Río de Janeiro (EFE). La humillante goleada que dejó a Brasil fuera de la final del Mundial de fútbol difícilmente tendrá un efecto directo en las elecciones presidenciales del 5 de octubre en el país, pero sí empeorará el ánimo de los brasileños, afectado por la inflación y el bajo crecimiento, coincidieron hoy analistas.
Poco después del 7-1 con que Alemania provocó la más humillante de las derrotas del fútbol brasileño en su historia, los candidatos a las presidenciales, incluyendo la presidenta Dilma Rousseff, salieron a arropar a la selección nacional y a negar que el frustrante resultado pueda tener efectos electorales.
El Gobierno rápidamente descartó las versiones según las cuales la jefe de Estado, que había asociado su imagen al éxito del Mundial y al de la propia selección, pueda ser asociada al fracaso del equipo, y que esa vinculación perjudique sus aspiraciones para ser reelegida a un nuevo mandato de cuatro años.
"El partido fue un desastre, como nunca había ocurrido. Pero nadie puede decir que el Gobierno sea responsable por eso", declaró a periodistas el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo Silva, un importante colaborador de la mandataria y su correligionario en el oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
La propia gobernante, en un mensaje en su cuenta en Twitter, se presentó como una más entre los 200 millones de aficionados brasileños "muy tristes con la abultada derrota" pero insistió en destacar el éxito del Mundial, del que se tenían dudas debido al atraso en las obras y a las protestas que amenazaba con paralizarlo.
El senador Aécio Neves, candidato presidencial del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y principal rival de Rousseff, y el líder socialista Eduardo Campos, que aparece en tercer lugar en los sondeos, se limitaron a lamentar la derrota sin ninguna mención a la disputa electoral.
CONTRA ROUSSEFF
Pero algunos líderes de la oposición, sin embargo, insistieron en vincular la imagen de la fracasada selección con la de Rousseff, que lidera los sondeos de intención de voto con cerca del 40 % del favoritismo, frente al 20 % de Neves y al 9 % de Campos.
"No creo que el resultado tenga consecuencias políticas. Pero el pueblo podrá abrir los ojos para la realidad del país y ver la inflación alta, el bajo crecimiento de la economía... Estábamos viviendo un sueño y despertaremos en una pesadilla", afirmó el senador José Agripino Maia, coordinador de campaña de Aecio Neves.
La opinión de Maia es compartida por analistas consultados por Efe, que descartan que la eliminación pueda perjudicar a Rousseff en las elecciones pero alegan que el actual ambiente pesimista puede agravarse con la frustración futbolística.
"Esa derrota y la consecuente frustración harán con que la población despierte y mire de frente sus problemas en seguridad, salud, economía...", dijo el antropólogo Roberto da Matta.
DATOS INFLACIÓN
La histórica derrota coincidió con la divulgación del Gobierno de que la inflación acumulada en los últimos doce meses hasta junio se ubicó en el 6,52 %, por encima del techo máximo tolerado por el Gobierno para este año (6,50 %).
La disparada de los precios de los últimos meses ya se ha reflejado en una caída del consumo y obligó al Gobierno a elevar las tasas de intereses a sus mayores niveles desde que Rousseff asumió el mandato, en enero de 2013.
Con la inflación en alta y el aumento del costo del dinero, el consumo, que hasta ahora había sido el principal motor de la economía brasileña, viene perdiendo fuerza y reflejándose en el propio crecimiento de la economía.
Los economistas del mercado financiero vienen reduciendo sus previsiones para el crecimiento de Brasil desde comienzos del año y ahora esperan una expansión de sólo el 1,07 %.
Esa proyección permite prever una desaceleración económica en 2014 tras la ligera recuperación de 2013. Luego de haber registrado una expansión del 7,5 % en 2010, el crecimiento de la economía fue del 2,7 % en 2011, de sólo el 1,0 % en 2012 y del 2,3 % en 2013.
De acuerdo con los analistas, ese es el panorama que el brasileño puede ver ahora tras haber pasado anestesiado durante el Mundial.
"El Mundial desvió la concentración de los problemas económicos y políticos del país. El Gobierno ganó un mes de amnistía y se benefició de un clima de optimismo del que ya no puede disfrutar", según el especialista en ciencias políticas Fernando de Azevedo.
HISTORIA
Pese a las dudas de Gobierno y oposición, el hecho es que las elecciones presidenciales en el país coinciden desde 1994 con los Mundiales y su resultado nunca ha influido en la política.
En 1998, cuando Brasil perdió la final del Mundial de Francia frente a los anfitriones galos, el presidente Fernando Henrique Cardoso fue reelegido sin necesidad de disputar una segunda vuelta.
Cuatro años después, pese a que Brasil conquistó el título de 2002, el entonces candidato oficialista, José Serra, perdió frente a Luiz Inácio Lula da Silva, que fue reelegido en 2006 incluso con el fracaso de Brasil en el Mundial de Alemania.