Cómo el envío de oso de peluche hizo caer a un capo colombiano. (Foto referencia: AFP)
Cómo el envío de oso de peluche hizo caer a un capo colombiano. (Foto referencia: AFP)
Redacción EC

No se despegaba de su pistola Five-seven ni de su fusil M-4. En las últimas semanas se estuvo moviendo en mula, con varios anillos de seguridad integrados por al menos 80 hombres fuertemente armados. 

Estaba mucho menos obeso de lo que mostraban las fotos. Hace más de un año comenzó a usar balón gástrico y logró bajar 40 kilos. Esos fueron los datos que recibió la policía sobre uno de sus principales objetivos criminales, que se movía entre las poblaciones de San Faustino y Puerto Santander, en la frontera colombo-venezolana en Norte de Santander. 

Precisamente, de San Faustino huyó herido en un brazo el 28 de agosto pasado, cuando falto poco para que fuera capturado por las Fuerzas Especiales de la Operación Agamenón II. ‘Inglaterra’ era el tercero al mando del clan y, según Inteligencia, tenía mando directo sobre unos 500 hombres en Chigorodó, Mutatá y Carepa (Urabá antioqueño) y en la frontera con Venezuela, a donde se había movido desde hace casi un año por orden del capo máximo del grupo, Dairo Antonio Úsuga, ‘Otoniel’. Su misión era lograr un pacto de no agresión con el ELN y ‘los Pelusos’ y así asegurar nuevas rutas del tráfico de cocaína a través del vecino país.

‘Inglaterra’, a quien la Policía venía siguiéndole el rastro hace más de cuatro años, era, según quienes lo conocían, un narco excéntrico que en pleno monte lucía joyas en oro con esmeraldas o diamantes y relojes de marca. Aunque por la persecución era frecuente que pasara noches en ranchos perdidos en el monte, los oficiales que lo cazaban identificaron 10 lujosas fincas a las que solía llegar de vez en cuando, por no más de un día. En una de ellas, llamada Juan David, lo sorprendió la muerte hace dos días, cuando optó por enfrentar a los comandos que fueron coordinados desde Bogotá por el general Jorge Luis Vargas, director de la Dijín y cabeza de Agamenón.

Recompensa

Varios hombres de su esquema de seguridad, cansados de los malos tratos, el incumplimiento del pago del salario y también por los 500 millones de pesos que se ofrecían por ‘Inglaterra’, contactaron a la Policía e informaron que el hombre de 38 años pretendía realizar una fiesta de cumpleaños para su compañera.

La fuente advirtió que ‘Inglaterra’ había mandado hacer para ella un oso panda de peluche de 1,80 metros en Medellín, el cual debería ser entregado en un punto de Norte de Santander.

“Con esa información se empezó a rastrear la entrega del muñeco, y tras largas horas de espera y de labores de inteligencia se detectó que el gigantesco peluche había sido entregado en una finca en Chinácota”, dijo uno de los investigadores.

Con el lugar identificado solo era cuestión de esperar. El jueves llegó a la finca, que tiene jacuzzi y piscina, y encendió la televisión satelital. El mismo ‘Inglaterra’ dio la señal a los uniformados que debían ponerlo fuera de juego.

Desde Cúcuta partieron 40 comandos que coparon el lugar con precisión quirúrgica, ya que algunos familiares del delincuente se encontraban en el lugar. ‘Inglaterra’ se enfrentó a los uniformados y tras el cruce de disparos quedó muerto junto a uno de sus hombres de confianza.

De esta forma se terminaron más de 20 años de carrera criminal de Padierna, que inició en las autodefensas y luego pasó a las bandas criminales al servicio del clan. Una corte de Nueva York lo solicitaba en extradición por narcotráfico.

“Continuamos con firmeza la búsqueda de los demás miembros de este grupo del crimen organizado”, dijo el general Jorge Hernando Nieto, director de la Policía Nacional.

Fuente: El Tiempo, GDA

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