Rusia afirmó el jueves que las bajas infligidas durante las últimas semanas a los “mercenarios” extranjeros que luchan junto al ejército de Kiev ha frenado el flujo de llegada de estos a Ucrania.
“Desde principios de mayo, la llegada de mercenarios extranjeros a Ucrania dispuestos a participar en las hostilidades contra el ejército ruso se ha, por así decirlo, frenado”, declaró el portavoz del Ministerio ruso de Defensa, Igor Konashenkov.
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Según Konashenkov, el número de combatientes extranjeros en Ucrania se “dividió casi por dos”, de 6.600 a 3.500, y un “gran número” de ellos “prefieren abandonar Ucrania lo más rápido posible”.
“Cientos de mercenarios extranjeros en Ucrania fueron eliminados con armas de larga distancia y alta precisión poco tiempo después de su llegada a los lugares donde debían recibir entrenamiento adicional”, aseguró Konashenkov.
Sin embargo, la mayoría “fueron eliminados en zonas de guerra a causa de su bajo nivel de entrenamiento y su falta de experiencia”, añadió.
Estas afirmaciones no se pueden verificar de forma independiente.
Miles de voluntarios extranjeros (sobre todo europeos) viajaron a Ucrania desde el inicio de la intervención de Moscú, el 24 de febrero, para ayudar al ejército de Kiev.
Rusia califica a estos combatientes de “mercenarios”, un término peyorativo que da a entender un interés puramente económico.
Por su parte, Ucrania y sus aliados occidentales consideran que, de haber mercenarios, estos se encuentran en el lado ruso, sobre todo del grupo Wagner, cuyas milicias asalariadas estuvieron presentes en Libia, Siria o Malí.