Buenos Aires [AFP]. El expresidente de Bolivia Evo Morales acompañó este jueves la marcha en Buenos Aires de la asociación humanitaria Madres de Plaza de Mayo, entre cientos de seguidores que ondearon banderas latinoamericanas y pancartas que exigían “libertad a los presos políticos”.
“¡Evo no estás solo!”, gritaban los cerca de 300 asistentes que se arremolinaban para tocar y hablar con el expresidente refugiado en Argentina tras lo que él considera un golpe de Estado en Bolivia.
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Las Madres de Plaza de Mayo, que desde 1977 denuncian las desapariciones y asesinatos cometidos por las dictaduras, se dieron cita como todos los jueves con su tradicional pañuelo blanco en la cabeza frente a la residencia presidencial de Argentina, Casa Rosada, en el centro de Buenos Aires.
Pero este jueves lograron convocar más seguidores de lo acostumbrado gracias a la presencia del izquierdista Morales, quien agradeció a las activistas y al gobierno del presidente Alberto Fernández “por acompañar la lucha contra la dictadura en Bolivia”.
Morales, de 60 años y quien estuvo por casi 14 en el poder, renunció el 10 de noviembre a la presidencia de Bolivia después de dos semanas de protestas tras los cuestionados resultados de las elecciones generales del 20 de octubre, cuando buscaba su cuarto mandato. Su salida del poder se vio forzada cuando las fuerzas armadas le retiraron su apoyo.
Recientemente, la fiscalía boliviana ordenó su arresto en una investigación por supuestos delitos de “sedición y terrorismo”.
Este jueves, las Madres de Plaza de Mayo mostraron su apoyo a Morales y a las víctimas de las violentas protestas en Bolivia que ocurrieron al instalarse el gobierno provisional de Jeanine Áñez.
“Estamos trabajando codo a codo con los compañeros porque Bolivia está sufriendo: hay personas asesinadas, desaparecidas y muchas otras que no son atendidas en los hospitales”, denunció la presidenta de la organización, Hebe de Bonafini.
De su lado, Morales expresó su “respeto y admiración” por las activistas, a quienes calificó como “defensoras de la vida y la democracia”.
Inicialmente, Morales se exilió en México, pero tras un fugaz viaje a Cuba se trasladó a Argentina, donde el gobierno del peronista de centroizquierda Fernández le concedió el estatus de refugiado.