Pocas veces un niño de 12 años tiene el potencial de afectar la política exterior de una potencia como Estados Unidos, pero eso es precisamente lo que podría hacer Menachem Zivotofsky.
Él nació en Jerusalén, tiene nacionalidad estadounidense y sus padres, Ari y Naomi, están en una cruzada para que en su pasaporte de EE.UU., bajo el país de nacimiento, aparezca el nombre de Israel.
Pero es un asunto delicado pues aunque Israel considera a Jerusalén su capital, la Casa Blanca considera que la soberanía de esta ciudad sagrada para los cristianos, los musulmanes y los judíos no corresponde a ningún país y su estatus debe ser negociado como parte de un acuerdo de paz.
Por ello, el Departamento de Estado establece que para una persona nacida en Jerusalén sólo debe ponerse en los documentos el nombre de la ciudad, pero no otros como Israel, Jordania o Cisjordania.
Así que los padres de Menachem decidieron demandar al Departamento de Estado poco después de que naciera su hijo en octubre de 2002 y, desde entonces, su caso ha escalado la rama judicial hasta la Corte Suprema, donde este lunes se realizó una audiencia sobre el tema que dividió a los jueces en líneas ideológicas.
El corresponsal de BBC Mundo en Washington, Thomas Sparrow, explica que este caso va mucho más allá de los argumentos legales y puede tener efectos políticos significativos.
"El gobierno de Estados Unidos teme que si se les da la razón a los padres, esto puede intepretarse como un apoyo a Israel y afectar así su papel de mediador en un proceso de paz entre israelíes y palestinos", agrega.
¿Afecta o no las relaciones de EE.UU.?
El caso es importante también porque el telón de fondo es una disputa de vieja data entre el Congreso y la Casa Blanca sobre el tema.
Los congresistas aprobaron un proyecto de ley en 2002 en el que se le pedía al presidente que trasladara la embajada de Tel Aviv a Jerusalén y les permitiera a los estadounidenses nacidos en esa ciudad identificarse como israelíes en sus pasaportes.
Pero los presidentes George W. Bush y Barack Obama se han negado a ejecutarlo porque, aseguran, una medida de ese estilo interfiere con su autoridad para tomar decisiones sobre las relaciones exteriores del país.
La Casa Blanca considera que el espinoso tema de Jerusalén debe ser negociado entre israelíes y palestinos y Obama ha asegurado que no quiere aparentar que está tomando partido.
Jerusalén es una ciudad sagrada para los cristianos, los judíos y los musulmanes. (Foto: Reuters)
En la sesión del lunes, a la que asistieron Menachem y sus padres, los jueces parecieron estar divididos en líneas ideológicas y algunos de estos argumentos volvieron a surgir.
Los jueces más liberales consideraron que un eventual cambio en los pasaportes podría afectar la neutralidad de Estados Unidos en un proceso de paz entre israelíes y palestinos, pero para los de tendencia conservadora, el cambio de un documento oficial no necesariamente repercute en la política del país sobre Jerusalén.
Un argumento de este estilo es el que defienden los abogados de la familia Zivotofksy, para quienes se trata en últimas del caso personal de un niño y su identidad israelí.
Momentos de tensión
El debate llega en momentos en que las tensiones en la ciudad están altas tras el cierre temporal, de parte de Israel, de la mezquita de Al-Aqsa, lo que causó la indignación entre los musulmanes.
Y se produce cuando las relaciones entre Estados Unidos e Israel pasan por un momento delicado, luego de que un artículo en la revista The Atlantic revelara la poco amistosa relación que hay entre el presidente Barack Obama y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
La discusión en la corte también tiene un antecedente.
Hace tres años, los jueces no tomaron una decisión definitiva sobre el caso de Menachem y, en cambio, enviaron el asunto de vuelta a una corte de más bajo rango para que se discutiera allá.
Ahora se espera una decisión de la corte en los próximos meses, que no sólo podría resolver la situación del joven de 12 años, sino que también puede impactar el papel de Estados Unidos en uno de los conflictos más espinosos de Medio Oriente.