“Eco-hipócrita” y “criminal”. Así llamaron al presidente de Francia, Emmanuel Macron, los encolerizados usuarios de redes sociales luego de que el mandatario fuera fotografiado sobre una moto de agua en el Mediterráneo durante sus vacaciones de tres semanas en Fort de Brégançon, mientras el país, azotado por una nueva ola de calor, lucha para controlar los devastadores incendios.
El revuelo se produjo principalmente porque el mes pasado el presidente rogó a su nación que hiciera un “esfuerzo de solidaridad” para proteger el medio ambiente y el suministro de energía en medio de la guerra en Ucrania. Por lo tanto, los franceses se sorprendieron al verlo unas semanas después en un vehículo que consume significativamente más combustible por kilómetro que el auto promedio.
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“Debemos prepararnos para un escenario en el que tengamos que arreglárnoslas completamente sin el gas ruso”, había dicho el mandatario francés en el Día de la Bastilla. “Necesitamos una movilización general”, añadió entonces.
También se pidió a los ministros que elaboren planes de “austeridad energética” para tratar de reducir el consumo en un 10% en los próximos dos años.
Macron, un aficionado a las motos acuáticas, fue fotografiado solo en una canoa la semana pasada, por lo que muchos pensaron que había dado una vuelta de página.
Pero el paseo de este semana evidenció que Macron aún no ha abandonado sus viejos hábitos.
Las fotos han provocado la indignación de los miembros de la Asamblea Nacional. La diputada de los Verdes, Sandrine Rousseau, declaró en una entrevista radial: “Esto confirma la persistente impresión de que (Macron) no entiende el cambio climático. Y hoy en día, es criminal no entenderlo”.
Uno de los diputados del partido La République En Marche dijo al tabloide Voici que se sintió “incrédulo” cuando vio las fotos, prefiriendo la imagen de la canoa publicada días antes.
Las motos acuáticas consumen entre cuatro y diez veces más combustible que un auto familiar, hasta un litro por kilómetro.
Macron dedicó la tarde a tuitear sobre los incendios forestales que asolan Francia, que los científicos y el propio presidente han relacionado con el cambio climático.
Vacaciones sobre el Mediterráneo
Macron, el primero de su equipo en salir de París para unas vacaciones, está en Fort de Brégançon, el retiro oficial de los presidentes franceses desde 1968, para una estancia de tres semanas.
El complejo se encuentra en la costa mediterránea, en el municipio de Bormes-les-Mimosas (Var), en la cima de un peñasco a 35 metros sobre el nivel del mar y a pocos metros de la costa de Cap Bénat. La construcción de un muelle artificial fue ordenada por el General de Gaulle (originalmente, estaba separado de la costa por un brazo de mar y, por tanto, estaba situado en una isla).
Según las normas del Elíseo, los funcionarios deben tomar sus descansos en “un destino compatible con el ejercicio de sus responsabilidades”, a menos de dos horas de vuelo de la capital en caso de que se requiera su presencia urgente.
Macron, que fue reelegido para otros cinco años en el cargo la pasada primavera, sigue cumpliendo con sus obligaciones presidenciales. De hecho, el martes mantuvo una llamada telefónica con el primer ministro saliente, Boris Johnson, en la que ambos líderes reafirmaron su compromiso de apoyar a Ucrania en su defensa de la invasión rusa.
Estuvieron de acuerdo en que los esfuerzos británicos y franceses para entrenar y equipar a las tropas ucranianas estaban marcando una diferencia significativa en la guerra y subrayaron que no se puede permitir que se instale la fatiga de guerra occidental.