Después de 32 años, en Chile volverán a votar en un plebiscito. El lunes, el presidente Sebastián Piñera promulgó la ley por la que se convoca a una consulta popular para el próximo 26 de abril con la que se buscará cambiar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, tras dos meses de continuas protestas sociales.
¿Qué pasó hace tres décadas? El 5 de octubre de 1988 los chilenos decidieron en un referéndum el final del régimen pinochetista. Fue el término de una era. El inicio de la transición democrática después del golpe de Estado de 1973.
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¿Por qué Pinochet permitió una elección que ponía en juego su permanencia en el poder? La Constitución de 1980, diseñada por los ideólogos de la dictadura militar, establecía que antes del término del mandato de ocho años de Pinochet se debía proponer un candidato como presidente de la República, el cual tenía que ser ratificado por la población a través de elecciones.
Debido a ello se convocó a un plebiscito donde se ratificaría o no a Pinochet como candidato. Si ganaba el Sí, él seguiría al mando del país hasta 1997; si ganaba el No, se convocaba a elecciones generales.
La campaña de la alegría
Una de las características más interesantes de este proceso fue la campaña publicitaria, que se centró en una franja electoral que duraba 15 minutos cada día durante casi un mes.
Desde el inicio, la campaña del No apeló al cambio, a la alegría, al fin de una etapa, en vez de enfatizar en las desapariciones, torturas y crímenes de la dictadura; mientras que el Sí incidía en los logros económicos y en el temor al regreso del socialismo derrocado tras el golpe militar.
La oposición política supo aglutinarse en torno al No y se mostró como un cuerpo consolidado en torno a una misma propuesta: la salida de Pinochet del gobierno.
“Esos políticos aprendieron de sus errores, aprendieron cuál era el costo de la polarización y pudieron establecer nuevas reglas del juego que permitieran hacer funcionar la democracia. Y eso me parece que fue uno de los logros y una de las lecciones más importantes de la transición chilena”, explicó el politólogo estadounidense Steven Levitsky a la cadena BBC a propósito del 30 aniversario de esta campaña electoral.
“Creo que la excepcionalidad del plebiscito de 1988 es que era objeto de atención internacional por todos lados, de todo el mundo. Chile era el último de los países sudamericanos bajo un régimen dictatorial y la transición sudamericana solo se completaría una vez que se fuese Pinochet”, le dijo también a BBC Mundo el analista político David Altman.
El régimen confiaba en los recursos que tenía para la campaña y en que podía seguir controlando los medios, pero el interés mundial era de tal magnitud que debieron aceptar los resultados: El No ganó con el 54% de los votos, y el Sí obtuvo el 43% de apoyo.
Genaro Arriagada, secretario ejecutivo del Comando del No, recordó en CNN Chile cómo fue la noche de la victoria: "Yo creo que el gobierno nunca imaginó perder y la noche del plebiscito el resultado lo tomó por sorpresa. Su confusión era tal que hay un momento en que se para el cómputo y la televisión comienza a transmitir dibujos animados”.