Francia afronta una semana clave para intentar evitar un quinta ola de la pandemia, ante el rápido aumento de los contagios, mientras el Gobierno quiere disparar el ritmo de vacunación con la aprobación de medidas muy restrictivas para los no inmunizados.
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El ritmo de nuevos casos “es más fuerte que en olas precedentes” debido al elevado nivel de contagiosidad de la variante delta, advierte hoy el ministro de Sanidad, Olivier Véran, en unas declaraciones a Le Journal du Dimanche.
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“Si todos estuviéramos vacunados, el virus no tendría nadie a quien infectar. Pero no hemos llegado ahí”, añade.
Mucho más duro es el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, que amenaza desde las páginas de Le Parisien: “Es la vacunación general o el tsunami viral”.
En los últimos dos días, Francia ha superado los 10.000 casos diarios, la tasa de incidencia ha subido un 50% en una semana, y en el Ministerio de Sanidad se teme que a este ritmo se alcanzarán de 60.000 a 120.000 contagios cada día durante el verano.
La situación del Reino Unido se ve como un anticipo de lo que puede traer el futuro inmediato: el Gobierno de Londres anunció el sábado casi 55.000 nuevos casos diarios, la cifra más elevada en seis meses.
De momento, Francia exige desde hoy test negativos de menos de un día a los viajeros no vacunados procedentes de España, Portugal, Reino Unido, Países Bajos, Grecia y Chipre. Y cuatro países con grave situación sanitaria (Cuba, Túnez, Indonesia y Mozambique) están en la lista roja de medidas especiales.
Tres departamentos franceses han vuelto a exigir el uso de mascarilla en el exterior y uno de ellos, el muy turístico de Pirineos Orientales, ha impuesto desde hoy el toque de queda a la hostelería entre las 23.00 y las 6.00.
MEDIDAS DRÁSTICAS Y DISCUTIDAS
El presidente Emmanuel Macron anunció el pasado lunes medidas drásticas para cortar los contagios sin volver a cerrar la economía, que pasan por potenciar al máximo la vacunación, que será obligatoria para los sanitarios y todos quienes trabajen con personas frágiles.
Además, se exigirá el pasaporte sanitario (certificado de vacunación o test negativo) para acceder a bares, restaurantes, transportes de larga distancia y centros comerciales y médicos.
El proyecto de ley recibirá el visto bueno mañana, lunes, en un Consejo de Ministros que ha adelantado su celebración para poder llevar el texto el miércoles ante la Asamblea Nacional.
Allí, la holgada mayoría del partido de Macron (La República en Marcha, LREM), hace prever una votación favorable sin problemas, lo que no descarta críticas muy duras entre los opuestos.
Todos los grupos parlamentarios se han mostrado favorables a las medidas salvo los dos situados en ambos extremos: Francia Insumisa a la izquierda y Agrupación Nacional a la derecha.
Unas 114.000 personas se manifestaron este sábado por toda Francia (18.000 en París) para protestar contra esas medidas en nombre de la “libertad” y frente a lo que consideran “dictadura sanitaria”.
Entre los rostros más visibles de la protesta estaban Florian Philippot, dirigente de un pequeño partido ultraderechista escindido de la Agrupación Nacional; Jacline Mouraud, figura destacada del movimiento de protesta de los “chalecos amarillos”, o la diputada Martine Wonnner, una psiquiatra expulsada del LREM por sus postulados negacionistas.
Para el ministro de Sanidad, los manifestantes y los opuestos a vacunarse son “una ultraminoría”. El portavoz gubernamental los considera “un grupo marginal” y advirtió de la hipótesis de “cerrar los establecimientos a todos los franceses” por culpa de “una pequeña minoría que no quiere vacunarse”.
Desde que Macron anunció las medidas, se han concertado más de cuatro millones de citas para recibir vacunas.
¿LA RECUPERACIÓN EN PELIGRO?
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, se sumó hoy a la campaña en apoyo de las medidas gubernamentales con el argumento de la defensa del relanzamiento económico: “No quiero que esa recuperación se debilite por la falta de responsabilidad de unos pocos” que no se vacunan.
Le Maire recalcó que, con la aparición de las nuevas variantes, hace falta una tasa de vacunación “del orden del 90 %” para alcanzar la inmunidad colectiva. Según los últimos datos, algo más del 44 % tiene la pauta completa.
Pese a las protestas, las medidas anunciadas por Macron tienen un respaldo mayoritario, según una encuesta del instituto Ipsos para el diario Le Parisien, que apunta que un 69 % apoya la obligatoriedad de la vacunación de los sanitarios.
Además, un 62 % respalda que las personas no vacunadas vean restringido el acceso a lugares públicos.
Sin embargo, la posibilidad de discriminar a quienes rechacen vacunarse amenaza con generar hechos violentos. El presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, ha presentado una demanda por las amenazas de muerte recibidas por algunos diputados si votan a favor del proyecto de ley y por algunos ataques a oficinas locales de parlamentarios.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha pedido a los prefectos departamentales que refuercen la seguridad de parlamentarios y representantes regionales o locales ante la multiplicación de estos incidentes.
Un centro de vacunación en la localidad de Lans en Vercors (junto a Grenoble, este) fue atacado en la noche del viernes por desconocidos que causaron desperfectos.
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