El partido de la segunda división del fútbol español que el último fin de semana protagonizaban el Rayo Vallecano y el Albacete fue suspendido en el entretiempo debido a los cánticos que los ultras del cuadro donde milita Luis Advíncula le dedicaron al jugador ucraniano Roman Zozulya.
► El partido entre el Rayo de Advíncula y el Albacete se suspende por insultos racistas a Zozulya
► Ucrania asegura que la “agresión” de Rusia le costó al país hasta 150.000 millones dólares
► Ucrania: cinco muertos en aterrizaje de emergencia de un avión de carga procedente de España
“Puto nazi”, fue la expresión usada por los ‘Bukaneros’, como se le conoce a la barra brava de Vallecas. La negativa de los jugadores del Albacete de retornar al campo llevaron al árbitro José Antonio López Toca a poner fin al encuentro empatado 0 a 0 y que aún no se ha decidido cómo se reanudará.
El episodio no solo ha marcado historia en el deporte ibérico, convirtiéndose en el primer partido suspendido por insultos a un jugador, sino que ha provocado un pronunciamiento diplomático del Ejecutivo Ucraniano.
La primera en pronunciarse fue la Cancillería de Ucrania, que a través de su vocera, Kateryna Zelenko, pidió a las autoridades españolas “reaccionar” hacia los “insultos vergonzosos e infundados”.
En seguida, fue seguida por el embajador ucraniano en España, que denunció a través de Facebook la “provocación” hacia Zozulya.
Luego llegó el turno del presidente de la Asociación Ucraniana de Fútbol, Andrii Pavelko, que calificó de “xenofobia, incitación al odio inter-étnico y ‘hooliganismo’ brutal” el episodio.
Finalmente, incluso el mandatario ucraniano Volodymyr Zelensky se sumó a las muestras de apoyo hacia Zozulya asegurando que “no es sólo un buen jugador de fútbol, sino un verdadero patriota”.
“Roman Zozulya, no sólo tus compañeros de equipo te apoyan, también todos los aficionados de Ucrania. Estamos contigo”, añadió el presidente en su publicación de Facebook.
La enemistad de los ‘Bukaneros’ hacia Zozulya tuvo su primer episodio en el 2017, cuando el jugador ucraniano fue cedido por el Real Betis para jugar en el equipo madrileño. Sin embargo, la presión de los ultras -tradicionalmente ligados a la izquierda española- obligó a que se suspendiera el traspaso.
Los hinchas alegaban que la participación de Zozulya en el conflicto ucraniano-ruso del 2014 demostraba su preferencia por la ultraderecha. “Me acusan de defender al ejército ucraniano y por eso era fascista. Y que ellos [los hinchas], al contrario, apoyaban a Donbass [región de rebeldes separatistas]. Me señalan de fascista por apoyar al ejército ucraniano contra los terroristas prorrusos”, dijo el futbolista durante una entrevista con el diario AS de España.
Hace cinco años, la anexión de la península de Crimea a Rusia desató el periodo más tenso para Ucrania desde que consiguió su independencia en 1991. Este episodio trajo consigo una seguidilla de levantamientos separatistas al este del país que, según el Gobierno, eran apoyados desde Moscú.
Por esa época, Zozulya llevaba los colores del Dnipro Dnipropetrovsk. Como figura del deporte nacional, el futbolista que ha representado a Ucrania en 33 oportunidades comenzó a colaborar con el ejército de su país mediante donativos económicos y el uso de su imagen. Incluso fundó la asociación Ejército del Pueblo para “proveer de víveres y equipamiento técnico” a los militares de su país que combatían en el Donbass.
Esto explicaría, por ejemplo, que en Internet circulen fotografías de Zozulya portando un rifle. Pese a que el futbolista ha intentado deslindar de los movimientos de ultraderecha, ha mostrado su admiración por figuras como Stepán Bandera, símbolo del independentismo ucraniano y adorado por los movimientos más conservadores.
El apoyo de Zozulya a los militares hizo que incluso el Ministerio de Defensa lo condecorara en el 2016 por “defender a su país del separatismo”.