Simon Wiesenthal muestra la imagen del criminal nazi Walter Rauff, jefe del departamento técnico de las SS y responsable de la muerte de medio millón de personas en Auschwitz. (AP)
Simon Wiesenthal muestra la imagen del criminal nazi Walter Rauff, jefe del departamento técnico de las SS y responsable de la muerte de medio millón de personas en Auschwitz. (AP)
Redacción EC

Un día como hoy, el 20 de setiembre de 2005, murió en su país, , a los 96 años. El arquitecto e investigador fue conocido como el mayor cazador de nazis de la historia.

Wiesenthal persiguió durante toda su vida a criminales nazis y permitió poner a disposición de la justicia a más de un millar, entre los que destaca Adolf Eichmann, ejecutor de “la solución final del problema judío”.

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“Lo que hice, es a la vez para los jóvenes y los que murieron porque continué con vida y este privilegio implica un deber”, comentaba este sobreviviente del campo de exterminación de Mathausen (Austria). Con este objetivo, creó tras la Segunda Guerra Mundial un centro de información sobre criminales nazis, punto de partida de la caza de verdugos.

Orígenes

Nacido el 31 de diciembre de 1908, en Buczacz, situado en Galicia (provincia del imperio austrohúngaro, hoy polaca) y que abandonó a los siete años por la presencia de cosacos, Wiesenthal realizó estudios de arquitectura en Lemberg (Lwow, ciudad de Galicia convertida en soviética en 1945) y, después, en Praga.

La llegada de las tropas hitlerianas convulsionó su vida. Detenido en 1941, fue internado en cinco campos de exterminación, entre ellos Buchenwald y Mathausen, de donde salió el 5 mayo de 1945.

Se estableció luego en Linz (Austria) e, ironía del destino, a solo pocos metros de la familia de Eichmann.

Cazador

Justamente, ubicó la pista de Eichmann después de años de persecución hasta que los servicios secretos israelíes lo secuestraron en Buenos Aires, en 1960.

En 1947, funda en Linz, al oeste de Viena, un Centro de Documentación encargado de recopilar informaciones sobre la suerte de los judíos y sus torturadores. En buena parte por su trabajo, en 1961, Eichmann fue puesto en manos de la justicia, así como a otros 1.100 criminales nazis.

Un 20 de septiembre del 2005 muere Simon Wiesenthal, austríaco, el más conocido “cazanazis” de la historia. (OLLE WESTER / SCANPIX SWEDEN / AFP).
Un 20 de septiembre del 2005 muere Simon Wiesenthal, austríaco, el más conocido “cazanazis” de la historia. (OLLE WESTER / SCANPIX SWEDEN / AFP).

Tras la ejecución de Eichmann en Israel, el 31 de mayo de 1962, Wiesenthal traslada a Viena el centro que también se propone luchar contra el antisemitismo y todas las formas de prejuicios y revisionismo porque, señala su creador, “los asesinos de la memoria preparan las condiciones para los asesinatos de mañana”.

En “Justicia no es Venganza”, su autobiografía publicada en 1989, el “cazador de nazis” se esfuerza en mostrar cómo, incansablemente, persiguió y desenmascaró a los verdugos, con sus nuevas identidades, en todo el mundo.

Una sola vez, explica, tuvo ganas de apartarse del marco de la legalidad y aplicar la ley del talión al descubrir, entre los papeles de un nazi, la foto de un niño judío colgado por los testículos.

A su vez, alrededor de 8.000 personas transitaron por los centros de acogida que construyó, antes de emigrar, principalmente a Estados Unidos.

Wiesenthal, laureado en varias ocasiones, también tenía sus detractores. Algunos lo han acusado de dificultar la búsqueda y transmisión a la justicia de personajes como el ex presidente austriaco y secretario general de la ONU Kurt Waldheim.

Como justificación, Wiesenthal argumentó que se había propuesto cazar a criminales de guerra y Waldheim, criticado por su pasado en el ejército hitleriano, no era uno de ellos.

Wiesenthal ayudó a llevar más de 1.100 criminales nazis ante la justicia, “a pesar de la apatía y la indiferencia del mundo”, según el centro que lleva su nombre.

El día

Aquel martes de su fallecimiento, Austria rindió un homenaje oficial en Viena antes de su sepelio el viernes en Israel. Llegaron homenajes de todas partes del planeta, pero también recibió la indiferencia de algunos.

El país estaba dividido por la noticia, mientras los mensajes de condolencias llegaban a la capital austriaca para saludar la memoria del “soldado de la justicia” fallecido, el Kronen Zeitung, el diario más popular del país, dedicaba su primera página al precio de la gasolina y a Harry Potter.

“Él no era amado por el pueblo porque les recordó, sin contemplaciones, que numerosos verdugos nazis eran austríacos”, explicó a la AFP un historiador que prefirió permanecer en el anonimato porque “el tema es sensible”.

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