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El lunes 12 de diciembre era clave en Brasil. Ese día Luiz Inácio Lula da Silva recibía sus credenciales como ganador de las elecciones presidenciales del 30 de octubre. Era la confirmación total de que el exmandatario derrotó a Jair Bolsonaro y que no había marcha atrás en la transición. En un país que aún no cura las heridas que dejó la polarizada campaña, no era muy difícil predecir que el caos se desataría.
Y así fue. Decenas de seguidores de Bolsonaro incendiaron la pradera. Específicamente, Brasilia. En la noche del lunes salieron enardecidos a las calles de la capital y quemaron ocho vehículos, entre ellos cinco autobuses, además de destrozar fachadas de edificios, destruir señales de tránsito y lanzar piedras contra los bomberos. Todos pidiendo que los militares intervengan y no permitan que Lula se convierta otra vez en presidente.
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/IEZYGPGFJRAKJMUE6CQGXBWZGA.jpg)
La preocupación fue mayúscula pues los incidentes ocurrieron cerca del sector de la ciudad donde Lula se hospeda, aunque en esos momentos él no se encontraba en su hotel. No obstante, la seguridad ya debió ser reforzada en la capital para evitar que el vandalismo vuelva a repetirse y asegurar que el 1 de enero, el día de la toma de mando, la jornada transcurra sin violencia.
Aunque casi no hubo heridos -un adulto mayor necesitó atención médica debido a los gases lacrimógenos- ni tampoco detenidos, lo ocurrido el lunes es una muestra de que el gigante sudamericano está lejos de pasar la página y que el gran reto de Lula no solo será recuperar la economía del país, sino gobernar con la mita de los brasileños en contra de él.
Protesta continua
Aunque la violencia del lunes detonó como respuesta a la detención de un activista ultrabolsonarista, el indígena José Acácio Serere Xavante, acusado de instigar protestas que promueven el golpe de Estado, no se trata de un hecho aislado.

Desde que la autoridad electoral brasileña terminó de contabilizar los votos a favor de Lula, el 30 de octubre, los bolsonaristas no han aceptado los resultados que, si bien le dieron una ventaja ínfima al exmandatario, consagraron su victoria en la segunda vuelta.
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/QVALU6M2WVD23OZJBDTIKGH24I.jpg)
Algunos han bloqueado carreteras durante días, otros han acampado frente a cuarteles militares pidiendo un golpe de Estado, y los más fanáticos -o algo más- incluso han invocado a los extraterrestres para que intervengan desde el espacio exterior.
O cidadão Marcelo Nunes, de Porto Alegre (RS), postou este video domingo, 20. Segundo ele, este grupo de bolsonarista estava fazendo sinal de luz com o celular na cabeça pedindo ajuda extraterrestre para mudar o resultado das eleições no Brasil. pic.twitter.com/DmtMqEs5G2
— Cezar Alves de Lima (@cezaralves) November 21, 2022
“Hay un grupo de la sociedad brasileña que está muy movilizado por Bolsonaro y muy radicalizado. Es gente que cree que hubo fraude en las elecciones y que está hace un mes y medio protestando en rechazo al resultado y demandando la intervención de los militares para que impidan la posesión de Lula. Pero el Brasil de hoy no es el Brasil de los años 60, las cosas cambiaron y las relaciones internacionales son otras”, explica a El Comercio el politólogo brasileño Mauricio Santoro, profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
De una opinión similar es Mario Braga, analista senior para Brasil de la consulta Control Risks: “Tuvimos una campaña y unas elecciones que no solo estuvieron polarizadas, sino que tuvieron un alto grado de radicalización. Lo que se ve ahora es el resultado de eso, pues hay un grupo pequeño de votantes que no reconocen al ganador y que sigue cometiendo actos de vandalismo, algo que va a seguir ocurriendo en los próximos meses”.
Los disturbios fueron condenados por diversas autoridades, entre ellos el presidente del Congreso Nacional, el senador Rodrigo Pacheco. “Son indignantes los actos de vandalismo registrados en Brasil, hechos por una minoría rabiosa. La depredación de bienes públicos y privados, así como el bloqueo de vías, solo sirven para recrudecer el escenario de intolerancia que permeó parte de la campaña electoral”, afirmó en sus redes sociales.
¿Quiénes están detrás?
En todo este escenario, el silencio y el aislamiento de Jair Bolsonaro no ha ayudado a darle tranquilidad a sus seguidores. Recientemente quebró su mutismo después de 40 días para decir que la derrota “duele en el alma”.
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/LTELFUPS3JFRPJMMLC3LV2UZDI.jpg)
“Mi impresión es que Bolsonaro está en un momento de depresión psicológica profunda. Él es un político profesional hace más de 30 años, y esta es la primera vez que pierde una elección. Creo que él se creyó su propia propaganda de que iba a vencer a Lula, y de hecho fue una elección con una diferencia muy pequeña”, agrega Santoro.
“Su silencio es interpretado como un apoyo por sus seguidores, pues no los condena. Es un juego un poco turbio que hace porque si los critica quizá pierda el apoyo de ese grupo más radicalizado, entonces solo puede hacer cosas sutiles. Lo que está claro es que no puede revertir la situación”, comenta Braga.
Si bien no hay pruebas concretas de que Bolsonaro o sus hijos estén detrás de las protestas, tampoco sería una sorpresa.
“Hay investigaciones sobre quién financia las acampadas frente a los cuarteles o el resto de manifestaciones. Aún no está claro si son empresarios bolsonaristas, simples simpatizantes o algo más estructurado, pero todavía es difícil saber si hay la participación de sus hijos”, explica Braga.
Un nuevo 6 de enero
Ambos expertos coinciden también en que lo que ocurre en Brasil es una situación muy parecida a la polarización que se vivió -y se vive aún- en Estados Unidos tras la derrota de Donald Trump en el 2020 y que los fantasmas de la Toma del Capitolio siguen presentes.
“Puede pasar algo muy parecido cuando ocurrió la movilización de los seguidores de Trump con el ataque al Capitolio”, señala Santoro. “Lo que ocurra luego va a depender de lo que pase con Bolsonaro y sus hijos con sus causas judiciales, pues tiene abiertas varias investigaciones por corrupción. Hay posibilidades de que el expresidente vaya preso pues ya no tendrá una protección jurídica especial y será un ciudadano común”.
Siendo así, Braga añade que las protestas violentas podrían repetirse hasta el 1 de enero -el día de la toma de mundo- e incluso en los próximos meses.
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/L45DWT54JFBT7A3IE4HWC5BW7I.jpg)
¿Cómo afrontará esto el nuevo gobierno de Lula?
“Va a ser un reto”, señala el consultor de Control Risks. “Por un lado hay que investigar porque estamos hablando de manifestaciones que piden el fin de la democracia, y la impunidad no debe ser un factor que alimente nuevas protestas. Sin embargo, estas personas pueden percibir esto como una persecución política”.
Mauricio Santoro agrega que el futuro presidente va a tener que afrontar una situación de polarización nunca vista. “En el PT -el partido de Lula- todavía permanece la percepción de que las elecciones fueron difíciles, pero que cuando empiece el nuevo gobierno las cosas serán normales otra vez, porque así ocurrió antes cuando Lula fue presidente la primera vez. Pero ahora es otro Brasil”.
Y concluye: “Ahora estamos hablando de una derecha radical que tiene mucha fuerza en las calles. Desde el retorno de la democracia, hace 35 años, nunca hemos tenido un Brasil tan polarizado y con tantas personas a estar dispuestas a hacer actos violentos no solo contra un partido, sino contra la democracia”.
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
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