París. El Gobierno Francés propuso el miércoles un proyecto de reforma crucial para evitar sanciones de la Unión Europea (UE), pero la iniciativa corre el riesgo de diluirse por la indignación de muchos diputados de izquierda molestos por el giro desregulador del presidente, François Hollande.
El proyecto -que según los sondeos cuenta con amplio apoyo de los franceses- busca que los locales comerciales puedan abrir sus puertas más a menudo los domingos y resolver más rápidamente las disputas por despidos. También incluye planes para desregular el comercio legal y recortar la burocracia para la construcción.
Con este plan, Francia intenta convencer a sus escépticos socios en la UE de que la segunda mayor economía de la zona euro está poniendo en marcha las reformas necesarias para conseguir en marzo un nuevo aplazamiento de sus objetivos presupuestarios incumplidos y evitar sanciones.
"Teniendo en cuenta la situación de emergencia de nuestra economía, no podemos dejar pasar esta oportunidad", dijo sobre las medidas el nuevo ministro de Economía, Emmanuel Macron, un ex banquero que ha jugado un papel fundamental en el giro proempresarial de Hollande.
La economía francesa se está estancando y los datos muestran una inesperada caída de la producción industrial en octubre, una mala señal para calibrar el desempeño económico en el cuarto trimestre.
El primer ministro Manuel Valls dijo estar "seguro" de que podrá convencer a sus correligionarios del Partido Socialista para que aprueben la ley en el Parlamento a principios del año próximo, a tiempo para el veredicto de la UE.
Sin embargo, diputados a la izquierda de ese partido han advertido que votarán en contra del proyecto si no se modifica, lo que lo convierte en una gran prueba para el impopular mandatario francés.