Brasil: las ventas en el Mundial, fuera del 'FIFA market' - 1
Brasil: las ventas en el Mundial, fuera del 'FIFA market' - 1
Redacción EC

Belo Horizonte (La Nación de Argentina / GDA) El de Lucas Bruno es todos los días. Parado en la esquina de las calles Pedro II y Carlos Luz, vende copas con los escudos de casi todas las selecciones participantes. Las ofrece a 15 reales (US$6) cada una, aunque una pareja de colombianos, con algo de muñeca, logra llevarse dos por 20 (US$8). Hace diez días, Lucas limpiaba los vidrios de los coches en el mismo semáforo donde ahora montó una precaria tienda de souvenirs: vende, además, banderines, cornetas y que son idénticas a las oficiales. "Cuando termine la Copa del Mundo, volveré a limpiar vidrios. Al menos por un mes, creo que mis ingresos van a mejorar." Lo dice sin demasiado convencimiento, con más ilusión que certeza.

Por fuera de las zonas de exclusividad para los patrocinadores de la (dos kilómetros a la redonda de cada estadio), miles de brasileños, como Lucas Bruno, se entusiasman con la venta de baratijas y aspiran hacer una diferencia económica mientras dure la competencia.

En su mayoría son comerciantes ambulantes que no obtuvieron la licencia oficial para vender a , la mascota del Mundial, ni los polos con el logo de Brasil 2014. Ellos son ajenos a la fiesta y, salvo casos aislados, no asistirán a los partidos. Los verán por TV, si es que los pueden ver.

LOS NUEVOS STANDS DE VENTA Y LA POLICÍA FIFA 
En la avenida Augusto de Lima está el Mercado Central de . Es un inmenso galpón con casi 400 puestos de venta de productos típicos de la región. Sobre todo, artesanías y alimentos. Pero con el Mundial encima, se abrieron urgente nuevos stands, cuyas vidrieras exhiben imitaciones bastantes malas de algunos productos FIFA. Fuleco se parece más a un oso que a un armadillo y la imitación de la camiseta de Brasil tiene la pipa de casi a la altura del hombro. Eso sí, todo vale la mitad o menos que los productos oficiales y de primera marca.

A diferencia del , la FIFA no ha desplegado todavía aquí a su escuadrón de inspectores para vigilar y desplazar a los vendedores ambulantes de las zonas exclusivas para sus patrocinadores. Se trata de una policía propia, habilitada a confiscar la mercadería de los comerciantes que pisen "la zona FIFA" los días de partido. Y hasta cuenta con facultades para multar a los negocios que exhiban las imitaciones de los productos oficiales.

La pasividad de los controles de la FIFA obedecería a la que se levantó en contra de la organización del certamen. Hace cuatro años, las calles de Johannesburgo parecían colonizadas por carteles y merchandising de la entidad que preside .

Eso en Belo Horizonte no sucede. Al menos, hasta ahora. Mientras tanto, miles de brasileños continúan sumidos en sus necesidades, aunque dispuestos a sacar un mínimo provecho económico de tener al Mundial en su casa. Para ellos, la oportunidad es ahora.

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