Retrato imaginado de Jeanne Baret hecho postumamente, en 1817.
Retrato imaginado de Jeanne Baret hecho postumamente, en 1817.
BBC News Mundo

En abril de 1768, dos barcos , el Boudeuse y el Étoile, anclaron frente a la costa de Tahití.

Hasta ese momento, Francia desconocía la existencia de la isla volcánica de la Polinesia que luego se ganó la reputación de ser un paraíso terrenal, pero los 330 oficiales y hombres que pusieron sus pies en tierra por primera vez en casi un año apreciaron su belleza natural y humana.

Los dos barcos eran los vehículos de una expedición, bajo el mando de Louis-Antoine de Bougainville, para hacer la primera circunnavegación francesa del globo y encontrar recursos naturales útiles para una potencia imperial.

El relato publicado por Bougainville sobre el viaje contrasta la timidez francesa frente a la libertad sexual de Tahití: mirar con deseo en lugar de actuar en consecuencia.

Sin embargo, una mujer vio peligro en las miradas de los tahitianos que la observaban y pidió auxilio a sus compatriotas para que la salvaran. Para asombro de los franceses, esa mujer no era una isleña, sino una de su propia tripulación.

Como relata posteriormente Bougainville: “Descubrieron que el sirviente de Monsieur Commerson, el doctor, es una chica que hasta ahora había sido tomada por un chico”.

Ese sirviente del naturalista de la expedición era Jeanne Baret. Y según Bougainville, nadie a bordo de los barcos atestados lo notó durante más de un año, hasta que tocó tierra en Tahití, donde los marineros franceses fueron rodeados por tahitianas y Baret, por tahitianos.

Bougainville llamó la Nueva Cintera (la isla de Afrodita) a la isla que inspiraría a Gaugin, y dijo que era "un paraíso para los marineros". (Fatata Te Miti o Cerca del mar del posimpresionista francés Paul Gaugin). (GETTY IMAGES)
Bougainville llamó la Nueva Cintera (la isla de Afrodita) a la isla que inspiraría a Gaugin, y dijo que era "un paraíso para los marineros". (Fatata Te Miti o Cerca del mar del posimpresionista francés Paul Gaugin). (GETTY IMAGES)

“Los botánicos”

En diciembre de 1766, cuando tenía 26 años, Jeanne Baret se disfrazó con ropa de hombre y esperó en el muelle del puerto de Rochefort en el suroeste de Francia.

Allí le ofreció sus servicios a Philibert Commerson, un médico de formación pero para entonces naturalista designado por la realeza en el primer intento de circunnavegación francés, que se anticipaba duraría al menos tres años.

El anticipo salarial de Commerson incluía dinero para contratar a un asistente, pero no había podido encontrar uno de su agrado y rápidamente llegó a un acuerdo con el joven que se había presentado a “sí mismo” como Jean Baret.

Ese, al menos, fue el relato de los eventos de Commerson.

En realidad, Baret, 12 años menor que él, una mujer quien a pesar de su humilde origen sabía leer y escribir, había vivido con el científico desde 1764 y le había dado un hijo, que murió.

Cuando nombraron a Commerson para la expedición de Bougainville, Baret era la opción obvia para ser su asistente, de no haber sido mujer: una ordenanza real prohibía las mujeres en los barcos de la armada francesa. Así que la pareja ideó un plan para que Baret se disfrazase de hombre.

La decisión, al parecer, no se basó únicamente en el compañerismo. El testamento de Commerson especificaba que, en caso de su muerte y la supervivencia de Baret, se le debería dar un año en su apartamento compartido en París para organizar sus colecciones de historia natural, incluidas las gavillas de especímenes de plantas prensadas que había estado reuniendo desde que era un adolescente.

Retrato imaginado de Jeanne Baret vestida de marinero hecho postumamente, en 1817.
Retrato imaginado de Jeanne Baret vestida de marinero hecho postumamente, en 1817.

El hecho de que él le confiara tal tarea indica que ella tenía conocimientos botánicos y la habilidad suficiente para no necesitar su dirección constante. De hecho, en su diario Bougainville se refiría a Baret y Commerson como “los botánicos”.

Al abordar el Étoile en Rochefort, el disfraz de Baret podría haberse descubierto pronto si no fuera por el hecho de que a Commerson se le asignó la cabina del capitán para acomodar su equipo de campo. Tenía un inodoro privado, lo que le permitía a Baret hacer sus necesidades en privado en lugar de con los otros marineros.

El 1 de febrero de 1767, después de seis semanas de preparación y aprovisionamiento, el Étoile navegó hacia el sudoeste para encontrarse con Bougainville en Río de Janeiro, donde había estado involucrado en asuntos diplomáticos a bordo de su propio barco, el Boudeuse.

Mentes sospechosas

Además de Bougainville, otros tres miembros de la expedición mantuvieron diarios que mencionan a Baret.

El del cirujano del Étoile, François Vivès, deja claro que la tripulación empezó a sospechar que Baret era una mujer a los pocos días de zarpar. Y el diario que Commerson mantuvo junto con otro miembro de la tripulación a bordo del Étoile revela cuándo aparentemente se puso más allá de toda duda la verdadera identidad de Baret.

Bougainville, aparentemente, no sospechaba nada: permitir que una mujer se uniera a su expedición violaba la ley. (GETTY IMAGES)
Bougainville, aparentemente, no sospechaba nada: permitir que una mujer se uniera a su expedición violaba la ley. (GETTY IMAGES)

Como dictaba la tradición marítima, cuando el Étoile cruzó el ecuador el 22 de marzo de 1767, todos los ‘vírgenes ecuatoriales’ tuvieron que desnudarse para ser bautizados por el padre Neptuno y sus seguidores.

Commerson describe la inusualmente brutal ceremonia como “una mascarada de demonios”, aunque, siendo un caballero, su ‘bautismo’ no fue más que un baño con un balde de agua. Los marineros ordinarios se desnudaron para sumergirse en un estanque fétido y fueron golpeados con remos por los “acólitos de Neptuno” y pintados de verde.

Baret fue el único novato ecuatorial que permaneció completamente vestido, un hecho que notó la tripulación.

Exuberancia

El Étoile llegó a Río a mediados de junio y, mientras esperaban la llegada de Boudeuse, Baret y Commerson se fueron a explorar la botánica del lugar, aunque las recurrentes úlceras varicosas de Commerson limitaron sus movimientos.

De hecho, su salud era tan mala que el cirujano recomendó la amputación de la pierna afectada. Por tanto, es probable que fue Baret quien coleccionó la vistosa enredadera tropical que luego fue nombrada en honor a su comandante: Bougainvillea.

A mediados de julio, ambos barcos navegaron hacia el sur, entre ballenas jorobadas incrustadas de percebes que rompían las olas del Atlántico sur.

Pero una fuga en la bodega del Étoile requirió reparaciones frente a Montevideo, donde Baret y Commerson desembarcaron.

Entre sus objetivos se encontraban especímenes de cochinilla del carmín, recolectados de las almohadillas espinosas de la tuna, por la gran demanda del tinte rojo producido a partir de su caparazón: las empresas que lo producían cotizaban en las bolsas de valores de Londres y Ámsterdam.

En noviembre de 1767, terminadas las reparaciones al Étoile, la expedición zarpó del Río de la Plata y atravesó la bioluminiscencia marina que se encuentra a menudo en esas aguas: una neblina lechosa en la superficie del océano que lo ilumina hasta el horizonte.

El diario de Bougainville registró focas, pingüinos y ballenas, mientras albatros y petreles volaban sobre sus cabezas.

Para Baret, hija de jornaleros que generalmente nunca viajaban más allá de su mercado local, la experiencia debe haber sido milagrosa.

El 4 de diciembre, los barcos llegaron al extremo sur del continente sudamericano y giraron hacia el oeste en el Estrecho de Magallanes. Una quinta parte del diario de Bougainville está dedicada a esta etapa del viaje, en la que los barcos avanzaban poco a poco por este canal, tratando de evitar la morrena glaciar sumergida (lomas de material de glaciar) que podía desgarrar los cascos.

Baret y Commerson fueron desembarcados en la costa, con personal adicional para ayudarlos, y Bougainville registra a los nativos patagónicos siguiendo el ejemplo de los botánicos y ayudando en una búsqueda de plantas.

Acompañando la expedición en el estrecho había delfines blancos y negros que Commerson creía que eran nuevos para la ciencia europea; egoístamente, nombró a la especie delfín con su apellido: Cephalorhynchus commersonii.

En la costa, la expedición vio colonias de pingüinos de Magallanes y enormes elefantes marinos del sur, entre otras maravillas naturales que quizás le proporcionaron alguna compensación a Baret por el intenso frío que debió haber soportado durante las excursiones en tierra.

El rito de iniciación al cruzar la línea ecuatorial es de larga data y sigue vivo.
El rito de iniciación al cruzar la línea ecuatorial es de larga data y sigue vivo.

Suspicacia

A finales de enero de 1768, la expedición finalmente emergió al Pacífico, trazando un rumbo noroeste con la esperanza de llegar a las Islas de las Especias (o Molucas, ahora Maluku, en Indonesia), que estaban estrechamente custodiadas por los gobernantes coloniales holandeses.

Entre los productos que allí se obtenían, el más apreciado era la nuez moscada.

Fue camino allá que, a principios de abril de 1768, los barcos se toparon con Tahití, donde Baret y Commerson debieron haber estudiado el fruto del pan, más tarde el objetivo de la desafortunada expedición Bounty del capitán Bligh; ciertamente, Commerson bosquejó la planta en su cuaderno.

También fue allá, según el relato de Bougainville, donde se produjo el descubrimiento de “la chica”. Los primeros lectores de sus informes no vieron nada extraño en la aparente capacidad de los tahitianos para reconocer Baret.

Pero los del siglo XXI tienen razones para dudar: Bougainville no escribió sobre la revelación durante la estadía de la expedición en la isla; no fue hasta el 28-29 de mayo de 1768 que su diario planteó el tema de Baret por primera y última vez, atribuyendo el descubrimiento a los tahitianos.

Y no fue porque a finales de mayo no tuviera mucho que contar. Para entonces, los barcos tenían tan poca comida y agua que los oficiales habían comenzado a comer ratas, y a los marineros ordinarios se les daba cuero hervido para roer.

Además, los barcos se habían encontrado con isleños melanesios armados del archipiélago de Vanuatu y se sintieron obligados a disparar contra ellos. En medio de la abundancia tropical, Boudeuse y Étoile no pudieron encontrar ningún lugar seguro para tocar tierra.

Violación

El 5 de junio de 1768, el Boudeuse hizo disparos de advertencia para alertar al Étoile del peligro en el agua: la expedición se había topado con la Gran Barrera de Coral.

Las tripulaciones miraron sin comprender lo que el capitán James Cook describió más tarde como “una pared de roca de coral que se eleva perpendicularmente desde el océano insondable”. Hoy, un afloramiento de coral a unos 190 kilómetros al este del continente australiano se llama Arrecife Bougainville en honor a ese momento.

Los barcos giraron hacia el norte y, el 10 de junio, la expedición estaba frente a la costa sureste de Nueva Guinea; las corrientes marinas y las tormentas tropicales impidieron tocar tierra así que lo tuvo que hacer, a principios de julio, en Nueva Irlanda, al noreste de Nueva Guinea.

Los diarios de otros tres hombres de la expedición informan que algo significativo le sucedió a Baret aquí.

El de François Vivès es el más explícito de los tres: sus metáforas de la placa de bloqueo de una pistola que se retira y del hallazgo de una caracola indican que Baret fue desnudada y asaltada a la fuerza.

Aunque esta versión de los hechos fue corroborada por otros, los cronistas modernos suelen preferir confiar en el relato de Bougainville.

En busca de especias

Commerson y Baret no salieron de su cabina durante un mes después de lo ocurrido en Nueva Irlanda.

La expedición, entre tanto, intentó acercarse a la costa norte de Nueva Guinea, pero fue obstaculizada por tormentas eléctricas y fuertes vientos en contra.

Bougainville decidió navegar hacia el oeste y atracar en las Islas de las Especias.

Sin embargo, los holandeses habían regulado durante mucho tiempo la producción y disponibilidad de cartas de navegación de estas islas, por lo que los barcos no holandeses navegaban a ciegas en el mar de Ceram.

Cuando Baret y Commerson finalmente desembarcaron, la isla elegida no producía especias. A principios de septiembre, el Étoile y el Boudeuse anclaron frente a la isla de plantación holandesa de Boeroe (actual Buru) y, después de registrar los barcos, el gobernador alimentó a Bougainville y sus oficiales y les dio algunos suministros.

Ahora bajo vigilancia holandesa, Bougainville no vio otra opción que navegar directamente al oeste a través del mar de las Molucas, hacia un puerto importante.

Más tarde ese mes, la expedición llegó cojeando a Batavia (actual Yakarta), donde reabastecieron antes de navegar hacia la Isla de Francia controlada por Francia (ahora Mauricio).

Allí, Baret, Commerson y el astrónomo Pierre-Antoine Véron fueron invitados a alojarse en la casa del director de los jardines botánicos, Pierre Poivre. En los jardines, Poivre supervisaba cultivos de prueba de plantas tropicales que podían ser útiles para alimentar y vestir a Francia y su imperio.

Las habilidades de los botánicos estaban en demanda y, cuando Bougainville zarpó en diciembre de 1768, ellos y Véron se quedaron con Poivre.

Honores

Cuando la expedición regresó a Francia en marzo de 1769, Bougainville fue festejado como un héroe.

Desde su base en Mauricio, Baret y Commerson exploraron Madagascar antes de que él muriera en 1773; ella consiguió un pasaje de regreso a Francia, llegando en algún momento de 1774 o principios de 1775.

Cuando pisó suelo francés, unos 8 años después de partir, no había nadie para festejar su regreso. Sin embargo, alguien, probablemente el comandante Bougainville, le solicitó al Ministère de la Marine (Ministerio de Marina) el reconocimiento de esta extraordinaria mujer.

Desde el 1 de enero de 1785, recibió una pensión estatal por su participación en la expedición. Jeanne Baret fue la primera mujer en darle la vuelta al mundo y la primera en recibir una pensión del gobierno por su contribución a una expedición científica.

Barnet y Commerson recolectaron más de 6.000 especímenes de plantas, animales y minerales, todos los cuales fueron posteriormente absorbidos por las colecciones del Museo Nacional de Historia Natural de París.

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