Vecinos de Sutherland Springs, en Texas, participan en una vigilia por las víctimas de la masacre. (AP).
Redacción EC

Ocho miembros de una familia murieron en la peor masacre perpetrada en , ocurrrida el domingo en el interior de una iglesia bautista, cuando Devin Kelley irrumpió y asesinó a balazos a 26 fieles que asistían a una misa.

Según el diario "The Washington Post" Joe Holcombe, bisabuelo de las víctimas, narró que en el ataque murieron ocho miembros de su familia: su hijo Bryan Holcombe, de 60 años, y su esposa Carla, de 58. Bryan era pastor asociado en la iglesia y en el momento de la balacera se dirigía al púlpito para iniciar una predicación.

También falleció Crystal Holcombe, casada con un nieto Joe Holcombe, con ocho meses de embarazo, informó uno de sus primos, Nick Uhlig.

Uhlig relató a la agencia AP que también murieron los tres hijos de la mujer, Emily, Megan y Greg. Joe Holcombe confirmó al "Washington Post" que también murieron su nieto, Marc Daniel Holcombe y su hija de un año.

"Ella no tomaba, no fumaba, no hacía nada malo”, dijo Uhlig al diario "Houston Chronicle". "Cuidaba de sus hijos, cuidaba de sus cabras, fabricaba queso casero. Ni siquiera salía a bailar, era una mujer de tradición, una mujer sencilla”.

El suegro, Bryan Holcombe, iba a las cárceles a darles ánimo a los presos, añadió.

“Iba a las cárceles con su ukulele y le cantaba a los presos”, relató.

Las edades de las 26 víctimas oscilaban entre los 5 y los 72 años, informó la policía, sin dar detalles de inmediato. Otras 20 personas resultaron heridas.

Otra víctima era Annabelle Pomeroy, de 14 años, hija del pastor de la iglesia, Frank Pomeroy. Tanto él como su esposa estaban de viaje, en diferentes estados, en ese momento.

“El Cielo tiene hoy a un bello ángel junto con muchos más”, lamentó el tío de la chica, Scott Pomeroy, en su página de Facebook. Colocó allí una foto de la joven sonriente, al lado de una piscina.

Todas las víctimas, comentó, “respiraron el aire sucio por última vez y por primera vez respiraron el aire celestial, ya no hay dolor, ya no sufren”.

Otra víctima fue la ahijada de Amanda Mosel, quien tenía 13 años, dijo Mosel al Express-News.

Hank Summers, un vecino que se había mudado a San Antonio, dijo a la AP por mensaje de texto que su tío David Colbath, recibió cinco balazos y tuvo que ser sometido a varias operaciones para salvarle el brazo.

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