Los equipos de rescate multiplicaron este martes sus esfuerzos para encontrar un sumergible con cinco personas a bordo que desapareció en el océano Atlántico cuando se dirigía a explorar los restos del “Titanic”, en una búsqueda desesperada cuando le quedan “unas 40 horas” de oxígeno a la nave.
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La comunicación con el sumergible “Titán”, de 6,5 metros de eslora, se perdió el domingo, durante su descenso hacia los vestigios del mítico transatlantico, que se encuentran a casi 4.000 metros de profundidad en medio del Atlántico Norte.
En el sumergible viajan cinco personas, entre ellos el millonario y aviador británico Hamish Harding, presidente de la compañía de jets privados Action Aviation, así como el conocido empresario paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente del conglomerado Engro, y su hijo Suleman.
Los guardacostas estadounidenses y canadienses han desplegado buques y aviones en una intensa búsqueda aérea y marítima de la embarcación, equipada con oxígeno para 96 horas.
El capitán del servicio de Guardacostas estadounidense, Jamie Frederick, dijo en una conferencia de prensa que el rastreo de unos 13.000 km2 no ha dado “ningún resultado” hasta ahora.
“Sabemos que quedan unas 40 horas de oxígeno” en el sumergible.
Un avión P-3 de Canadá lanzó boyas de sonar en la zona de los restos del “Titanic” para tratar de detectar cualquier sonido procedente del pequeño sumergible.
La búsqueda, inicialmente restringida a la superficie del océano, ahora también se lleva a cabo bajo el agua.
El Instituto Oceanográfico francés informó de que iba a enviar un robot submarino para ayudar en las labores de búsqueda.
Entre los pasajeros se encuentra también el francés Paul-Henry Nargeolet, un veterano buceador y experto en los restos del “Titanic”.
Según informaciones no confirmadas, la quinta persona a bordo es Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions.
Esta empresa, que opera las inmersiones turísticas, cobra 250.000 dólares por un asiento en el “Titán”.
Según las autoridades, el sumergible perdió contacto con la superficie a las dos horas de su descenso.
“Estamos explorando y movilizando todas las opciones para traer a los tripulantes de vuelta sanos y salvos. Toda nuestra atención se centra en los tripulantes del sumergible y sus familias”, declaró OceanGate en un comunicado.
Mike Reiss, guionista de televisión estadounidense que visitó los vestigios del “Titanic” en el mismo sumergible el año pasado, declaró a la BBC que la experiencia fue desorientadora. La presión a esa profundidad es 400 veces mayor que en la superficie.
“La brújula dejó de funcionar inmediatamente y empezó a dar vueltas, así que tuvimos que dar vueltas a ciegas en el fondo del océano, sabiendo que el Titanic estaba en algún lugar”, dijo Reiss.
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“Exploradores legendarios”
“Pero está tan oscuro que lo más grande bajo el océano estaba a sólo 500 metros y pasamos 90 minutos buscándolo”, explicó.
Todo el mundo era consciente del peligro de la expedición, dijo a la BBC. “Firmas un documento antes de subir y en la primera página se menciona la muerte tres veces”.
Harding, de 58 años, aviador, turista espacial y presidente de Action Aviation, no es ajeno a las aventuras temerarias y tiene tres récords Guinness a su nombre.
Hace un año, se convirtió en turista espacial a través de la empresa Blue Origin del fundador de Amazon, Jeff Bezos.
En su cuenta de Instagram, Harding dijo que estaba orgulloso de participar en esta misión.
“Debido al peor invierno en Terranova en 40 años, es probable que esta misión sea la primera y única tripulada al ‘Titanic’ en 2023″, escribió.
“La tripulación del sumergible está compuesta por varios exploradores legendarios, algunos de los cuales han efectuado más de 30 inmersiones en el RMS Titanic desde los años 1980″, afirmó Harding el sábado al anunciar su participación en la misión.
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Carrera contrarreloj
El “Titanic” se hundió en su viaje inaugural entre la ciudad inglesa de Southampton y Nueva York en 1912 tras chocar con un iceberg. De las 2.224 personas a bordo, unas 1.500 murieron.
Los restos del transatlántico, partido en dos, fueron descubiertos en 1985 a 650 kilómetros de la costa canadiense, a una profundidad de 4.000 metros en aguas internacionales del océano Atlántico. Desde entonces, visitan el área buscadores de tesoros y turistas.
Alistair Greig, profesor de ingeniería marina en el University College London, sugirió dos posibles hipótesis, basadas en imágenes del submarino publicadas por la prensa.
Si hubiera tenido un problema eléctrico o de comunicaciones, podría haber salido a la superficie y permanecer flotando, “esperando a ser encontrado”.
“Otro escenario es que el casco de presión estuviera dañado, una fuga”, señaló en un comunicado. “Entonces el pronóstico no es bueno”.
Pero “hay muy pocas embarcaciones” capaces de llegar a la profundidad a la que podría haber viajado el “Titán”, advirtió.
“El reloj no se detiene, y cualquier submarinista o buceador de profundidad sabe lo implacable que es el entorno abisal: ir bajo el mar es tanto o más difícil que ir al espacio desde el punto de vista de la ingeniería”, declaró el profesor asociado de la Universidad de Adelaida Eric Fusil en un comunicado.
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