El exburgomaestre de Nueva York, Rudy Giuliani, se encuentra en el ojo de la tormenta por el escándalo derivado del diálogo telefónico entre los líderes de EE.UU. y Ucrania. (Foto: AFP)
El exburgomaestre de Nueva York, Rudy Giuliani, se encuentra en el ojo de la tormenta por el escándalo derivado del diálogo telefónico entre los líderes de EE.UU. y Ucrania. (Foto: AFP)
/ ALASTAIR PIKE
Francisco Sanz Gutiérrez

Uno de los acontecimientos mundiales más dramáticos del siglo XXI -la caída de las Torres Gemelas tras el atentado terrorista perpetrado por Al Qaeda- encumbró a , por entonces alcalde de Nueva York y hoy abogado personal de , como uno de los personajes más mediáticos y admirados en el planeta.

Difícil no recordar su figura en todas las noticias generadas desde la Gran Manzana en las horas y días posteriores a aquella aciaga mañana del 11 de setiembre del 2001. Como máxima autoridad de la ciudad que había sido atacada, no solo gestionó con brío la crisis sino que tuvo intervenciones muy aplaudidas en las que apelaba a la unidad en un momento de tanto dolor.

El entonces alcalde neoyorquino, Rudy Giuliani (al centro), al día siguiente del atentado del 11-S recorriendo la zona afectada.  (Foto: AP)
El entonces alcalde neoyorquino, Rudy Giuliani (al centro), al día siguiente del atentado del 11-S recorriendo la zona afectada. (Foto: AP)

En aquel estado de vulnerabilidad, Estados Unidos erigió al llamado ‘alcalde de América’ como uno de los héroes modernos de la nación. Fue muy comentado el discurso que pronunció a los pocos días del ataque en la ONU, en el cual valoró la importancia de la comunidad árabe y musulmana de Nueva York.

“Nuestra diversidad ha sido nuestra mayor fuente de fortaleza. Es lo que nos renueva y nos revive en cada generación: nuestra apertura a nuevas personas de todas partes del mundo”, afirmó en un entorno no precisamente fácil para pronunciarse así, atendiendo a la procedencia de los atacantes del 11-S.

Para entonces, Giuliani ya llevaba siete años como burgomaestre de Nueva York. Estuvo un año más al frente de la ciudad. Más allá de su actuación en torno al 11-S, su fama mundial también se alimentó de la política de tolerancia cero en seguridad que aplicó en la Gran Manzana, que le valió tantos elogios como críticas, pero que ayudó a reducir la criminalidad en la metrópoli. Aquel 2001 la revista “Time” lo nombró Personaje del Año.

Rudy Giuliani fue nombrado Personaje del Año por la prestigiosa revista "Time" en el 2001. (Foto: AP)
Rudy Giuliani fue nombrado Personaje del Año por la prestigiosa revista "Time" en el 2001. (Foto: AP)

“Incluso sus críticos admiten que, en muchas maneras, Nueva York se convirtió en un mejor lugar para vivir durante los dos períodos de gobierno de Giuliani, reconoció en su momento el periodista Jack Newfield. Los asesinatos bajaron de casi 2.000 registrados en 1993 a poco más de 600 en el 2002, año en que dejó la alcaldía.

-La caída después de la cima-

Pero la buena estrella de Giuliani se fue apagando desde entonces. Fracasó en sus intentos de convertirse, primero en senador y luego en presidente de EE.UU.

Su talante combativo y su alto reconocimiento público lo llevaron a anunciar su aspiración a la candidatura republicana para los comicios del 2008. Pero desoyendo lo que decían los expertos en campañas, no participó en las primeras citas electorales de su agrupación.

Giuliani ha realizado la campaña más incompetente que he visto en mi vida. Su ausencia en varios estados ha sido interpretada como un desprecio por los ciudadanos”, opinó en aquel momento el analista político y profesor de la Universidad de New Hampshire, Andy Smith.

La principal baza de su discurso de campaña fue la lucha contra el terrorismo y su capacidad para hacer frente a los mayores peligros. El problema para él, según reportaron muchos medios, fue que otro de los postulantes republicanos, el senador John McCain, tenía un perfil similar pero un historial mucho más nutrido en este rubro, ya que era militar de carrera, ex prisionero y héroe de la guerra de Vietnam.

Además, Giuliani no ofrecía la estampa familiar a la que tan adeptos son los votantes conservadores medios, con tres matrimonios a cuestas y dos hijos que apenas le dirigían la palabra. Su postura en cuestiones como los derechos de la comunidad gay, el control de armas o el aborto tampoco concuerda con la del ala más conservadora del partido.

Ya al margen de la campaña, se metió de lleno en las dos empresas que fundó tras dejar la alcaldía de la Gran Manzana, Giuliani y Asociados, y Bracewell y Giuliani, donde ofrecía asesoría legal a grandes corporaciones.

También se convirtió en consultor en temas de seguridad en varios países latinoamericanos, entre ellos México, Brasil, Colombia y el Perú.

-Llegada y salida del Perú-

Fue en mayo del 2011, a tres semanas de la segunda vuelta entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori, cuando Giuliani aterrizó en Lima invitado por la entonces candidata de Fuerza 2011.

“Hemos llamado a Giuliani para que fortalezca nuestro programa de seguridad, para que nos dé ideas sobre cómo podemos mejorar la lucha contra la delincuencia”, señaló Keiko Fujimori en la presentación ante la prensa.

En mayo del 2011, poco antes de la segunda vuelta, el exalcalde de Nueva York llegó a Lima invitado por la entonces candidata presidencial Keiko Fujimori. (Foto: AP)
En mayo del 2011, poco antes de la segunda vuelta, el exalcalde de Nueva York llegó a Lima invitado por la entonces candidata presidencial Keiko Fujimori. (Foto: AP)

A su turno, el ex alcalde neoyorquino advirtió que reducir los niveles de criminalidad en las ciudades “no se hace en dos o cuatro meses” sino que podía tomar dos años para ver resultados, “como en en Nueva York”, o hasta cuatro años para que la ciudadanía tome conciencia.

Fujimori se deshizo en elogios a la firmeza de Giuliani frente a la delincuencia y su trayectoria en la Gran Manzana, y anunció que las propuestas del reputado consultor incluían la construcción de más penales y la mejora del sistema de estadísticas de la delincuencia.

El golpe mediático de la hija de Alberto Fujimori no se reflejó, sin embargo, días más tarde en las urnas. Humala venció en la segunda vuelta y Giuliani -anunciado por Keiko como su asesor gubernamental de seguridad si ella llegaba a la presidencia- acabó así su efímera relación con nuestro país.

-La sociedad con Trump-

Hasta que llegó el llamado de Donald Trump. Ya como presidente electo, a fines del 2016, el magnate lo sumó al equipo que alistó la transición en la Casa Blanca como asesor en temas de seguridad. Un año más tarde se convirtió en su asesor legal y en abril del 2018 pasó a ser su abogado personal.

Hoy se ha convertido en figura clave en el escándalo que se ha convertido en la mayor amenaza para la permanencia de Trump en la Casa Blanca.

Rudolph Giuliani y Donald Trump se acercaron durante la campaña electoral del 2016. Hoy el ex alcalde se ha convertido en el abogado personal del mandatario. (Foto: Reuters)
Rudolph Giuliani y Donald Trump se acercaron durante la campaña electoral del 2016. Hoy el ex alcalde se ha convertido en el abogado personal del mandatario. (Foto: Reuters)
/ Mike Segar

Según consigna la agencia France Press, Giuliani ha emergido como el alfil mayor del intento del presidente estadounidense por buscar en Ucrania información sucia sobre Joe Biden, su potencial oponente demócrata en los comicios del mismo año.

Esta misma agencia retrata las contradicciones del asesor, ya que esta semana cuando le preguntaron a Giuliani -durante una entrevista en CNN- si él había pedido a Ucrania que investigara a Biden, Giuliani lo negó con vehemencia. Pero minutos después se corrigió: “¡Claro que lo hice!”.

Giuliani ha reconocido, asimismo, que el 3 de agosto -nueve días después de la conversación telefónica entre Trump y el gobernante ucraniano, Vladimir Zelenski- se reunió en Madrid con el asesor del presidente de la exrepública soviética, aunque señaló que fue el Departamento de Estado el que le pidió ir en misión y que no hubo nada oculto.

Giuliani, quien lideró la defensa de Trump durante la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre las sospechas de connivencia entre Moscú y el equipo del actual mandatario en la campaña electoral del 2016, está hoy sindicado por no pocos funcionarios estadounidenses -descontentos por su presencia en el terreno diplomático- como el responsable de este escándalo que sacude a la Casa Blanca.

“Rudolph Giuliani es un sicario político del presidente”, ha dicho de él el congresista demócrata Hakeem Jeffries.

Cierto o no, lo que es claro es que a sus 75 años Giuliani vuelve a estar en pantalla y en boca de buena parte del mundo, pero en una forma mucho menos meritoria que hace 18 años.

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