Jonathan Cacheira es una de las casi 15.000 personas cruzan a diario por esta frontera de apenas 1,8 km entre España y Gibraltar para llegar a su puesto de trabajo.
Reside en San Roque, uno de los ocho municipios que componen la comarca del Campo de Gibraltar, en la sureña región española de Andalucía.
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Esa comarca representa una fuente de mano de obra para Gibraltar, un territorio británico unido por tierra con España.
Las leyes que garantizan el libre movimiento de trabajadores, servicios y capitales en la Unión Europea han beneficiado a los dos lados de esta frontera.
Pero la salida de Reino Unido de la Unión Europea, que se oficializó este 31 de enero con la despedida de los británicos de las instituciones europeas, supone también la salida de Gibraltar del bloque.
Ahora este pequeño enclave de apenas 7 km cuadrados y 32.000 habitantes, es una de las dos fronteras terrestres -junto con la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte- de un territorio británico con la Unión Europea.
Y hay mucha incertidumbre sobre los efectos que el Brexit puede tener, principalmente entre los trabajadores como Jonathan.
Relación de dependencia
Todos los días desde hace 5 años, Jonathan pasa por la Verja, como se conoce al puesto fronterizo entre España y Gibraltar. Ahí, en ese enclave británico Jonathan trabaja en la cadena de supermercados Morrisons.
Le dijo a BBC Mundo que por la falta de oportunidades en España se vio obligado a “buscarse la vida” en el Peñón de Gibraltar.
Y es que pese a que la zona del Campo de Gibraltar y el Peñón son poblaciones muy vinculadas -incluso son habituales las relaciones familiares transfronterizas-, las diferencias también son notables a uno y otro lado de la Verja.
El territorio británico de ultramar en uno de los lugares más ricos, en renta per cápita, del mundo. Y en Gibraltar esencialmente no hay desempleo: la cifra oficial es del 1%.
En el municipio español de La Línea de la Concepción, contiguo a Gibraltar -y donde se sitúa la Verja-, la tasa de desempleo supera el 30%.
- Gibraltar pasó a manos británicas en 1713, cuando España lo cedió por el del Tratado de Utrecht, que puso fin a la larga Guerra de Sucesión y llevó a los Borbones a la corte de Madrid.
- Sin embargo, a día de hoy, España sigue reclamando la soberanía sobre el territorio que, pese a su pequeño tamaño, es estratégicamente importante, pues se sitúa a solo 20 kilómetros de la costa norteafricana.
- En sus 7 km2, este enclave alberga una base militar británica que incluye un puerto y una pista de aterrizaje.
- Los gibraltareños son ciudadanos británicos y el territorio es autónomo en todas las áreas, excepto en defensa y política exterior, en las que depende de Reino Unido.
Para Chris Groccot, experto en Gibraltar de la Universidad de Leicester, una región depende de la otra.
“Hay una relación muy cercana entre las comunidades a ambos lados de la frontera”, le explicó a BBC Mundo.
En ese sentido, continúa Groccot, la relación tiene esos dos aspectos: “Gibraltar crea trabajo y el lado español de la frontera provee la mano de obra”.
“Gibraltar actúa como un centro económico de la región”, dice, “y en gran medida, no exclusivamente, pero en gran medida, depende de la mano de obra española”.
Con una actividad agrícola o industrial inexistente, la economía gibraltareña se basa en los derechos de aduana, los ingresos procedentes de la base naval, los juegos online, el turismo y los servicios financieros.
Hasta ahora, las empresas podían registrarse en Gibraltar y comerciar con toda la Unión Europea, beneficiándose de la menor tasa impositiva del enclave británico.
Pero algunas empresas, sobre todo en el sector del juego online, ya empezaron a irse de Gibraltar a Malta, desde donde pueden seguir operando en la Unión Europea.
Lidiar con las consecuencias del Brexit sin querer el Brexit
Los gibraltareños votaron masivamente contra el Brexit.
De hecho, Gibraltar fue el lugar donde más porcentaje de votos recibió la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea en el referendo que se llevó a cabo en junio del 2016.
El 95,9% votó a favor de esa opción, es decir 19.322 personas. Solo 823 apoyaron el Brexit.
“Gibraltar no quería el Brexit, siempre que hubo una oportunidad hemos intentado que Reino Unido reconsiderara la opción del Brexit”, le dijo a BBC Mundo Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar.
“Primero porque creemos en el proyecto europeo, y también porque cualquier cosa que nos divida de la UE puede tener una repercusión real para las personas que viven en Gibraltar y en el campo de Gibraltar”, agregó Picardo.
Cuando Reino Unido entró en la Comunidad Económica Europea -la antecesora de la Unión Europea - en 1973, Gibraltar lo hizo también dado que su política exterior depende de Reino Unido, pero la pertenencia al bloque se dio bajo un estatus especial.
A diferencia de Reino Unido, Gibraltar no formaba parte de la unión aduanera de la Unión Europea y podía establecer impuestos más bajos sobre sus importaciones y exportaciones.
Pero sí estaba amparado por las leyes del libre movimiento de trabajadores, servicios y capitales en la Unión Europea.
Entre el 1 de febrero y el 31 de diciembre de 2020, Gibraltar, sus ciudadanos y sus empresas serán, a todos los efectos, tratados como lo han hecho hasta ahora según la legislación de la Unión Europea.
Durante ese período de transición ambas partes negociarán los términos de su futura relación, especialmente en lo concerniente a un posible acuerdo comercial y a los derechos de los ciudadanos europeos en el país, así como de los ciudadanos británicos en la Unión Europea.
El acuerdo que salga de esa negociación puede ser vital para la región del Campo de Gibraltar y para el propio Gibraltar.
Una frontera muy “sensible”
Cada vez que pasa por la frontera, Jonathan tiene que pasar por un control y mostrar su pasaporte o documento nacional de identidad. Es un procedimiento normal porque ni Reino Unido ni sus territorios pertenecen al espacio Schengen, que comprende 26 países europeos que abolieron sus fronteras interiores.
Suele ser una revisión rápida, que en un día normal no demora más de unos pocos minutos, pero también hay otros en los que puede llegar a esperar hasta 45 minutos para enseñar sus documentos.
Se queja de que las máquinas electrónicas para leer los pasaportes electrónicos -similares a las que se encuentran en muchos aeropuertos europeos- “apenas funcionan y dependes siempre de un policía que abra la compuerta”.
“A veces se forman embudos porque todos tenemos que pasar por la misma puerta, sobre todo cuando hay una alta afluencia de turistas”, señala.
Y en vehículo, dice, a veces es peor porque hay momentos en que la Guardia Civil los revisa uno a uno.
En general, autoridades españolas y gibraltareñas coinciden en que esta frontera funciona con fluidez, gracias la “buena voluntad” de las partes implicadas.
Pero ahora, tanto en Gibraltar como en los municipios españoles vecinos, existe una gran preocupación por cómo se va a gestionar la frontera cuando acabe el período transitorio y cómo se va a facilitar el paso a las 15.000 personas que entran diariamente para trabajar.
El temor es que el control de pasaportes sea más exhaustivo y reste fluidez, lo que conduzca, en último término a la pérdida de empleos.
“La principal preocupación es la posible pérdida de puestos de trabajo en Gibraltar, por un lado, y por otro, el que haya un endurecimiento de paso fronterizo”, le dijo a BBC Mundo Juan Franco, alcalde de La Línea de la Concepción.
“En la Línea viven 70.000 personas, de las cuales 11.000 trabajan en Gibraltar y cruzan todos los días por un paso fronterizo muy sensible a cualquier tipo de restricción que se planteara”.
“Es un embudo, y 11.000 personas tratando de cruzar pueden acabar provocando filas kilométricas”.
Jonathan no oculta que entre los trabajadores españoles en Gibraltar existe ese miedo. Y para él existe también otra preocupación, además del tránsito de los trabajadores: qué pasará con el flujo de suministros básicos a Gibraltar.
En esta frontera ya existen aduanas, pues Gibraltar nunca perteneció de la unión aduanera. Sin embargo, al igual que para el tránsito de personas, se teme que los controles sean más exhaustivos y restrictivos.
Jonathan trabaja en la sección de productos frescos de los supermercados Morrisons. Reciben la mercancía por vía terrestre, con camiones que pasan todos los días por la frontera con productos que tienen una fecha de caducidad muy corta.
“Si esos camiones tienen problemas para pasar la frontera, tendríamos que tirar toda esa mercancía”, le explicó a BBC Mundo.
“La empresa puede decidir que no le compensa tener esos productos perecederos… y yo no sé qué pasaría con mi trabajo”.
Todos estos temores tienen un precedente histórico.
En 1969, el régimen del general Francisco Franco decidió cerrar la frontera con Gibraltar.
Y esta no se reabrió completamente hasta 1985, una década después de la muerte de Franco, mientras España negociaba su entrada en la Comunidad Económica Europea.
Los efectos se dejaron sentir a ambos lados de la frontera. Mientras miles de españoles se quedaron sin trabajo, Gibraltar sufrió el desabastecimiento de productos de primera necesidad y la falta de mano de obra.
Mucho más recientemente, en el 2013, se produjeron una serie de disrupciones cuando España introdujo controles en la frontera causando grandes retrasos debido a un conflicto sobre la jurisdicción de las aguas que rodean al peñón de Gibraltar.
Sin embargo, tanto desde Gibraltar como desde La Línea de la Concepción creen que hay buena disposición para que se mantenga la fluidez que necesitan.
España y Reino Unido firmaron el año pasado una serie de memorandos de entendimiento bilaterales, sobre algunos de los aspectos más delicados de la relación futura entre ambos territorios, entre ellos la cooperación aduanera y policial, y los derechos de los trabajadores transfronterizos.
La libre circulación
Desde este 1 de febrero Reino Unido negociará la relación futura no solo de Reino Unido con la Unión Europea, sino también la relación de toda la familia británica que incluye los territorios de ultramar y específicamente Gibraltar.
“Una vez que abandonemos la Unión Europea, el Reino Unido negociará su futura relación en nombre de toda la familia que lo compone, y eso incluye Gibraltar. A través de una estrecha colaboración, los gobiernos del Reino Unido y de Gibraltar han respaldado siempre aquellos acuerdos fronterizos con España que faciliten la fluidez y la prosperidad compartida en la región”, le dijo un portavoz del Gobierno británico a la BBC.
El tema de la libertad de circulación será un tema central en esa negociación.
Para el ministro principal gibraltareño, una de las cosas que debe estar en la agenda de esa discusión es un posible acuerdo entre Gibraltar y la Unión Europea en lo que se refiere al libre movimiento de personas.
“Lo que buscamos es un acuerdo libre movimiento de personas con el espacio Schengen, como pueden tener los otros microestados del continente europeo que no son miembros de la Unión Europea”, le dijo Picardo a BBC Mundo.
Teniendo en cuenta los precedentes históricos, y los estrechos vínculos económicos y sociales, la cuestión parece vital para la Gibraltar y para el día a día de los miles de trabajadores como Jonathan.