Punto de inflexión en la política sueca.
El resultado histórico de la formación de ultraderecha Demócratas de Suecia en las elecciones del pasado domingo, que fue la segunda fuerza más votada, ha transformado radicalmente el mapa político del país.
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La primera consecuencia ha sido la renuncia de la primera ministra Magdalena Andersson, cuya coalición de partidos de centro-izquierda cedió ante el bloque de la derecha por 176 votos a 173 con el 99% escrutado a falta del recuento final que confirmará los resultados.
El bloque derechista ganador está formado por Demócratas de Suecia, el Partido Moderado, Demócratas Cristianos y Liberales.
Si bien Demócratas de Suecia quedó como segunda fuerza del país, se espera que el próximo gobierno sea encabezado por Ulf Kristersson, del Partido Moderado.
Esto es porque el líder de Demócratas de Suecia, Jimmie Akesson, de 43 años, no cuenta con el apoyo completo de las cuatro fuerzas de la coalición derechista, según reporta la corresponsal de la BBC en Estocolmo, Maddy Savage.
El Partido Socialdemócrata sueco, la agrupación que lidera Andersson, había gobernado desde 2014 y dominado el mapa político desde la década de 1930.
La campaña electoral estuvo dominada por la creciente violencia de pandillas y el debate sobre la integración de inmigrantes. Temáticas que centraron la agenda de la ultraderecha y que explican en gran parte su éxito entre muchos votantes.
De partido paria a segunda fuerza más votada
Durante décadas, Demócratas de Suecia había sido tildado como un partido paria por el resto de fuerzas políticas.
Sus vínculos con el movimiento neonazi en su nacimiento a finales de los 80 y su discurso antinmigración y tildado como racista le alejaban de la tendencia socialdemócrata que dominaba la agenda política.
Bajo el liderazgo de Jimmie Akesson desde 2005, el partido inició un lavado de cara en que se alejó de posturas racistas y violentas para encajar mejor en el electorado sueco.
Su base comenzó a crecer gracias a votantes de clases trabajadores del espacio rural, pero ahora se ha expandido a más zonas y grupos de edad, incluso con un apoyo considerable de jóvenes de entre 18 y 21 años.
La formación ingresó por primera vez al Parlamento en 2010 con un 5,7 % de votos. En 2018 se dispararon hasta conseguir un 17,5 %. Un año después, Ulf Kristersson, líder del Partido Moderado, orquestó un cambio importante en la política sueca al iniciar conversaciones con esta agrupación.
Ahora, en las elecciones el domingo, la formación de ultraderecha dio un paso más hasta cosechar el 20 % de votos y convertirse en la segunda fuerza del país.
¿Cómo se convirtieron en la segunda fuerza?
Encuestas y analistas explican el éxito de Demócratas de Suecia por cómo ha centrado su discurso durante el período prelectoral, donde el debate sobre la seguridad ha sido un tema vital.
“El crimen ha vencido otras cuestiones como el medioambiente, la inflación, la economía y la pandemia”, dice Sten Widmalm, profesor de la Universidad Uppsala en Suecia.
Medios suecos describieron esta campaña como una de las "más feas de la historia" por cómo el fuerte aumento de la violencia armada y el crimen de pandillas se instaló como tema principal.
Según un reporte de 2021 del Consejo Sueco para la Prevención del Crimen, los crímenes de armas de fuego crecen en Suecia a ritmo más rápido que en cualquier otro país de Europa.
Hasta el momento, 47 personas han muerto debido a estos delitos en el país, más que en todo 2021.
Suecia es uno de los países europeos que más solicitantes de asilo acoge y tiene una de las actitudes más positivas hacia los migrantes. Sin embargo, el hecho de que mucha de la violencia ocurra en zonas con una alta concentración de migrantes ha alimentado el debate sobre las políticas de integración del país.
Nikoj Djane, un criminalista que creció entre pandillas en el sur de Suecia, apunta al creciente mercado de drogas y a la falta de oportunidades laborales en zonas con menos recursos como la causa de este fenómeno, pero no todos piensan así.
En la antesala de las elecciones, la BBC acudió a la estación de tren de la ciudad de Uppsala, donde seguidores de Demócratas de Suecia hacían cola para saludar a Richard Jomshof, secretario de la asociación.
"Hemos tomado muchos migrantes aquí y... no se han integrado, quizás no quieren", dijo uno de los seguidores, Alexander Jennerstig, trabajador de 28 años de un antiguo almacén.
Una encuesta reciente realizada por el Instituto SOM de la Universidad de Gotemburgo arrojó que al 90 % de los suecos les gustaría ver penas más duras para los delincuentes pertenecientes a pandillas.
En este contexto, la formación de ultraderecha liderada por Akesson promete "hacer Suecia segura otra vez" imponiendo sentencias de cárcel más largas y restringiendo la migración.
Un discurso que primero caló en las encuestas, donde ya figuraba como la segunda fuerza en intención de voto, y que ahora se certifica con el respaldo de una quinta parte del electorado en las urnas.
¿Qué pasará ahora?
Las elecciones del domingo han sido unas de las más disputadas en la historia, con miles de votos extranjeros y por correo necesarios para conseguir un panorama claro del ganador.
La victoria del bloque de la derecha es un duro golpe para los socialdemócratas de la primera ministra Andersson, a pesar de conseguir más votos que en los pasados comicios y seguir siendo el partido más grande del país.
En Suecia, los bloques políticos definen quién ocupa el poder y en este caso será el turno de la derecha. El llamado a encabezar la próxima legislatura, Ulf Kristersson, del Partido Moderado, aseguró "estar listo para formar un gobierno estable, nuevo y vigoroso para todo Suecia y sus ciudadanos".
Andersson aceptó su derrota en una rueda de prensa este miércoles y ofreció formalmente su renuncia este jueves.
"Tienen uno o dos escaños de ventaja en el Parlamento. Es una mayoría ajustada, pero es mayoría", dijo Andersson.