Río de Janeiro (AP) En vez de ir al trabajo, Catia Santiago se pasó el lunes por la mañana en la playa Copacabana de Río de Janeiro, tomando el sol sin una pizca de cargo de conciencia, y todo gracias al Mundial.
Entre los festejos del Carnaval y una amplia gama de feriados católicos, los brasileños disfrutan de un nutrido calendario de días libres. Este año, los trabajadores tienen incluso más tiempo libre debido al torneo de fútbol.
Los feriados adicionales ayudan a despejar las usualmente congestionadas avenidas brasileñas, facilitando la llegada y salida de los estadios. Aunque muchos trabajadores como Santiago disfrutan de la medida, algunos críticos alegan que afecta a los negocios.
Fecomercio, un grupo con sede en Sao Paulo que representa a los sectores del turismo y bienes y servicios, pronostica que esos negocios podrían perder hasta 13.500 millones de dólares en productividad y por la necesidad de pagar salarios dobles a la gente que trabaje en los feriados oficiales. Sin embargo, el Ministerio de Turismo de Brasil dice que el Mundial inyectará esa cantidad de dinero a la economía, lo que ayudaría a compensar por cualquier pérdida.
El Ayuntamiento de Río declaró días feriados, o medios días feriados, cuando hay partidos en el estadio Maracaná de la ciudad, y muchos negocios cierran cuando juega la selección anfitriona. La semana pasada, sólo hubo dos días normales de trabajo en esta urbe de 12 millones de habitantes, y esta semana será parecida.
Pero mientras los empresarios se quejan por sus pérdidas, los empleados aprovechan al máximo su tiempo libre.
"Va a ser un golpe al bolsillo", comentó Santiago, una vendedora de productos para el pelo de 35 años, mientras se bronceaba antes del partido entre Brasil y Camerún en Brasilia. "Probablemente gane entre 30 y 50 por ciento menos, pero me habré divertido 200 por ciento más que de costumbre".
Pero no todos son tan entusiastas.
Otra vendedora, Katia Andrade, de 52 años y quien trabaja para una compañía de almacenamiento de datos, estaba furiosa por los días libres.
"El Mundial literalmente me está costando dinero", comentó Andrade, quien culpa al torneo por atrasarla en sus metas anuales de ventas. "Desde principios de año, los proyectos están atrasados, todos postergan las cosas hasta después del Mundial. Y ahora que casi todos los días son feriados, es totalmente imposible hacer algo".
Una columna reciente escrita en el portal Veja, una revista de derecha, catalogó los feriados como "una confesión de incompetencia", una evidencia de que las autoridades tienen que recurrir a esa medida para resolver el problema del tráfico por los problemas de infraestructura.
"El gobierno tuvo siete años para prepararse para este evento, ¡siete años! Por supuesto que no fueron capaces", escribió el columnista Rodrigo Constantinto. "A ahora implementan una solución típicamente brasileña, que es improvisar una solución".
"Sin duda, este no es un país serio", concluyó.
Pero Brasil no es el único país paralizado por el torneo. En Chile y México, cuyas selecciones también jugaban el lunes, los trabajadores se apuraban para salir de las oficinas.