- de los United Constitutional Patriots (UCP), una pequeña pero bien armada milicia que se ha involucrado en el movimiento de vigilancia fronteriza de .



En los últimos meses, miles de migrantes han llegado a México con la intención de pasar a Estados Unidos, sobre todo centroamericanos que huyen de la pobreza y la violencia en sus países de origen.

El presidente Donald Trump considera a los migrantes una amenaza a la seguridad nacional, y ha pedido miles de millones de dólares al Congreso para construir un muro en la frontera sur.

, según reportes por la insistencia del presidente de retomar la separación de familias en la frontera, ha resaltado el fracaso en resolver el asunto.

Y mientras el prometido muro de Trump se construye, los UCP insisten en que seguirán ahí.

"Estamos aquí para apoyar a la patrulla fronteriza, porque ellos se quedan cortos", dijo a la AFP el líder del grupo, "Striker", de 70 años.

"Tenemos una buena relación de trabajo con ellos", añadió. "Nuestra meta es estar aquí hasta que no seamos necesarios. Y no seremos necesarios cuando el muro esté construido".

Asentado en las afueras de Flora Vista, Nuevo México, el grupo -integrado principalmente por veteranos- tiene entusiastas seguidores en las redes sociales. Y "Striker" puede ser escuchado atendiendo llamadas durante una larga transmisión radial online varias veces a la semana.

En el terreno -con equipamiento táctico, rifles e incluso parches personalizados- los UCP dicen que sus deberes incluyen vigilar la frontera, observar a las personas que quieren entregarse a la patrulla fronteriza y perseguir a las que no.

- "Mundo de fantasía" -

"Es casi lo mismo que tener poderes ciudadanos de arresto", dijo a la AFP Jim Benvie, un hombre de 43 años venido de Minnesota.

Benvie explicó que usan el término "entrega" porque las reglas de la Patrulla Fronteriza solo les permiten "observar y reportar".

En un comunicado, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos dijo que "no apoya a grupos privados u organizaciones que asumen por su cuenta asuntos oficiales".

Según el experto en extremismo de derecha Mark Pitcavage, de la Anti Defamation League, el ruido que hacen los UCP es mucho mayor que su mordida.

"Estos hombres, incluso más que algunas otras milicias o grupos vigilantes, parece que viven en un mundo de fantasía creado por ellos mismos", dijo Pitcavage a la AFP, añadiendo que han estado activos por unos dos años y medio.

"Tienen esta visión grandiosa de sí mismos como que protegen a Estados Unidos de los cárteles de la droga", explicó.

Sin embargo, estimó que "es irónico que las zonas que parecen haber escogido para enfocarse... es un área fronteriza altamente custodiada".

Pitcavage apunta a los derechos garantizados por la Constitución estadounidense de porte de armas y asociación pacífica. "Y si esto es simplemente una combinación de los dos, ¿puede el gobierno realmente prohibir actividad que parece estar constitucionalmente protegida?", dijo.

El movimiento de vigilancia en la frontera está bien establecido, y el Southern Poverty Law Center ha documentado "detenciones cuestionables de migrantes por parte de civiles" incluso desde 1999.

Pitcavage reconoció que el movimiento tiene base en un sentimiento anti-inmigrantes pero asegura que la influencia de la supremacía blanca entre sus seguidores es mínima, y no ve tal elemento en los UCP.

"Que los países tengan fronteras no es racista", fue la defensa de Benvie.

"No es un tema de raza, tenemos latinos que trabajan en nuestro equipo", aseguró.

Fuente: AFP

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