Gayle Laverne era una mujer que medía apenas 148 centímetros y, entre sus 34 y 40 años, aumentó de peso de manera drástica. Cuando la mujer de Florida murió en medio de una operación, pesaba cerca de 215 kilos. Además, su peso le hacía casi imposible moverse y caminar.
Pasó seis años sentada en un sofá del que no podía moverse y esto ocasionó que también su casa estuviera desordenada de manera permanente, pues ni siquiera podía levantarse para ir al baño. Con el sudor y la falta de movimiento, la piel de Gayle se ‘pegó’ al asiento y, a pesar de los esfuerzos de rescatistas y médicos por lograr separarla, la mujer perdió la vida en el quirófano.
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En el 2004, de acuerdo a ‘The Sun’, el hermano de Gayle y su novia decidieron llamar a diferentes servicios de emergencia médica, pues reportaron que ella estaba teniendo dificultades para respirar debido a que había desarrollado una condición en los pulmones llamada enfisema.
Esta condición ocurre cuando se deterioran los alvéolos en los pulmones de manera progresiva, hasta que hay obstrucción en la respiración. Según la Clínica Mayo, aunque no puede cursarse, se puede retrasar su avance con terapias respiratorias.
Entre los rescatistas había doce bomberos ya que no podían levantar a Gayle, no existían camillas ni sillas de ruedas que pudieran sostenerla, así que decidieron construir una camilla de madera con las dimensiones o capacidad de carga para que ella pudiera ir cómoda.
Finalmente, nunca le dieron uso a dicha camilla, ya que al intentar ayudar a Gayle a levantarse se dieron cuenta que con el pasar de los años, al estar sentada en una misma posición, generó que la piel de su espalda y piernas se pegaran a los tejidos del asiento.
Los rescatistas tuvieron que desinstalar las puertas de vidrio corredizas de la vivienda de Gayle para poder sacarla junto al mueble. Unieron un tráiler a una camioneta con platón para poder llevarla al hospital, pues la mujer de 40 años no cabía en una ambulancia.
¿Negligencia de la familia?
Abrimos una investigación porque las circunstancias de su muerte fueron muy inusuales”, declaró el sheriff del condado de Martin, Florida, de acuerdo al medio inglés ‘The Sun’.
El argumento para iniciar una investigación se debió a que, aunque su muerte fue producto de su condición de salud, sospechaban que hubo negligencia y abandono por parte de su familia. La autopsia de Gayle reveló que efectivamente estaba obesa para el momento de su muerte, pero quisieron considerar las condiciones familiares también.
Aunque algunos internautas se han dedicado a discutir sobre él en plataformas y foros, criticando duramente al hermano de Gayle Laverne. A la fecha, no hallaron pruebas concluyentes de negligencia por parte de sus familiares.
Según el citado medio inglés, Herman Thomas, un hombre de 54 años con el que vivía, reportó que en diversas ocasiones intentó convencerla de que se moviera o ayudarla a levantarse, pero lamentablemente nunca lo lograron.
Los esfuerzos de los cirujanos lamentablemente no dieron frutos y Gayle Laverne Grinds murió el 11 de agosto del 2004.
La obesidad: una enfermedad difícil de curar
Hoy en día se sabe que la dieta personal es tan sólo uno de los factores que hacen que una persona se vuelva obesa. Se relaciona también con el metabolismo de cada individuo, si tiene condiciones genéticas en la tiroides o enfermedades psicológicas que le dificultan al paciente ejercitarse con regularidad.
El artículo científico ‘La obesidad: aspectos psicológicos y conductuales’, publicado en la ‘Revista Colombiana de Psiquiatría’ en el 2006, señala que algunos fármacos psiquiátricos también generan fluctuaciones en el peso del paciente.
El caso de Gayle Laverne se trata de un caso extremo, en el que las condiciones emocionales, familiares y fisiológicas se juntaron en un mismo cuerpo. Lamentablemente, la condición de obesidad en esta mujer condujo a su muerte.