Angela Merkel, de 64 años, sufrió su tercer episodio de temblores en un mes. "Me encuentro bien", ha dicho. (Foto: Reuters)
Angela Merkel, de 64 años, sufrió su tercer episodio de temblores en un mes. "Me encuentro bien", ha dicho. (Foto: Reuters)
Gisella López Lenci

es la mujer más poderosa del mundo y la líder política más influyente de y Europa. Pero también, la más hermética. De su vida privada se sabe lo estrictamente necesario y ella no deja cabos sueltos para dar rienda suelta a especulaciones. Por eso, , en apenas un mes, solo deja más preguntas que respuestas. ¿Está enferma? ¿Es consecuencia de un cuadro de estrés? ¿Es el comienzo de un mal degenerativo que podría dejarla al margen del poder?

"Cuando Merkel tiembla, toda la Unión Europea tiembla", escribió el diario "Taggespiegel", enfatizando la preocupación sobre la salud de la canciller, que es el verdadero poder y sostén detrás del bloque comunitario, y quien se ha encargado de enfatizar la supremacía alemana en la Unión Europea.

Merkel, casada con el químico Joachim Sauer y sin hijos, es la canciller de Alemania desde el 2005 (está en su cuarto mandato) y fue la lideresa de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) durante 18 años. Pero ya dejó claro que no volverá a presentarse a una elección y marcó la cancha para que Annegret Kramp-Karrenbauer, una de sus más cercanas colaboradoras, se convierta en la nueva presidenta de la CDU y, posiblemente, la suceda en el Gobierno Alemán en el 2021, cuando deje la cancillería.

Al parecer, está dejando todo en orden para que el proceso de transición no sea traumático. Sin embargo, ella aún no concluye su mandato y el liderazgo de AKK, como se le conoce en su país, aún no se afianza. Sobre todo cuando el partido de ultraderecha, Alternativa por Alemania, sigue ganando adeptos y la CDU continúa perdiendo elecciones regionales claves.

Si la política conservadora debe dejar el poder antes del 2021 -sea porque su coalición de gobierno se rompa o por problemas de salud que la inhabiliten- se deben convocar elecciones anticipadas. Los alemanes, acostumbrados a la figura de Merkel desde hace 14 años, no quieren dejarla ir todavía. Una encuesta reciente del Instituto Forsa mostró que el 70% de los alemanes creía que AKK no estaba aún capacitada para asumir el cargo de canciller y preferirían que Merkel permaneciera en el cargo hasta el término de su mandato. ¿Pero su salud se lo permitirá?

Hoy, tras su tercer episodio público de espasmos, aseguró sentirse bien y argumentó que los temblores era una consecuencia del primer caso que le sobrevino el pasado 18 de junio durante una ceremonia con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky.

"Estoy muy bien. No hay que preocuparse. Mis declaraciones sobre esto han terminado por hoy y creo que mi declaración de que estoy bien puede ser aceptada. He dicho que debo procesar este evento y estoy en ese proceso y creo que así como vino, algún día se irá”, concluyó, dejando más dudas que respuestas.


Hermetismo absoluto

Alemania protege ferozmente la privacidad y la salud siempre ha sido considerada un asunto privado en el país.

Como consigna "The New York Times", en los años 70 el canciller Willy Brandt sufrió una grave depresión y tuvo múltiples episodios de crisis, algo que era bien conocido en los círculos de periodistas durante su mandato, pero que no se discutió públicamente.

Su sucesor, el canciller Helmut Schmidt (1974-1982), tenía una enfermedad cardíaca por la que lo encontraran inconsciente en su oficina varias veces. Pero, una vez más, los medios de comunicación no escribieron sobre su salud hasta que dejó el cargo.

Pero Angela Merkel ha llevado la privacidad a otro nivel, y no solo por su salud, dicen sus biógrafos. "Nadie sabe quién es su médico", relata el periodista Stefan Kornelius, editor del periódico "Süddeutsche Zeitung". Tampoco hay un médico oficial adjunto a la Cancillería.

Cuando se rompió la pelvis en el 2014 mientras esquiaba, se supo que la historia médica que se registró en el hospital estaba etiquetada bajo un nombre falso. "Ella tiene una resistencia prusiana. No se ha perdido un solo día de trabajo en 14 años", añade Kornelius.

Otros, sin embargo, son menos comprensivos. "El público alemán merece saber qué es lo que está pasando. No se merece ser tratado con los niveles de secretismo del Kremlin", consideró Christopher Schwennicke, editor de la revista "Cicero".

"Merkel ha sido privada desde el principio", comenta Evelyn Roll, otra biógrafa de la canciller. "Es la otra cara de su carácter completamente sin vanidad y enfocada en su trabajo. En general, el pueblo alemán respeta esa compensación”, argumenta.

La condición de salud de Merkel sigue bajo siete llaves, mientras el mundo entero continúa a la expectativa de qué es lo que realmente pasa con la, hasta ahora, mujer más poderosa del planeta.

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