El domingo, Michael Caputo se puso frente a la cámara y empezó a transmitir en vivo a través de Facebook. Acusó de “sedición” a los científicos del gobierno federal de Estados Unidos que combaten al coronavirus y los culpó de no querer que el país mejore, “no hasta que Joe Biden sea presidente”. Lanzó también que las elecciones no se decidirán de manera justa e afirmó que “escuadrones de ataque” de izquierda están conspirando en secreto para incitar a la violencia postelectoral en todo el país y que incluso él podría estar en peligro. “Si tienen armas, compren municiones, señoras y señores, porque va a ser difícil conseguirlas”, dijo a los espectadores de su extravagante e incendiario soliloquio.
La transmisión podría ser una más de las muchas teorías conspirativas o afirmaciones sin sustento surgidas en torno a la pandemia, si no fuera porque Caputo, leal al presidente Donald Trump desde hace varios años, es el principal funcionario de comunicaciones del poderoso Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, en inglés), que está a cargo de luchar contra la pandemia en Estados Unidos.
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Los dichos del funcionario mencionados líneas arriba fueron divulgados el lunes por el diario estadounidense “The New York Times”. En el artículo, la periodista Sharon LaFraniere afirmó que durante su transmisión en su cuenta personal de Facebook –de la que no publicó el video–, Caputo “acusó a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de albergar una ‘unidad de resistencia’ determinada a socavar al presidente Trump, incluso si esa oposición refuerza el número de muertos por COVID-19”.
Rápidamente, el mensaje de Caputo causó alarma y preocupación, no solo entre los opositores de Trump. Al ser consultado el martes sobre el tema durante una visita a Nashville, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, reconoció al diario “The Tennessean” que “obviamente, algunas de esas declaraciones son preocupantes”. Sin embargo, destacó que Michael Caputo “ha sido un miembro valioso de nuestra respuesta al coronavirus”. “No voy a comentar sobre las publicaciones personales de alguien en las redes sociales”, señaló.
Según informaron la cadena CNN y “The New York Times” citando fuentes familiarizadas con el caso que no identificaron, Caputo se disculpó el martes por la mañana con Azar y con los miembros de su personal a quienes señaló que está considerando tomarse una licencia para atender problemas de salud física.
Caputo, de 58 años, “dijo a docenas de miembros del personal en una reunión programada apresuradamente que estaba bajo estrés debido a preguntas sobre su salud física y a amenazas a su seguridad y la de su familia. Se disculpó por avergonzar al Sr. Azar y al departamento”, indica “The New York Times”.
Durante su transmisión, el funcionario afirmó que su “salud mental definitivamente ha fallado”. Y señaló que no le gustaba estar solo en Washington por “sombras en el techo de mi apartamento”.
“[Ustedes] no se despiertan todas las mañanas y hablan de estadounidenses muertos”, dijo a sus seguidores, según el reporte de “The New York Times”.
Según un artículo del periodista Alexander Nazaryan de Yahoo News, Caputo transmitió el video desde el porche de su casa en East Aurora, en Nueva York.
“En un momento, alguien parece gritarle algo a Caputo desde un automóvil que pasa. ‘Vienen’, dice Caputo a la cámara. ‘Estar listo. Estar listo’. Luego le dice a la gente que escuche a Grateful Dead”, narra el periodista que el martes compartió en su cuenta de Twitter un video de poco más de 2 minutos de duración, afirmando que forma parte de la transmisión realizada por Caputo.
NEW: We have the Michael Caputo video from Facebook Live.
— Alexander Nazaryan (@alexnazaryan) September 16, 2020
It’s...uncomfortable watching.
More, and story, below.https://t.co/pfZX744Trl pic.twitter.com/QLBJEqNOxN
El periodista también detalla que Caputo publica regularmente mensajes incendiarios en sus redes sociales, entre ellos llamados a las fuerzas del orden para que usen gas contra los manifestantes que protestaban contra un homicidio policial en Pensilvania y acusaciones contra el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, y su compañera de fórmula, Kamala Harris, a quienes sindica que no querer que se encuentre la vacuna del coronavirus porque esto podría favorecer a Trump.
Sin experiencia en salud
Michael Caputo no tiene experiencia alguna en salud o medicina, pero fue designado por la Casa Blanca en abril como Subsecretario de Asuntos Públicos y vocero del Departamento de Salud y Servicios Humanos, la agencia más importante del país en este momento. Su elección, ocurrida cuando Estados Unidos ya tenía unas 30 mil muertos por el coronavirus, tenía un solo objetivo: hacer lucir bien al presidente Donald Trump y su manejo de la pandemia.
Como estratega político con 30 años de experiencia, Caputo –que tiene una licenciatura en Periodismo y Relaciones Exteriores de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo– había trabajado con Trump en su campaña presidencial y es uno de los soldados más leales del mandatario.
Desde que asumió la función de dar forma a las comunicaciones oficiales en torno al coronavirus, Caputo ha enfrentado intensas críticas por liderar esfuerzos para ajustar las informaciones a la perspectiva “optimista” de la crisis que lidera Trump.
Este fin de semana, los diarios “Politico” y “The New York Times” informaron que Caputo, fue uno de varios funcionarios que presionaron a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) para que cambiaran o retrasaran la publicación los informes científicos sobre el coronavirus para alinearse con las declaraciones de Trump.
Fue en ese contexto que Caputo hizo la transmisión en su cuenta de Facebook. Los científicos de los CDC “no se han quitado los pantalones deportivos excepto en las reuniones en las cafeterías [para planear] cómo atacarán a Donald Trump a continuación”, fue una de las furibundas frases que soltó el funcionario.
Sus dichos no están muy alejados de los del mandatario, quien desde el inicio de la pandemia ha protagonizado momentos tensos con los expertos sanitarios por sus posturas y atribuciones en las recomendaciones frente a la pandemia. Sus últimos choques con los científicos se han centrado en sus posturas puestas sobre la relación entre el cambio climático y los incendios que azotan la costa oeste del país.
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