(Foto: Instagram)
Louboutina
Milagros Asto Sánchez

Nací en el Perú hace 46 años, pero hace 17 me mudé a EE.UU. Dirijo el programa de traducción e interpretación del hospital Mount Sinai en Nueva York, ciudad en la que mi perrita Louboutina, conocida como el perro de los abrazos, se ha convertido en una celebridad.


Las agitadas y frenéticas calles de Nueva York tienen a su disposición una terapeuta andante poco común. “Y gratuita”, agrega el peruano César Fernández, quien es dueño de ‘Loubie’, una golden retriever de 6 años y medio, famosa en todo el mundo por repartir abrazos en la Gran Manzana.

—¡Qué difícil es conseguir un abrazo hoy en día!
Las personas muchas veces tienden a cerrarse y por eso para un humano es un poco más difícil pedirle un abrazo a otro humano, es más fácil pedírselo a un perro. Creo que hay más candidez detrás de un animalito.

—¿Qué hace un abrazo?
Un abrazo es cicatrizante y más universal que, por ejemplo, un beso. Puede venir de un amigo, de una madre y darse por mil motivos. Tiene un alcance más grande.

—Louboutina y tú han salido en decenas de noticieros y portales de noticias. ¿Te imaginaste que alcanzarían tal popularidad?
Hemos estado en programas muy grandes de EE.UU. como “Good Morning America” y “Today Show”. En realidad, prácticamente todos los noticieros del país han contado nuestra historia. Además hemos sido cubiertos en toda Europa, en países asiáticos y africanos, en Latinoamérica. Es increíble cómo nuestra historia empezó a volverse viral en el 2014. Lo más hermoso es que yo nunca lo planeé. Todo se dio de una manera muy orgánica y natural. Lo único que hice con Louboutina fue dejarla ser. Un día empezó a abrazarme a mí, luego a otra gente y así continuó. En realidad es algo que a mí me quita mucho tiempo después de llegar de la oficina, pero lo disfruto.

—A simple vista, tu trabajo no parece muy compatible con ser dueño de una celebridad de Instagram.
Cuando ‘Loubie’ y yo empezamos a conocer a tanta gente dulce en la calle dije: “¿Por qué no?”. Ahora siento que hemos roto el esquema porque Nueva York es una ciudad tan dura, donde la gente corre y corre y donde todos andamos pegados al teléfono. Noté que gracias a Louboutina las personas dejaron de mirar sus teléfonos y empezaron a ver a su alrededor y a mostrar ese lado sensible que todos tienen.

—La has definido antes como una terapeuta andante.
Sí, porque en Nueva York todo el mundo tiene terapeuta, psicólogo, y ella va por las calles dando abrazos y cicatrizando penas.

—¿Cómo es manejar las redes sociales de un perrito, el darle una voz?
Yo dejo que ‘Loubie’ sea ella misma. Nuestra cuenta de Instagram no es preparada, de vez en cuando le hago algunas fotos diferentes, la pongo con sus peluches o ropa bonita, pero la mayoría del contenido de Louboutina es ‘repost’, o sea que comparto las fotos y las historias que otra gente publica de ella. Nuestra página no se trata de mí diciendo “qué fabuloso es mi perro”, lo que trato de hacer es mostrarla a ella como el perrito amoroso que es.

—Así como muchos comparten fotos de sus mascotas, otros las explotan. ¿Cuál es el límite?
A mí me cayó una oleada de quejas en privado cuando se hizo viral un video de un perrito en China que andaba saltando en dos patas porque sus dueños le pegaban para que empezara a caminar, algo terrible. Me llegaron mensajes con insultos de gente que evidentemente no sigue a Louboutina, porque no conoce del amor que hay entre los dos y no sabe que todo nuestro contenido no es forzado, se trata de compartir amor con los demás.

—Tu departamento se quemó por completo en Navidad. ¿Qué sentiste cuando muchas personas se movilizaron para ayudarlos?
Hasta ahora estoy muy sorprendido y agradecido. Es cierto que hemos conocido a mucha gente positiva en la calle, pero nunca me imaginé que era algo tan fuerte y tan real. La noche del incendio –que destruyó por completo todo lo que tenía– estaba en una iglesia cerca de mi casa en Chelsea junto a más vecinos, cuando a una amiga se le ocurrió hacer una campaña para ayudarme y les avisó a ‘influencers’ importantes como Dogs of Instagram, Cats of Instagram. Todos nos apoyaron. En cuatro horas se recolectaron 20 mil dólares. Dentro de la pena por lo que había pasado sentí el cariño de la gente, fue algo indescriptible.

—¿Cómo definirías tu relación con ella más allá de las redes?
Louboutina es mi hija, yo nunca digo que es mi perro. Yo soy el único de mi familia que vive en EE.UU. y no tengo a nadie acá. Yo vine acá de un momento a otro en el 2001, unas semanas antes del atentado a las Torres Gemelas. Fue un momento terrible pero decidí quedarme. En el Perú no estaba contento con mi vida personal y por eso estoy aquí. Mi mejor amiga me regaló a ‘Loubie’, que era el ángel que yo necesitaba. Es mi mundo, la hija que siempre quise tener.

—En un discurso en el Animal Care Centers de Nueva York dijiste que te consideras miembro de una gran minoría y que Louboutina te ayudó a integrarte.
Ahí mencioné que todos tenemos que hacerle frente a los estereotipos, a la discriminación. Yo soy latino y soy gay, vivo en un país desarrollado, he viajado por toda Europa y sé que siempre va a haber alguien que te haga sentir mal por quién eres. Tener a Louboutina me sirvió para superar ese temor de hablarle a la gente. Ella me ha ayudado a romper esas barreras y hacer más amigos.

—Los animalitos nos tratan a todos por igual...
Exacto. ‘Loubi’ es un símbolo de amor y tolerancia. Ha abrazado y jugado con gente de todos los colores, con gente transgénero, con republicanos y demócratas [risas].

—Esta semana Louboutina y tú vendrán a Lima. ¿Ella tiene tu esencia peruana?
Sí, yo siempre le digo que ella también es una limeña mazamorrera. Ella ha nacido norteamericana, pero ha sido criada como latina, quizá es por eso que es romántica y sensible, e incluso un poco posesiva. A veces le digo a la gente: “Una vez que te abraza no te va a dejar ir” [risas].

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