Las cartas fueron entregadas a varios de los presidentes que se dieron cita este martes 17 en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). Firmadas por el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, pero entregadas por su primera dama, Olena Zelenska, las misivas piden unidad para frenar la invasión rusa y dar con la “fórmula para la paz”. O, en buen romance, armas.
Es un pedido que se repite cada cierto tiempo desde que el Kremlin inició su invasión a Kiev en febrero del año pasado. Y no teme en hacérselo llegar a todo el mundo. En abril del 2022, Zelensky se dirigió al Parlamento surcoreano y, luego de sostener por meses el pedido, en diciembre, viajó a Washington para reunirse con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aparentemente con los mismos motivos. Su argumento en todas las visitas: “Simplemente necesitamos más armas para asegurar todo esto. Nuestros aliados las tienen [...] Siendo directos: para terminar la guerra necesitamos armas pesadas”.
LEE TAMBIÉN: El pasajero que grabó desde dentro del avión el accidente aéreo en el que murieron 72 personas en Nepal
Las que ya recibió Ucrania sirvieron, pero también se vieron afectadas por el uso constante. Por ejemplo, para setiembre del año pasado, los Panzerhaubitze 2000 alemanes -”una pieza de artillería blindada y autopropulsada”, según la Deutsche Welle- estaban desgastados. Los repuestos también son vitales.
Para el especialista en seguridad y coordinador del World Political Analysis Laboratory Rubens de S. Duarte, es claro que “sin la ayuda de los europeos y Estados Unidos, Ucrania no tendría los recursos para enfrentarse a Rusia”. En ese sentido, su apoyo es fundamental para evitar la victoria del mandatario ruso, Vladimir Putin. Quizás por eso es que es tan complicado para los ucranianos escuchar tantas promesas que no se concretan.
TE PUEDE INTERESAR
Al respecto, Duarte opina: “Sus aliados se están demorando en entregarlas porque tienen que resolver sus asuntos internos. Ellos enfrentan problemas económicos, políticos y sociales significativos. Muchos de estos inconvenientes se agravaron por la guerra”.
Un buen ejemplo de estos problemas es el caso de Christine Lambrecht, quien hasta hace poco fue la ministra de Defensa de Alemania. Se recuerda que, antes de la invasión rusa, ella anunció el envío de 5 mil cascos, cuando lo que se requiere es armamento pesado.
LEE TAMBIÉN: Países Bajos prohíbe en su Constitución discriminar por orientación sexual
Más inconvenientes del envío
En junio del pasado, Gintaras Bagdonas, coronel lituano en retiro y exdirector del Energy Security Centre of Excellence de la OTAN, declaró que si Occidente no seguía suministrando las armas solicitadas por Ucrania, habría “una larga guerra de desgaste”.
Hoy por hoy, sus palabras resuenan.
Duarte opina: “Depende de lo que él consideró ‘largo’. Creo que actualmente la guerra ya duró más que suficiente. ¿Qué opinarán los ucranianos? Para ellos hace rato que la guerra se convirtió en una de desgaste”.
Pero para el especialista, la reducción de envíos de armas hacia Kiev no responde solo a los problemas internos de los países. Se trata también de una contribución muy compleja de concretar. Él concluye:
“Los equipos pesados siempre serán difíciles de enviar. Dependen de la compleja logística de distribución, así como del secretismo. Si Rusia descubre cómo, cuándo y dónde Ucrania recibe las armas de sus aliados, atacarán e interferirán”.